Alrededor de 200 ballenas piloto murieron en una playa de la bahía de Macquarie, en el oeste de la isla australiana de Tasmania, y 35 fueron rescatadas con vida después del varamiento masivo ocurrido la víspera en este remoto lugar, informaron este jueves las autoridades del país oceánico.
Los equipos de rescate se centraron hoy en trasladar a los ejemplares "con las mejores posibilidades de supervivencia" hasta aguas más profundas mediante el uso de grúas y botes.
Para mantener a las ballenas con vida, mientras procedían los cuidados y lentos operativos, los rescatistas colocaron toallas húmedas y arrojaron cubos de agua sobre los animales atrapados en los bancales de arena.
Las autoridades confirmaron, según recoge el canal público ABC, que lograron salvar a 35 ballenas, aunque dos de las supervivientes volvieron a quedar varadas en la playa Ocean Beach de la bahía de Macquarie, también conocida por los lugareños como las "Puertas del Infierno".
Este masivo varamiento se produjo exactamente dos años después de que unas 470 ballenas piloto, también conocidas como calderones, se quedaran varadas en este mismo lugar, de los cuales solo un centenar pudieron ser rescatadas y llevados a altamar.
"A diferencia del varamiento que tuvimos hace dos años, en el que muchos de esos animales se encontraban en el estuario del puerto y por lo tanto estaban varados en aguas mucho más protegidas, (en este caso) las condiciones ambientales y el oleaje en la costa oeste expuesta, Ocean Beach, ciertamente está haciendo mella en los animales", señaló a la ABC el controlador de incidentes, Brendon Clark.
El incidente en la bahía de Macquarie se produjo un día después de la muerte el martes de 14 cachalotes tras quedar varados en una playa de la sureña isla King, también en la región de Tasmania.
Estos y otros mamíferos marinos quedan varados con frecuencia en las costas del sur de Australia y de Nueva Zelanda, sin que los expertos hayan logrado esclarecer los motivos, aunque los suelen atribuir a enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, la persecución de depredadores o a condiciones meteorológicas extremas.