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Alcalá la Real

Castillo aprueba su hermanamiento con la ciudad filipina de Baler

Se rinde con ello homenaje a la figura de Felipe Castillo, el héroe castillero que formó parte del destacamento conocido como "Los últimos de Filipinas"

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  • Felipe Castillo, el soldado castillero que formó parte de "Los últimos de Filipinas"

El pleno del Ayuntamiento de Castillo de Locubín, celebrado este martes, 15 de marzo, aprobaba por unanimidad el acta de hermanamiento entre nuestro municipio y la ciudad filipina de Baler. Se da así respuesta a la vieja aspiración de afianzar los lazos históricos que unen Castillo de Locubín y Baler, el lugar en el que se produjo el último episodio de resistencia española en la Guerra de Filipinas. Este vínculo viene dado por el soldado Felipe Castillo Castillo, natural de nuestra localidad, y que fue uno de los miembros del destacamento español sometido a asedio en el conocido como Sitio de Baler, un verdadero grupo de héroes que pasaría posteriormente a la Historia como “los últimos de Filipinas”.

En el acuerdo adoptado en la sesión plenaria se establece un protocolo de actuación firmado por los respectivos alcaldes, Cristóbal Rodríguez y Rhett Angara, fundamentado en la búsqueda activa de afinidades, que “podrán enriquecer la vida en nuestras comunidades”, en base a lo cual “queremos sellar una relación basada en la Amistad y la Cooperación, a partir de este momento, sobre la premisa de las memorias compartidas, el legado de afectuoso reconocimiento y los imperecederos valores universales demostrados tras el sitio de Baler, todo ello con el genuino deseo de contribuir a los mayores logros de paz para las generaciones actuales y venideras”. En el mismo acuerdo, se establece también el compromiso de impulsar el conocimiento de este vínculo entre ambos municipios  “para que puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de la calidad de vida”.

En el último contingente que resistió heroicamente en una iglesia de Baler durante 337 días, Felipe Castillo era el único jiennense. Durante el sitio murieron un total de 19 soldados y padecieron toda clase de calamidades, sobreviviendo a base de alimentarse sobre todo de hierba, gusanos o lagartos. Tras la firma del Tratado de París, que ponía fin a la guerra en 1898, el destacamento continuaría en la iglesia durante siete meses más, ante el ataque incesante de filipinos y norteamericanos. Finalmente, cuando se les terminó la comida y el agua, y tras conocer por unos periódicos depositados junto a la iglesia que España ya no tenía la soberanía sobre Filipinas, se rindieron el 2 de junio de 1899. La joven república filipina aceptaría su capitulación con condiciones de honor, que son verdaderamente inéditas en la historia militar, y se les permitió su regreso a casa. En septiembre de ese mismo año llegan a Barcelona los supervivientes, entre los que estaba Felipe Castillo Castillo. Regresaría a Castillo de Locubín y sería, de hecho, el más longevo de todos. El “último de los últimos de Filipinas”, como se le ha llegado a denominar. Moriría en Martos, en 1964, a los 87 años de edad.


 

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