Pese a que la noche del Jueves Santo goza de protagonismo compartido en Alcalá la Real, no cabe duda de que la Humildad es el símbolo, la máxima expresión de lo que supone este Jueves Grande en nuestra tierra. De esta hermandad, que hunde sus orígenes en la noche de los tiempos, es el mayor boato y son las imágenes señeras que darán solemnidad a la comitiva del Jueves.
Sin embargo, en la tarde, el grupo parroquial de culto y Hermandad de Penitencia de los Apóstoles y Discípulos de Jesús ha realizado el tradicional traslado de la Mesa de los Apóstoles y de la Santa Cruz, desde la casa de la hermana mayor hasta la iglesia de las Angustias, donde se ha celebrado la Cena del Señor, al término de la cual, la hermandad se traslada a Consolación. Precisamente la Mesa, tal y como apunta Raúl Israel López, es la máxima singularidad con que cuenta dicha hermandad ya que “aunque en muchos pueblos de Andalucía hay hermandades semejantes, en ningún otro lugar se puede ver esta representación tan fascinante”.
También la Hermandad del Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna se ha trasladado desde las siete de la tarde desde la casa de la mayordoma, hasta unirse al recorrido oficial. Dicha hermandad está formada de varias cuadrillas y pasos de las cofradías de la Santa Veracruz y del Dulce Nombre de Jesús, e incluso recogen algunas reliquias de la hermandad de los Judíos del Señor de la Humildad, de los Soldados del Santo y de la Soledad.
Así llegamos a la gran noche del Jueves Santo, cuando en unión a los anteriores, arranca la procesión de la Hermandad del Señor de la Humildad y María Santísima de los Dolores. El trono del Señor de la Humildad es una pieza elegante y sencilla, realizada en 1953 por el ebanista Enrique Cana, que se basó en un diseño del afamado artista malagueño Francisco Palma. En cuanto a la nueva imagen del Señor, desfiló en 1949, tras la reorganización de la hermandad.
En cuanto al paso de palio de la Virgen de los Dolores, se adquirió en 1994 a una cofradía de Puente Genil. La cara interior del palio presenta un óvalo enmarcado con la efigie de la Inmaculada Concepción. En cuanto al trono de la Soledad, fue finalizado en 1952 por el artista moclinero José Gabriel Martín Simón.