El idioma español debe huir del triunfalismo sobre el aumento de su número de hablantes ante 'bombas' demográficas, sobre todo en África, que harán que pierda peso frente a lenguas como el portugués y el francés, advierte el filólogo David Fernández.
"Panhispania. Visita guida por un país que nunca existió", de editorial Catarata, es el último libro de este investigador y profesor universitario español, una contestación a cómo se vende en algunos informes el buen momento del castellano en el mundo.
Él mismo reconoce que ha participado en algunos de ellos para entidades como el Instituto Cervantes, institución estatal española dedicada a la difusión internacional de este idioma, en entrevista con EFE.
Huir del triunfalismo
La letra pequeña de estos estudios refleja que el número de hablantes nativos, unos quinientos millones, "está en horas bajas, lleva dos décadas decreciendo", con lo que el español o castellano se ve ante el reto de ampliar a aquellos que lo tienen como segunda lengua, alerta el autor.
Que ahora son unos cien millones, entre los que estudian español o lo han aprendido en distintos niveles.
Aumentar su presencia internacional es una tarea "dificilísima", no por falta de interés en emprenderlo o por la hegemonía del inglés, sino también por el potencial de otras lenguas como el portugués y el francés.
"El español tiene que buscarse un refugio, pero tremendo, para salir indemne en la medida de lo posible de bombas demográficas que se están ya barruntando en el horizonte, sobre todo en el continente africano", observa.
Angola con el portugués y Níger con el francés son dos ejemplos de previsiones de Naciones Unidas "bestiales" en crecimiento demográfico: "En el continente africano es donde está las nuevas canteras de idiomas".
"Los datos triunfalistas muchas veces enmascaran tendencias que son bastante perniciosas para el español y a las que es imposible ponerles coto", recalca.
La mayoría de países hispanohablantes son contiguos, comparten fronteras en América, sin apenas dispersión geográfica, salvo España en Europa y Guinea Ecuatorial en África, a diferencia del inglés o el francés.
Entonces, "¿cuál es la utilidad de aprender esta lengua?", se pregunta.
Pues a su juicio ese es el trabajo del Instituto Cervantes y también la Real Academia Española, una tarea "diplomática" para fomentar su aprendizaje en otros continentes, ya que ahora el 80 por ciento de quienes estudian español como segunda lengua se concentra en Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea.
El desafío tecnológico
Aunque de nuevo "sin mucho margen para el optimismo", porque "el aprendizaje de lenguas va a entrar en recesión, y de hecho, ya se ha devaluado muchísimo el saber idiomas", en palabras de David Fernández.
La inteligencia artificial avanza para la traducción automática y "es un secreto a voces dentro de la Real Academia" que el destino del español lo dictan cada vez más los gigantes tecnológicos, apunta el experto.
"Google, OpenIA y Apple analizan de forma automática el aluvión de macrodatos y toman decisiones instantáneas sobre el uso de las palabras", para generar "tendencias en el uso del idioma", al margen de lo que marque una academia como norma, subraya.
Además, el resto de países hispanohablantes no tienen equivalentes al Cervantes o la Real Academia para promocionar el español, con lo que "la política panhispánica" liderada por España "tiene menos predicamento fuera", señala.
"Estamos mandando mensajes erróneos", insiste, porque "que el reguetón esté en el número uno de Spotify no quiere decir que el español también lo esté: para ello hay que elevar el nivel en otros ámbitos como el científico, el cultural, el literario y no solamente la música".
La comunidad hispana de los Estados Unidos utiliza para ascender socialmente algo como la música latina, pero está por ver si "cuando llegue a la planta de arriba no se habrá dejado el español en la de abajo", porque muchos no consideran que para distinguirse como hispano necesariamente haya que hablar español, sentencia.