Trece minutos han bastado a Figueroa, de padre de Vigo y madre de Almería pero con acento argentino, para desarrollar una historia de terror y humor de producción cien por cien española que recibirá este reconocimiento el próximo 21 de enero en la sede de la Academia de Cine española, en Madrid.
Ha necesitado más de dos años de recorrido festivalero para acumular tantos premios. “Casi 300, como la película parodia”, bromea el también director de Boletos por favor y Con que 24.
Su apuesta: “El humor negro, es lo más universal que hay. Por eso yo creo que el gancho ha sido mayor en todo el mundo”, asegura a Efe Figueroa, nacido en 1978 y que ha producido este título con LMF Films.
Pero él mismo comprende que nadie le conozca todavía. “Lo raro sería que la gente me conociera”, porque hasta ahora no había llamado la atención con su trabajo.
En Porque hay cosas que nunca se olvidan se ha complicado la vida: hay “niños y animales”, se rodó en Segovia pero está ambientada en el Nápoles de 1950.