Así se recoge en el manifiesto leído por el Gran Wyoming al finalizar el pasacalles organizado por el Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid (Colegas), que recorrió varias calles de la capital con motivo de la celebración ayer del Día Internacional contra la LGTBfobia.
Para curar la homofobia y la transfobia, Colegas propone “un botiquín de urgencia de tolerancia”, que incluya una dosis de pedagogía social con educación para la diversidad en las escuelas y para los nuevos padres y madres; y unas gotas de campañas institucionales de visibilidad de la diversidad.
Ese botiquín debe contener también una tirita de visibilidad no estereotipada en los medios de comunicación; unas grageas de leyes antidiscriminación que consideren la homofobia y la transfobia como delitos y una Fiscalía especializada en discriminación; unas pastillas de visibilidad de referentes públicos y mucha convivencia cotidiana normalizada.
La celebración conmemora el día que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de trastornos mentales, hace veinte años, y en esta ocasión los colectivos gays han querido centrar la celebración en los transexuales.
Tras reconocer los logros conseguidos en estos veinte años, el manifiesto incidió en que hay que seguir luchando para conseguir que la transexualidad deje de ser considerada una enfermedad mental, como ya ha sucedido en Francia.
Este 2010, que la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb) consideró un Año para TRANSformar, Colegas ha pedido “denunciar con contundencia la terrible discriminación de que somos objeto las mujeres y hombres transexuales en el ámbito educativo, laboral o sanitario” y también “entre el propio colectivo de lesbianas, gays y bisexuales”.
Las más de 50 asociaciones que forman la Felgtb han reivindicado “respeto del género vivido y sentido”, de tal forma que “que nadie decida quiénes somos”.
