Es de sobra conocida la amplísima producción que dejara pergeñada Lope de Vega (1562-1635). Pero tal vez resulte más desconocida la rígida disciplina, el rigor imaginativo y el continuo afán de superación que marcó su lúcido quehacer. No fue Lope, en verdad, un simple escritor tocado por los dioses, por una innata capacidad que le permitiera descuidar su ingenio, pues como han referido sus distintos biógrafos, el Fénix era un hombre dado a la introspección, a la soledad y a la lucha mental y emocional contra sus distintos demonios. Su procedimiento y disposición a la hora de enfrentarse a la página fueron harto exigentes y de ello dio cuenta en un fragmento de “La Dorotea”: “¿Cómo compones? Leyendo,/ y lo que leo, imitando;/ y lo que imito, escribiendo;/ y lo que escribo, borrando;/ de lo borrado, escogiendo”.
El pasado mes de agosto se cumplieron 384 años de su muerte y su figura y su legado se mantienen todavía muy vigentes. La reciente publicación de “Lope de Vega y la teoría de las funciones del mito” (Anthropos. Barcelona, 2019) traza un original y atractivo ensayo sobre el genial escritor. Su autora, Rosa Romojaro, Catedrática de Teoría de la Literatura y de Literatura Comparada de la Universidad de Málaga, lleva décadas investigando el imaginario y la simbología de la poesía renacentista, barroca y también de la Generación del 27.
En 1998, vio la luz en este mismo sello “Funciones del mito clásicoen el Siglo de Oro (Garcilaso, Góngora, Lope, Quevedo)”, donde la profesora gaditana ponía en relación la lírica de Lope de Vega con la mitología clásica y pretendía “llegar a través de ella a su personalidad literaria, a su poética, indagando, con esta perspectiva, en el funcionamiento de los mitos en su obra, en la finalidad con la que el poeta lo había instrumentado, qué mitos había seleccionado del paradigma clásico, y la razón de estas selecciones”.
A partir de aquí, fueron muchas las lecturas, las catalogaciones y el proceso de documentación al que Rosa Romojarodebió enfrentarse para dar cuenta del procedimiento y las funciones que Lope habría manejado. Los sonetos de los tres libros de “Rimas” fueron entonces su principal objeto de estudio y desde ellos pudo alcanzar una sistematización suficiente que convirtió después en teoría. Una teoría, al cabo, que sirvió para ampliar el campo de análisis y poder afrontar a la obra de otros autores -los ya citados GarcilasoGóngora, Quevedo…- y dilucidar también sus distintos usos y articulaciones mitológicas.
En este nuevo volumen, corregido y aumentado, el lector encontrará la esencia teórica en la práctica del mito en nuestros siglos dorados. Para ello, se insertan ejemplos de textos poéticos que ratificarían el sustrato común que alentó a tantos y destacados escritores de nuestra literatura áurea.
Como ya señalara Cristóbal Cuevas en su prefacio a la edición original, “la mitología es el humus en que enraízan las culturas. Su función última es permitirnos recobrar la memoria perdida de nuestro esclarecido origen divino”.
Al hilo de su pormenorizado y lúcido análisis, Rosa Romojaro concluye que tras el estudio de lo sonetos de las “Rimas” de Lope son cinco las funciones con las que se instrumenta el mito barroco:Función tópico-erúdita, función comparativa, función ejemplificativa, función re-creativa o metamítica y función burlesca.
De aquí en adelante, estas páginas ponen de relieve una variada summa de materias y conceptos novedosos que abarcan la alegoría mítica, el mito en la parodia del petrarquismo, la desmitificación de la sacralidad poética, el simbolismo del Sol…
Al cabo, un ensayo sabiamente estructurado a través de sus índices y apéndices, y de imprescindible consulta para todo aquel que quiera acercarse más y mejor al acontecer de este maestro de nuestro Parnaso.