El magistrado adoptó esta decisión a instancias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y después de que el jueves se conociera que la última vez que se vio a De Juana Chaos fue el 25 de marzo, cuando compareció ante el Alto Tribunal norirlandés, por lo que reclama al organismo policial que le informe sobre si se ha fugado y en qué circunstancias lo ha hecho.
Según informaron fuentes jurídicas, antes de que el fiscal le solicitara esta diligencia, la justicia norirlandesa no se había puesto en contacto con Velasco para informarle de que De Juana lleva sin comparecer más de un mes ante las autoridades judiciales de ese país ni tampoco de que la Fiscalía de Irlanda del Norte pidió el jueves al Alto Tribunal de Belfast que se revoque su libertad condicional al haber incumplido las medidas cautelares.
Esas mismas fuentes informaron de que aún está en vigor la orden internacional de busca y captura dictada por Velasco el 11 de noviembre de 2008 contra el ex preso etarra después de que éste no compareciera en su juzgado para ser interrogado como imputado por un delito de enaltecimiento del terrorismo tras haberle citado de forma reiterada desde agosto de ese año.
El juez Thomas Burgess, que ordenó la extradición del ex preso a España el pasado 1 de marzo, le impuso un toque de queda y la obligación de presentarse diariamente en la comisaría de la calle Grosvenor de Belfast, adonde De Juana no ha acudido desde el pasado 25 de marzo.
Velasco quiere interrogar a De Juana para determinar si fue el autor de una carta leída por una mujer en el homenaje que se le rindió en agosto de 2008 en San Sebastián tras salir de la cárcel –en el que no estuvo presente– y cuyo contenido podría constituir un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Considera el juez que podría existir delito en el final de la misiva, que reza: Sólo quiero recordar las palabras de un gran hombre y por suerte amigo de este pueblo: “¡Aurrera Bolie!” (Adelante la pelota, en lengua vasca), expresión con la que el fallecido histórico dirigente de ETA Domingo Iturbe Abasolo, alias Txomin, solía terminar sus discursos.