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Piedras para el diablo y sacrificio animal para terminar la peregrinación a La Meca

Marca el inicio del Aíd al Adha o Fiesta del Sacrificio

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  • Peregrinación a La Meca. -

Los casi dos millones de musulmanes que han acudido este año a la peregrinación mayor a La Meca, la primera vez que se realiza sin restricciones por la covid-19, realizaron hoy los rituales de apedrear el demonio, uno de los más peligrosos por la multitud que se agolpa, que pone fin al "hach" y marca el inicio del Aíd al Adha o Fiesta del Sacrificio.

El Ministerio de Peregrinación saudí indicó en un mensaje que "para evitar las aglomeraciones" y las posibles estampidas durante el ritual de lanzar las piedras contra las tres columnas que representan al diablo se recomienda a los ancianos y mujeres que usen el "permiso religioso" y deleguen en otros para hacerlo.



Este ritual se repetirá durante dos días más, siendo una de las fases más peligrosas por el riesgo de las estampidas, como ocurrió hace casi dos décadas con cientos de muertos.

Tras el ritual de la lapidación, los peregrinos regresan a La Meca para despedirse dando siete vueltas alrededor de la Kaaba, un edificio cúbico en el que está custodiada una piedra negra que los musulmanes consideran un pedazo del paraíso y está ubicado en el patio de la Gran Mezquita de La Meca, donde dieron comienzo a la peregrinación con otras siete vueltas.

UN ´"EXITO" PESE A ALTAS TEMPERATURAS

El portavoz del Ministerio de Interior, Talal Shalhub, aseguró en un vídeo que hasta el momento las fases de la peregrinación han sido un "completo éxito", aunque se espera a lo largo de hoy que ofrezcan una rueda de prensa para dar todos los detalles de esta temporada de "hach".

Cabe destacar que, según el portavoz del Ministerio de Salud saudí Mohamed al Abdali, más de 166.000 peregrinos han recibido asistencia médica, sin que se detecte hasta el momento ningún brote ni enfermedad infecciosa que amenace la salud pública.

También indicó que la cifra de fieles que se ha visto afectados por insolación aumentó ayer a 500, dado que las temperaturas en Muzdalifa y Mina, a donde se han dirigido para los últimos rituales, rozan los 50 grados.

Al amanecer, los peregrinos han acudido al valle de Mina, a unos seis kilómetros de la Gran Mezquita de La Meca, para asistir a la oración del Aíd al Adha, la gran mayoría en autobús o tren para evitar la larga caminata bajo el sol ardiente.

El imán de la Gran Mezquita de La Meca, Yaser bin Rashid al Dosari, aseguró que los objetivos de "hach" y sus propósitos son "el logro de la unidad y la igualdad entre los musulmanes".

"Esta majestuosa reunión para aquellos que provienen de todos los rincones del mundo, en diferentes lenguas y de diferentes colores, así como el contraste que existe entre las tradiciones y las normas, es una de las mayores características de la unidad y el acuerdo, al igual que del rechazo de la división y la separación", según la agencia oficial de noticias saudí SPA.

El número de peregrinos este año ascendió a 1.845.045 peregrinos, de los cuales 1.660.915 procedían de fuera del reino, mientras que el de nacionales de ciudadanos y residentes alcanzó los 184.130, de acuerdo a las cifras oficiales.

DESPEDIRSE DE LA MECA

Una vez finalizado el rezo en Mina cada uno de ellos sacrifica un animal, normalmente un cordero, aunque puede ser también una vaca o un camello -dependiendo de sus recursos económicos- antes de afeitarse la cabeza, siguiendo así los rituales realizados por el profeta Mahoma hace 1.400 años.

Según el islam, aquellos peregrinos que no tienen suficientes recursos deberán ayunar tres días durante la peregrinación y siete tras regresar a su país.

El Aíd al Adha es celebrado también en el resto de los países musulmanes en recuerdo del sacrificio que Abraham estuvo a punto de hacer degollando a su hijo Ismael para constatar su fe, pero en el último minuto Dios le ofreció un cordero en su lugar.

Todos los rituales se realizan en La Meca, aunque los peregrinos visitan antes o después del evento la mezquita del profeta en la ciudad de Medina, a unos 400 kilómetros al norte de la ciudad santa.

El hach, uno de los cinco pilares del islam, es obligatorio para cada musulmán cuya salud y recursos económicos se lo permitan, pero también es una de las importantes fuentes de ingresos a la que Arabia Saudí se vio obligada a renunciar en los últimos dos años por la covid-19.

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