El centrocampista Diego Ramírez no guardará con buen recuerdo la temporada 2013-2014. No entrena ni juega desde el pasado día 23 de febrero cuando se lesionó en el minuto 89 en el partido que su equipo, el Atlético Sanluqueño, perdió ante el Granada B por el resultado de 1-0. Recuerda que “la jugada se produjo en un salto de cabeza, que me desequilibró e hizo que me dañara la rodilla derecha. Mi ilusión era terminar la temporada pero no ha podido ser así”.
Resalta que “sabía que tenía algo en la rodilla porque terminé cojeando sobre el campo y aguanté como pude porque quedaba poco tiempo. Anímicamente se pasa mal porque ni puedes entrenar ni jugar, y más con un descenso. Me hubiera gustado haber aportado algo más al equipo pero me ha sido imposible. Me duele más por el equipo que por mí”.
Diego Ramírez debutó con el Atlético Sanluqueño en Tercera División ante el Lucentino (ahora Lucena) cuando tenía 16 años. Desde entonces hasta ahora que tiene 36 ha jugado, además del equipo de su tierra, en el Cádiz (jugó fase de ascenso a la Segunda División A), Ciudad de Murcia (subió a la Segunda División A), Xerez (Segunda División A), Zamora, Alcoyano, Ceuta, San Sebastián de los Reyes, Portuense, Talavera (fase de ascenso a la Segunda División B) y Toledo (ascenso a la Segunda División B). Con Carlos Orúe de entrenador coincidió en el Atlético Sanluqueño, Cádiz, Ciudad de Murcia Xerez y Ceuta.
De lo que ha supuesto el descenso del Atlético Sanluqueño a la Tercera División señala que “ha sido un palo para todos, aunque todo salió mal desde el principio. Es una pena porque tardamos mucho tiempo en regresar a la Segunda División B. La afición estuvo muy bien con el equipo y ese apoyo será fundamental la próxima temporada porque el jugador lo nota y agradece. Es normal que esté desanimada porque en dos años vivió un ascenso a la Segunda División B, una permanencia en esta categoría y ahora un descenso a la Tercera División”.
