Al igual que hoy, hace un cuarto de siglo el de los guardacoches era un problema aparentemente irresoluble en la ciudad. El entorno de los grandes hospitales y de las sedes de las Administraciones Públicas y cualquier calle con elevada frecuencia de paso de automóviles estaban tomados por los posteriormente conocidos como ‘gorrillas’, los cuales, con su sola presencia intimidatoria, cuando no con sus coacciones y amenazas, forzaban a los conductores a pagarles un ‘impuesto revolucionario’ disfrazado de donativo o propina graciable.
Al llegar a la Alcaldía, Alejandro Rojas Marcos, todo un animal político y dotado de un sexto sentido para su oficio, se aplicó la máxima clásica de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, y dio luz verde en 1994 a un convenio de colaboración con la Asociación de Parados Mayores de 40 años (PM-40), en virtud del cual se crearon los Vovis o Voluntarios Vigilantes de Sevilla.
Con los Vovis, el Ayuntamiento trató de establecer ante la opinión pública una distinción entre guardacoches ‘legales’ e ‘ilegales’, como si el hecho de vestirse con un uniforme ‘sui generis’, portar gorra de plato y colocar en el parabrisas de los coches tickets cortados de un talonario equiparara a los primeros a agentes de la autoridad y legitimara la ocupación de la vía pública.
Los sevillanos, que ya pagan al Ayuntamiento un impuesto de circulación de sus vehículos -el ´sello´del coche-, nunca han aceptado el principio de tener que pagar por aparcar en la vía pública, ya fuera al ‘gorrilla’ o al Vovi, pese a las indudables diferencias de educación, talante y demás entre uno y otro, máxime cuando el Consistorio también trata de hacer caja a costa de los automovilistas con la ampliación de la zona azul y la crisis económica ha dado un golpe a los bolsillos.
‘Voluntarios’ laborales
Rojas Marcos se inventó o apadrinó los Vovis del tráfico durante su mandato y en los últimos días hemos tenido en el Ayuntamiento dos muestras del ‘voluntariado’ laboral que, según las denuncias de los sindicatos y de la oposición, se ha inventado el gobierno de Zoido.
Como se recordará, a consecuencia del Plan de Ajuste y la denominada ‘tasa de reposición cero’, el Ayuntamiento se ha ahorrado durante estos dos años y medio de mandato 19 millones de euros al dejar sin cubrir las plazas pendientes en la plantilla municipal y sin contratar tampoco a nadie para suplir a los que se iban jubilando. El resultado es que hay unas 900 plazas vacantes, por lo que el trabajo o no se hace (casos de las bibliotecas municipales que no abren por las tardes) o recae sobre el personal superviviente.
Pero hete aquí que la Junta de Andalucía, esa Administración que según dicen en la Plaza Nueva boicotea sistemáticamente a la ciudad de Sevilla, concede a la ciudad varios millones de euros en el marco del programa de empleo contra la exclusión social, a fin de que la Corporación pueda aliviar la situación de mil parados de larga duración mediante contratos temporales por un plazo de tres meses, con sueldos de mil euros y jornada laboral de cinco horas y media.
El Ayuntamiento convocó para realizar con cargo a los dineros de la Junta mil contrataciones temporales de forma escalonada hasta la primavera. Se presentaron casi 11.000 aspirantes, de los que 3.140 cumplían todos los requisitos, pero 2.000 se han quedado fuera del programa porque los 3,2 millones de euros del Gobierno autónomo no dan más de sí.
Zonas de transformación social
Así pues, han sido seleccionados 1.100 sevillanos en riesgo de exclusión social para, conforme al decreto de la Junta, ser ocupados en zonas degradadas de la ciudad, eufemísticamente denominadas “de transformación social”, como Torreblanca, el Polígono Sur, Tres Barrios….
Sin embargo, UGT, CCOO, Csif y hasta el Sindicato de Bomberos han denunciado que el Consistorio ha reclutado a los parados de larga duración para que en vez de acudir a los barrios marginados ocupen las vacantes libres como consecuencia del Plan de Ajuste y hagan labores propias de los funcionarios y del personal laboral municipal.
Así, los contratados temporalmente fueron desembarcados en la Imprenta Municipal, la Comisaría de la Policía Local de La Ranilla, el Registro de la calle Pajaritos, la nave de mantenimiento del polígono Calonge…. y puestos desde a limpiar las dependencias hasta archivar papeles.
Obviamente, el gobierno lo niega todo y esgrime que se dedicarán a “tareas accesorias y complementarias en diversos puestos y diferentes zonas de la ciudad”, una aseveración que puede significar cualquier cosa.
Cerro-Amate
El segundo ejemplo del ‘voluntariado’ de Zoido lo tenemos en el distrito Cerro-Amate, donde a estas alturas del año todavía no se ha adjudicado a ninguna empresa la organización de los talleres socioculturales porque pese a que cabía la posibilidad de prorrogarle el contrato a la adjudicataria del curso anterior, 2012-2013, la Intervención Municipal emitió un informe negativo, por falta de crédito.
Así que a partir del 13 de septiembre hubo que empezar desde cero el procedimiento, con la aprobación de los pliegos para una nueva convocatoria por concurso público. Al abrirse los sobres el pasado 8 de octubre se comprobó que se habían presentado once empresas y ahora falta seleccionar la mejor oferta.
No obstante, el pasado 30 de septiembre se había publicado en la página web municipal un documento en el que se enumeraban todos los talleres que se van a organizar y los nombres y apellidos de los monitores que los van a impartir.
El informe había sido elaborado por una persona al servicio de la anterior empresa que organizó los talleres 2012-2013, y otro personal de la misma informaba a los vecinos sobre los cursos y recogían las solicitudes para la inscripción, todo ello sin que se hubiera fallado todavía el concurso público convocado a tal efecto.
El pretexto
Ante tal cúmulo de irregularidades, denunciadas por los socialistas, el Ayuntamiento sostiene la tesis de que en realidad no se trataba de trabajadores de la anterior empresa adjudicataria, sino de voluntarios que colaboraban desinteresadamente con el distrito adelantando el trabajo mientras se procede a la selección de la compañía adjudicataria de los talleres.
En estos veinte años de evolución de la vida municipal, Zoido ha conseguido, pues, perfeccionar la figura de los Vovis inventados por Rojas Marcos. Mientras aquéllos sólo se prestaban a vigilar los coches aparcados en las calles a cambio del donativo de los conductores, los Vovis de Zoido lo mismo archivan documentos, que limpian la Jefatura de la Policía y organizan talleres socioculturales en plan gratis total para el Ayuntamiento, como si éste fuera una inmensa ONG.