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Notas de un lector

Erich Hackl, memoria y realidad

La publicación de “Este libro es de mi madre” (papelesmínimos. Madrid, 2017) ofrece un espléndido ejemplo para aproximarse al decir del escritor nacido en Steyr

Publicado: 24/04/2018 ·
13:02
· Actualizado: 24/04/2018 · 13:02
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Me acerqué por vez primera a la obra de Erich Hackl (1954) al par de la lectura de “Auroras Anlass” (1987) -traducida al castellano bajo el título de “Los motivos de Aurora” (1991)-. Por aquel entonces, me sorprendió la ácida sinceridad con la que el autor austriaco se acercaba a un tema tan complejo como el de la emancipación femenina. Era, en verdad, su bautismo literario y llamaba la atención su prosa directa, seca, que contrastaba a la perfección con la manera de narrar los hechos sin falsos retorcimientos ni gratuitos recursos. Poco después, leí una entrevista en la que confesaba: “La condición fundamental de mi escritura es que me ocupan las historias reales y no tanto la ficción”. Reconozco haber seguido desde entonces -y muy de cerca- buena parte de sus publicaciones y sigo admirando la sabia documentación de sus escenarios, el personal tratamiento de sus personajes, la fe en su variedad temática.

Hackl estudió Filología Germánica e Hispánica en Salzburgo y Málaga, y ejerció como profesor de alemán en la Universidad Complutense. Su labor como traductor de destacados escritores de habla hispana -Roque Dalton, Eduardo Galeano, Idea Vilariño…-, le han mantenido muy cerca del ámbito de España y Latinoamérica. -No en vano, son ya cinco sus novelas editadas y traducidas al español-.

La publicación de “Este libro es de mi madre” (papelesmínimos. Madrid, 2017) ofrece un espléndido ejemplo para aproximarse al decir del escritor nacido en Steyr. En este poemario, Erich Hackl ha optado de nuevo por la realidad y ha querido mantenerse fiel a los recuerdos maternos. De ella -de ellos- beben estos textos, sobre los cuales anota el propio autor: “Hasta donde me alcanza la memoria, mi madre me hablaba del mundo de su infancia y juventud. Este mundo estaba situado en Mühlviertel (Austria), una región al norte del Danubio (…) Ahora, tras su muerte, me he propuesto asegurarme este mundo anterior, percibirlo con su mirada, y por eso este libro es de mi madre”.

Y a fe que, en estas remembranzas, están presentes la nostalgia de un pretérito vivido intensamente, las ilusiones que trazaron vidas comunes, las desdichas que derrotaron la esperanza… Todo ello, lo cuenta Hackl con un verso sin distorsiones, riguroso en su semántica, abarcador en su materia biográfica:“Cuando las mujeres dejaban el huso y la rueca./ Antes de encender la lámpara de petróleo./ Era el momento de contar historias./ Ese placer de escuchar, ese goce./ Las sombras dentro, tras la ventana la nieve”.

Los duros tiempos del hambre (“Yo tenía suerte: mi madre me daba cada día/ medio panecillo para el colegio”), la muerte, siempre acechante, (“Aun mayor era el desconsuelo/ cuando moría un niño,/ más si moría sin bautizar”), el machismo de la época (“Mi padre refunfuñaba siempre que la veía leyendo./ Olfateaba el peligro en el papel impreso”), el helor de los inviernos (“Lo más bonito era/ cuando arreciaba el temporal/ y solo cinco o seis niños/ conseguíamos atravesar la nieve”)…, pueblan estas páginas donde la emoción y el humano vitalismo pasean de la mano.

Muy meritoria ha sido la labor de  Pilar Mantilla -en colaboración con Manuel Lara- quien ha traducido con acierto el decir de Hackl. El volumen se complementa con algunas fotografías familiares, retratos, al cabo, de un tiempo que aquí se torna alianza y confesión: “Siempre di demasiada/ importancia/ a lo que decían los demás./ Fue mi error/ toda mi vida/ ya desde entonces”.

 

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