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Leonor Patino Maure: una belenista "de pura cepa"

La roteña dio con su exaltación el pistoletazo de salida a la Navidad roteña

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  • Leonor Patino Maure.

Como ya viene siendo una tradición, los primeros sones de villancicos que se escuchan en la localidad se oyen en la Exaltación de la Navidad que organiza desde hace ya seis años la asociación de belenistas de Rota 'Camino de Belén'. En una noche tormentosa y desapacible, con este entrañable acto celebrado en la capilla de San Roque los roteños y roteñas asistentes sintieron el hálito de las fiestas que están a punto de llegar.

El Grupo Rábeta comenzó el acto interpretando el primero de los villancicos de la noche, para dar paso entonces al presentador del acto, que además de recordar a los presentes que se aproximan las fechas más familiares del año, dio paso al descubrimiento del cartel anunciador de la Navidad 2016, una fotografía de Jorge Niño Vargas elegida como ganadora en el certamen de fotografía que convoca la asociación. Se aprovechó además para hacer un balance de las muchas actividades que la entidad realiza durante el año, además de la propia exaltación, como el curso de iniciación al belenismo, distintos talleres destinados a los aficionados a este arte, la elaboración de los belenes municipales y el de la propia asociación, etc.

Tras otro interludio musical, el presentador daba paso a la sobrina de la exaltadora, Ana María Lluelma Bedoya, que realizó un tierno retrato de su tía, comenzando en verso, y de manera divertida, realizando una semblanza vital de Leonor Patino, que creció entre belenes: los que hacía su madre en casa, y los que posteriormente realizaba ella en compañía de sus primas, luego en su hogar de casa y luego en un local de la calle Bachiller, porque su casa ya se le quedaba pequeña.

Leonor Patino fue presentada como una mujer "de numerosos compromisos y habilidades", muy involucrada con distintas causas sociales en la localidad y con aficiones variadas, entre ellas el belenismo, gracias a su gran imaginación.

Tras esta cariñosa introducción, subía al estrado Leonor Patino Maure, que de forma sencilla pero muy emotiva comenzó desgranando sus recuerdos de infancia ligados a los belenes, dejando claro que se considera "belenista de pura cepa", ya que ha crecido rodeada de estos nacimientos. Los belenes que elaboraba su madre en casa, recuerdos tan simpáticos como aquella vez que hurtó un puñado de garbanzos del puchero a su abuela para hacer los rostros de las figuras del belén con sus primas, los primeros cursos a los que asistió para mejorar sus habilidades belenistas, impartidos por la asociación del Puerto de Santa María y a los que iba con otros aficionados de Rota como Sergio Izquierdo, los primeros belenes en su hogar, ya casada...

Leonor Patino explicó a los presentes que ser belenista no es solo poner un belén, sino que es mucho más. "Es la persona que mantiene la tradición heredada de nuestros mayores, que vive el belén todo el año, y que cuando está desmontando el de esta navidad ya está pensando en el de la siguiente, que cuando pasea por la playa recoge piedras y palitos por si le sirven, una persona que con gran capacidad de trabajo e imaginación quiere plasmar en una escena toda una vida, la de Jesús de Nazaret, esperando el parto de María como si su vida dependiera de ello, con una inquietud y un amor que se refleja en los belenes, honrando el nacimiento del hijo de dios con mucho realismo. Que disfruta haciéndolo, enseñándolo. Así somos los belenistas", explicó Patino.

Y como es habitual también en esta exaltación, no se queda fuera la reflexión. Patino recordó a los presentes que "hay figuras rotas de los belenes de las que nos olvidamos", asegurando que fuera, en la calle, hay belenes reales, de familias rotas que sufren, que pasan necesidad y no tienen qué comer "que no encuentran posada". La exaltadora conminó a los presentes a no olvidar el verdadero espíritu de la Navidad, siendo solidarios, y dando posada y apoyo a esas familias, a esos roteños y roteñas, esas "figuritas rotas" de las que no hay que olvidarse.

Una emotiva exaltación que finalizó con una convivencia de los belenistas con los asistentes, a pesar de la mala noche que acompañó. 

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