El temporal, que por el momento no ha provocado daños personales graves, está sumiendo en el caos a las entradas y salidas de Barcelona y ha paralizado casi completamente la red de Rodalies -en la primera gran crisis que afronta el servicio de cercanías ferroviarias desde que fue traspasado a la Generalitat-, lo que ha dejado a miles de personas sin poder volver a casa.
A los usuarios de tren o autobús que se quedaron sin medio de transporte para regresar a sus domicilios se sumaron centenares de conductores atrapados en sus coches y unos 10.000 camiones parados en áreas de servicio, debido al mal estado de las carreteras.
La crítica situación llevó al Ayuntamiento de Barcelona a ofrecer alojamiento en hoteles de la ciudad a las personas que se quedaron incomunicadas en la capital catalana, una cifra que la Generalitat desconoce por el momento.
La AP-7 es la vía donde más turismos había bloqueados, sobre todo en dirección norte desde Barcelona, una situación que se agravó por la caída de un cable de alta tensión a la altura de Maçanet (Girona), que impide su evacuación, aunque en estos momentos los efectos del temporal afectan a más de un centenar de carreteras de la red catalana.
Además, los servicios de autobús urbano y del tranvía dejaron de funcionar por el mal estado de la calzada.