La función de este lunes 10 de febrero, la más corta de las preliminares con sólo cinco agrupaciones en cartel, invita a reflexionar sobre el actual modelo del certamen. Cierto es que esta circunstancia ha sido motivada por la retirada de la chirigota de Mérida Esto no hay quien lo pare, que tenía previsto estrenar su repertorio en la función de anoche. Pero lo cierto es que la apuesta por mantener seis agrupaciones por jornada en las clasificatorias, sin tener en cuenta el número de inscritas y extendiendo esta fase hasta las 22 funciones, queda muy debilitada tras lo vivido en esta decimonovena sesión en el Gran Teatro Falla.
El problema surgido de dicha apuesta es de cantidad y también de calidad. No cabe duda de que la recaudación en 22 sesiones será mayor que en 19 o 20; pero una jornada con apenas cinco repertorios se queda muy corta. Con funciones de siete (e incluso ocho, tal y como sucederá a partir del próximo viernes cuando arranquen los cuartos) se favorecería al aficionado, pues tendría más oportunidades de disfrutar de agrupaciones de nivel, diluidas en una fase apasionante pero que resulta interminable. Aunque se gane menos dinero.
En lo que concierne a las coplas, el coro El lado oscuro fue con diferencia la gran estrella de la jornada gracias a su buena idea y a la potencia de un grupo que canta como pocos. A falta de letras más potentes, reservadas para cuando arranque la competición, el grupo de Rivas, Pardo y Maira confirmó que un año más estará entre los aspirantes a todo en la modalidad. La chirigota del Cascana, por su parte, arriesgó con su idea trayendo de vuelta a las tablas a Juan Carlos Aragón, pero el resultado final no fue precisamente positivo. El repertorio no cuajó y sobraron algunas cargas con maldad. Finalmente, en cuanto a las comparsas, destacó el buen hacer del grupo ceutí Los caballas, que lució voces y un año más estará en la pelea por el pase a cuartos.
Crónicas de la sesión
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