Rebuscando en las actas de las Juntas de Gobierno Local a veces se encuentran procedimientos difíciles de explicar como el de un funcionario del Ayuntamiento de Cádiz al que se le abrió expediente disciplinario porque no se le conocía trabajo alguno desde el año 2004 hasta abril de 2011, fecha en la que se jubiló.
Este ingeniero técnico industrial cobraba anualmente 37.139 euros brutos y, aunque era funcionario de carrera del Ayuntamiento desde el año 2005 (antes era empleado público), pasó los últimos 15 años en Aguas de Cádiz, sin que nadie haya sabido explicar, ni siquiera el propio interesado, qué trabajos concretos realizó desde el año 2004.
De hecho, de la declaración realizada en su día por el exgerente de Aguas de Cádiz, Aurelio Vélez (ya fallecido) se deduce que el funcionario “dejó de aparecer a partir de ese año por las oficinas de dicha empresa, donde tenía su despacho”. Eso sí, continuó cobrando religiosamente.
En marzo de 2010, el Área de Personal del Ayuntamiento cayó en la cuenta y empezó una investigación para saber más sobre esta persona, hasta que en noviembre de 2010 se le sanciona hasta su jubilación (abril de 2011) sin sueldo, ni cotización.
El afectado denunció al Ayuntamiento, pero cuando se celebró el juicio no se personó, por lo que el juez decidió declarar firme las alegaciones presentadas por el Consistorio, es decir, que este funcionario estuvo cobrando 6 años sin trabajar.
No le daban trabajo y tampoco denunció
En su declaración ante el instructor, el funcionario alegó que estuvo desde 2004 en situación de “expectativa de asignación de funciones”. De ser así, este trabajadores estaba en la obligación de demandar a la empresa pero no consta denuncia alguna.
El absentismo laboral en el Ayuntamiento es sólo del 0,5%
Sería injusto generalizar y pensar que este tipo de casos son la tónica general en una administración tan demandada como la local. La estadística habla por sí sola. En los últimos cinco años el Ayuntamiento de Cádiz ha experimentado un descenso vertiginoso en el número de faltas al trabajo. Si en 2008 la tasa de absentismo en el Consistorio rondaba el 7 por ciento, en 2012 apenas rozó el 0,5, según fuentes municipales. Los funcionarios y empleados municipales son conscientes de la situación económica, y como el resto de los trabajadores de la empresa privada, sienten sobre la espalda el peso de la Reforma Laboral y las facilidades que ésta otorga al empresario para despedir en el caso de varias faltas continuadas al puesto de trabajo. Por lo tanto, este caso no deja de ser más que una curiosidad.