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La Zona Franca de Cádiz mima el talento en torno a la economía azul

La aceleradora de proyectos Incubazul sitúa a la provincia a la vanguardia en innovación con el impulso nueve iniciativas

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  • Imagen del edificio que albergará la incubadora de Zona Franca, Incubazul. -

Cayetano del Toro aseguraba que Cádiz debía la mitad de su historia al mar. Y el mar, precisamente, es donde ha puesto los ojos Zona Franca para diseñar una estrategia de desarrollo sostenible que saque a la luz, en palabras del delegado del Estado, Fran González, “todo el potencial y talento innovador existente en la provincia de Cádiz en un campo como la economía azul con grandes perspectivas de futuro”.

El programa de aceleración de empresas Incubazul, cofinanciado con Fondos Feder, y recientemente iniciado, es clave para que el proyecto ideado por Zona Franca llegue a buen puerto. Tras una primera fase de selección, Incubazul cuenta con seis proyectos, más otros tres anteriores, que plantean la fabricación de envases desechables biodegradables y compostables hechos a partir de algas marinas, el tratamiento de residuos urbanos e industriales sin emisiones, el turismo azul, el ahorro de combustible en la navegación, la arquitectura sostenible o una aplicación para facilitar servicios náuticos, la fabricación de tablas de surf con plásticos, la comercialización de salicornia o el desarrollo de soluciones tecnológicas conectadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el turismo azul.

La convocatoria, en cualquier caso, sigue abierta de forma permanente en la web www.incubazul.es.


Un grupo de mentores y asesores ayudará a los proyectos incubados con un plan de formación y trabajo personalizado para impulsar el negocio. Este equipo ofrecerá desde soporte legal, de marketing, branding internacionalización a búsqueda de vías de financiación para garantizar la viabilidad de la de la startup, así como sesiones de coworking o conferencias para establecer contactos entre los distintos grupos de interés asociados a los mismos.

Incubazul cuenta, además, con el apoyo de Telefónica Open Innovation. Agustín Moro, responsable de Desarrollo de Negocio y Alianzas Estratégicas para el área de Innovación Abierta de Telefónica, explicó en una reciente visita a Zona Franca, que la economía azul tiene futuro y, por primera vez, con Incubazul, se pone el foco en ello. Si bien había iniciativas, la incubadora permite impulsar la colaboración entre empresas privadas y entidades públicas para el desarrollo de iniciativas concretas. Cádiz, en este sentido, toma la delantera. Andalucía Open Future, en marcha desde el año 2014, prestará conocimientos básicos de finanzas o marketing, información sobre circuitos de financiación pública a nivel local, regional o europea, o acercamiento a los fondos de inversión para facilitar el éxito de las propuestas que forman parte ya del programa, así como más de 200 contactos, entre instituciones y agentes económicos.

Incubazul contará, además, con espacio propio. A finales del pasado mes de noviembre, el Comité Ejecutivo de Zona Franca aprobó la licitación de la obra en la parcela de la antigua Ibérica Aga en el polígono exterior, con un presupuesto de 2.035.555 euros (IVA no incluido) y un plazo de ejecución de catorce meses a partir de la consecución de la licencia. “El edificio que dará cobijo a Incubazul será un referente en el nuevo modelo industrial sostenible y comprometido con el medioambiente que está llevando a cabo la Zona Franca de Cádiz ya que el concepto de sostenibilidad empieza por la propia construcción que se realizará con contenedores marítimos reciclados, cuya vida útil ronda los 10/15 años, y continúa con la apertura de las instalaciones a espacios verdes y áreas libres o la utilización de energía procedente de la cubierta fotovoltaica”, destacaba el ente en una nota de prensa.

El edificio tiene una superficie total construida de 1.951,33 m2 y 1.415,73 de terrazas y espacios libres y se compone de tres plantas en altura, además de la planta baja. Todas las plantas tendrán terrazas y espacios libres y en la baja se incluye coworking, salas de formación, cafetería y aparcamiento de bicicletas, además de un aparcamiento en superficie en la misma parcela. En la planta primera se han previsto siete oficinas y trece en la segunda. La planta tercera se plantea con espacios para gestión, salas de reunión, dotacional y laboratorio tecnológico.

Smart Shipping: Solución para reducir el coste del tráfico marítimo y la polución

El tráfico marítimo produce el 2,5% de las emisiones totales de CO2 del planeta y el consumo de combustible representa el 60% del coste operativo total del transporte con una factura de 120.000 millones al año. Hasta ahora, y si prospera el proyecto que coordina David Gómez-Ullate, Smart Shipping, con casi una decena físicos, matemáticos, ingenieros informáticos y de telecomunicaciones, y la colaboración de la startup Komorebi AI, que han desarrollado una tecnología para optimizar rutas marinas usando información en tiempo real de corrientes, viento y oleaje. “Esto se traduce en un ahorro de entre el 3 y el 10% de la factura energética”, apunta, y la reducción de la polución. La iniciativa ha cosechado ya reconocimiento internacional, tras obtener el segundo premio en el certamen internacional Ocean Hackathon en Brest (Francia), cuya final local se celebró en noviembre de 2021 en San Fernando con la coordinación de CEEI Bahía de Cádiz y el proyecto Acccess2Sea en el Navantia Training Center. Tras su selección por Zona Franca, Gómez-Ullate confía en captar fondos para trabajar en situaciones reales en medio año y comercializar el producto.

M&Hayka: Energía limpia a partir de residuos urbanos e industriales

José Ramón de la Riva esta muy agradecido porque la Zona Franca le haya abierto las puertas a M&Hayka porque hasta el momento se las han cerrado allá donde las han picado. El proyecto, desarrollado por una decena de personas, “científicos con 30 años de experiencia”, es revolucionario, según indica, porque “permite convertir cualquier residuo industrial o urbano, mediante ingeniería inversa, en energía limpia y verde”. “Descomponemos los enlaces moleculares para devolver la materia a su estado original, recombinamos y producimos gas natural, energía eléctrica, agua para, hidrógeno verde, oxígeno puro para uso hospitalario, abonos y basalto”, explica. Para ello precisan de una planta de transformación cuyo coste es hasta cuatro veces inferior al de una convencional, que conlleva un gasto de 80 millones, en el caso de un núcleo poblacional de 40.000 habitantes. “Totalmente autónoma, al alimentarse de energía del propio proceso”, podrían colocarla “en el Sáhara o en plena Gran Vía”, y generaría una veintena de empleos. Con patente en 130 países, De la Riva confía en contar con las instalaciones piloto para revolucionar el sector energético.

Welogsea: Energía limpia a partir de residuos urbanos e industriales

Marien Huertas y su hermano tuvieron problemas para encontrar a profesionales que se encargaran de labores de mantenimiento de una embarcación en Puerto América y comenzaron a darle vueltas a la cabeza para idear una solución. Inscritos en una acción formativa de Incubazul, decidieron desarrollar una APP, Welogsea, que reuniera a los profesionales pero decidieron que la herramienta podría ampliarse ofreciendo a los usuarios otros servicios, como, por ejemplo, un sistema de organización de la documentación necesaria para navegar y de avisos para su renovación o el control del material de seguridad, con seguimiento de la vida útil de las bengalas. “Analizamos ahora todo eso”, explica, antes de dar el siguiente paso. A punto de incorporar a una tercera persona al equipo para pulir el proyecto, trabajarán con una empresa externa para llevar a cabo el proyecto piloto. La financiación es, a priori, un escollo, pero se muestra optimista porque está convencida de que la APP resultará rentable: “Quien la descargue obtendrá muchas ventajas y no tendrá coste; para los profesionales, sí, pero les servirá para ofrecer sus servicios a los clientes potenciales”.

Tudestino Sostenible: Sello de sostenibilidad para los establecimientos turísticos

Tudestino sostenible es el resultado de la colaboración de dos empresas en plena crisis para ofrecer un nuevo servicio vinculado a la actividad original de cada una de ellas. Sostenibilidad a Medida, por un lado, y el portal de viajes Tudestino han elaborado una herramienta de diagnóstico que evalúa el nivel de sostenibilidad de los negocios turísticos y elaboran un plan de acción para que pueda formar parte del Sello Tudestino Sostenible. En líneas generales, “proponemos la adquisición de productos locales, reducción de consumos energéticos o mejora en la comunicación y minización de la generación de residuos”, explica Alfonso Matías, quien niega que todo esto encarezca costes. “Se producen ahorros significativos”, sostiene, al tiempo que remarca que el cliente es exigente en cuanto al respeto al medio ambiente. Matías celebra la presencia de Telefónica en Incubazul, y se muestra confiado en obtener financiación, con vistas en los Fondos Next Generation, pero tiene claro que Tudestino sostenible saldrá de una manera u otra. “Tenemos que pulir el producto, pero está convencido de su utilidad también en los ámbitos económicos y social”, concluye.

Futuralga: Envases desechables biodegradables a partir de algas

“El planeta se encuentra en una situación alarmante -advierte la web de Futuralga-, en la que cada año los mares y océanos reciben 12 millones de toneladas de basura. No podemos permitir esta situación ni un minuto más, el cambio está en nuestras manos”. Concretamente en las de Sofía Tristancho y Víctor Manuel Pérez Ignacio, que han declarado la guerra a los envases plásticos desechables. Lo harán con la fabricación de envases biodregadables a partir de algas, “un recurso natural, renovable y abundante que no necesita de acción humana para reproducirse”, concretamente de los llamados arribazones, que son aquellas que se acumulan en la orilla de forma natural y que posteriormente son retiradas por las entidades locales. Sin trazas de plástico, como sí incluyen algunas otras soluciones alternativas. Recolectadas a mano, un solo kilo de alga húmeda corresponde a 10 una vez deshidratadas. Las bandejas en las que se comercializan frutas y verduras pesan 0,2 gramos. Precisamente con este producto desarrollarán el prototipo, gracias a la colaboración de la cooperativa Las Virtudes, de Conil.

Home+: Arquitectura personalizable, a un precio asequible y sostenible

Apple permite diseñar un Iphone personalizado. Nike, unas zapatillas. Home+ hará lo mismo con viviendas. Esa es la intención de Natalio Hayón, Carlos Orihuela y David Úbeda. “Usamos el poder de la modulación y la tecnología para desarrollar un sistema que se adapta a personas y contexto; ponemos la arquitectura al nivel de otros productos actuales”, resume, algo así como construir con piezas de Lego, pero partiendo de tres premisas: que sea asequible, personalizable y sostenible. “Lo primero que se podrá elegir es el tamaño de la construcción”, explica, de acuerdo a una especie de tallaje textil, con viviendas tamaño XS, S, M, L, XL y XS. La más pequeña solo cuesta entre 15.000 y 20.000 euros. En el apartado de sostenibilidad, plantean diferentes tipos de cubiertas que permitan aprovechar, por ejemplo, el sol para la generación de energía eléctrica. Para levantar la vivienda, harán uso de materiales como la madera y técnicas de construcción en seco para reducir al mínimo los residuos. “La propuesta ha tenido bastante aceptación”, celebra. “Un cliente me ha pedido ya 10 de las M y 15 de las XL”, asegura.

Trahspeak: Tablas de surf fabricadas a partir de botellas de plástico

Tres años después de que Pablo Osuna ideara fabricar una tabla de surf con botellas de plástico como trabajo de fin de carrera y más de 10.000 invertidos, Javier Villanueva está convencido de que, de la mano de Incubazul, el proyecto de Trahspeak saldrá adelante. “Las tablas tradicionales son muy contaminantes”, asegura. Hechas de espuma de poliuterano, muy difícil de recuperar si se rompe en el mar, y cubiertas con una cera que “es veneno para las torguas”, la alternativa que plantean es sostenible. “Son tablas translúcidas, algo único en el mercado, más resistentes y flexibles”, explica. En solo una semana y media están listas y su precio es similar al de cualquier otra en el mercado. “Rondará los 700 euros”, calcula. Los primeros pasos en el proyecto lo han dado de la mano de la Agencia Idea, que les cedió una nave en Rota para albergar la novedosa impresora 3D con la que construyen cada una de las piezas. Pero “esto creará empleo porque el acabado requiere de las manos de profesionales que llevan a cabo tareas artesanales durante unos siete días”.  En cualquier caso, “no me arrepiento de emprender, esto es un proceso de aprendizaje brutal”, concluye.

Productos La Salá: Recolección y comercialización de salicornia, el espárrago del mar

Productos La Salá tiene su origen en un yogur. Susana Martínez desarrolló uno como trabajo de fin de máster en agroalimentación elaborándolo a partir de la salicornia, planta que tiene propiedades medicinales y nutritivas. La idea triunfó. El programa Explorer, impulsado por Banco Santander y coordinado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE), llevó el proyecto, desarrollado en el CADE a Silicon Valley. “A la vuelta decidí junto con Elías Ruiz producir la materia prima”. Se pusieron en contacto con el director de la salina La Esperanza y adquirieron 39 hectáreas de recolección. También llevan a cabo labores de investigación con el cultivo del denominado espárrago del mar. Productos La Salá se dedica, por tanto, a su recolección y la comercialización de sal verde, salicornia deshidratada y molida que potencia el sabor y es baja en sodio. ¿Los yogures? Aún no está comercializado, pero está en cartera. El paso por Incubazul es importante para ampliar el negocio. “Ganamos otro premio en 2020 (atrÉBT!, de la UCA) y nos ofrecieron participar” en la iniciativa de Zona Franca.

Zero Risk: Soluciones tecnológicas conectadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible al turismo azul

Zero Risk, impulsado por Manuel Escobar, Esther Puertas y Merche Amezaga, idearon originalmente una herramienta digital para ofrecer información oficial y actualizada a la población sobre riesgos costeros, sostenibilidad ambiental, seguridad, accesibilidad, patrimonio cultural y actividades de interés en las playas del litoral gaditano. Lo hicieron bajo el paraguas del Laboratorio Social Coedpa y obtuvieron el segundo premio en el Ocean Hackathon 2020, promovido por el Instituto Español para la Reducción de Desastres –IERD-, la Secretaría Técnica de Acción Social, Responsabilidad Social e Igualdad de CSIF-Cádiz y la Asociación Profesional Andaluza de Terapeutas Ocupacionales, Apato. Ahora, de la mano de Zona Franca en Incubazul. Con la aplicación móvil Zerorisk2030 pretenden materializar un nuevo modelo de Turismo azul, más seguro, inteligente, inclusivo y sostenible, de acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con información y recomendaciones para el turista como reducir a cinco minutos las duchas, conducir menos, apagar luces, desenchufar los aparatos eléctricos o consumir prodctos locales.

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