En el hospital de la misma localidad permanecen ingresadas otras veinte personas, entre ellas un herido en estado muy grave y un bebé de ocho meses con quemaduras.
En el momento del incendio, estaban registradas en el albergue 77 personas sin hogar, entre ellos un número indeterminado de niños, que fueron sorprendidos por el fuego mientras dormían después de celebrar el Domingo de Resurrección, una fiesta que en Polonia se conmemora hasta bien entrada la noche.
Algunos de los indigentes, que lograron salvar su vida arrojándose desde las ventanas, aseguraron a los medios locales que las puertas de acceso a las escaleras de emergencia estaban bloqueadas, lo que dejó encerrados a muchos de los alojados y les impidió huir del humo y las llamas.
“Todo sucedió muy rápido, en un segundo, sólo podíamos escapar a través de las ventanas”, aseguró a la cadena de televisión TVN24 una de las personas que pernoctaba en el centro, quien explicó que los niños eran lanzados desde las ventanas para que fueran recogidos por los servicios de emergencia mientras el fuego se extendía en el interior.
Testigos presenciales afirmaron que los bomberos carecían de escaleras lo suficientemente largas para llegar a la última planta del edificio de tres pisos, lo que obligó a los alojados a saltar desde lo alto.
El portavoz de bomberos, Daniel Kopalinski, lamentó que el incendio fuera comunicado tarde, lo que les impidió actuar con mayor eficacia.
“Cuando llegamos el fuego era tan grande que ya no se podía hacer nada, sólo intentar salvar a las víctimas”, declaró a la prensa local uno de los miembros del equipo de rescate, que aseguró que el edificio quedó envuelto en llamas “como una cerilla”, en apenas unos minutos.