El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presionará el próximo martes para que se apruebe una reforma electoral que ponga freno a los "corruptos" intentos de los aliados del expresidente Donald Trump de interferir en el derecho a voto de los estadounidenses, especialmente de las minorías.
En un comunicado, la Casa Blanca anunció este miércoles que Biden y la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, viajarán el martes 11 a Atlanta (Georgia) para hablar sobre la "necesidad urgente de aprobar una ley que proteja el derecho constitucional al voto".
Esa legislación, que los demócratas han impulsado en el Congreso hasta ahora sin éxito, se necesita para resguardar "la integridad de las elecciones" en Estados Unidos frente a los "intentos corruptos de privar a ciudadanos que cumplen la ley de sus libertades fundamentales", agregó la Casa Blanca.
Más de un año después de que Trump se negara a aceptar su derrota ante Biden en las elecciones de 2020, los demócratas denuncian que la oposición del Partido Republicano está preparando el terreno para dificultar el voto en los próximos ciclos electorales y, potencialmente, dar así la vuelta a un resultado que no les favorezca.
El partido de Trump logró aprobar el año pasado 33 leyes que restringen el voto en 19 estados, y expertos en el sistema de votación estadounidense advierten que algunas de esas medidas aumentan la influencia de políticos partidistas en la administración electoral del país, lo que podría facilitarles una manipulación de los resultados.
A diez meses de las elecciones legislativas de noviembre de EE.UU., en las que se renovará parte del Congreso federal y numerosos cargos a nivel estatal, los demócratas han decidido volver a la carga con un intento de aprobar una reforma electoral.
El lunes, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, anunció que antes del próximo 17 de enero programaría un debate y una votación sobre la posibilidad de cambiar las reglas de la Cámara Alta, con el único objetivo de aprobar después esa reforma electoral.
El año pasado, la oposición republicana consiguió bloquear la aprobación de esa ley gracias a una maniobra conocida como "filibusterismo", que permite impedir el debate de cualquier medida si no se reúne una mayoría de 60 votos en el Senado.
Hasta ahora, la Casa Blanca y los líderes demócratas en el Congreso se habían resistido a intentar cambiar esa regla, y no está claro que puedan conseguirlo ahora que han cambiado de opinión, porque para ello necesitarían una unidad absoluta en sus filas en el Senado.
En un discurso en julio pasado, Biden describió las restricciones al voto impulsadas por los republicanos a nivel estatal como "el desafío más significativo para la democracia (estadounidense) desde la guerra civil" de mediados del siglo XIX.
Se espera que el mandatario toque el tema durante su discurso de este jueves en el Capitolio con motivo del primer aniversario del asalto de los seguidores de Trump, pero se reservará un análisis más profundo del problema para el martes que viene, según la Casa Blanca.