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María Peláe lo tiene claro: "No voy a ir de rapera, porque yo lo que hago es pregonar"

La artista malagueña se abre hueco en el mundo de la música con una propuesta que retuerce el costumbrismo social "con mucha guasa"

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  • Llena de singular talentoi. -
  • En en 2017, con dinero prestado y una campaña de "crowdfunding", logró editar su primer disco, "Hipocondría",
  • En sus canciones, tan habitual como natural es la aparición de mujeres liberadas de clichés y la visibilidad LGTB

María Peláe ha empezado a abrirse hueco en el mundo de la música con una propuesta que retuerce el costumbrismo social "con mucha guasa", cantándole a un bar de lesbianas con acento flamenco hasta en el apellido, la actitud de los carnavales de Cádiz, el azúcar de Celia Cruz y el influjo de Lola Flores.
Sin sentido de humor me pegaría cabezazos contra las esquinas. Para mí es un arma que puede dar mucho de sí, una manera de decirte cuatro verdades sin fastidiar, pero que te vayas a casa dándole vueltas
"No voy a ir de rapera, porque yo lo que hago es pregonar", afirma en una charla con Efe sobre su manera tan peculiar de interpretar, reafirmada en sus últimos sencillos, especialmente en su éxito "La Niña" (más de 1,6 millones de reproducciones), que llegó tras doce años de perseverar en su carrera.

Nacida María Peláez (Málaga, 1990), como la famosa nadadora, en sus primeros conciertos había hasta quien la confundía. "Oye, ¡qué bien nadas aparte de cantar!", llegaron a decirle, así que en su salto artístico decidió desprenderse de la "z" final de su apellido y conservar todo el acento.

"Yo era muy tímida, así que todo lo que quería expresar lo componía", explica sobre sus primeros acercamientos a la música, "sin saber si cantaba bien o mal", hasta que a los 17 debutó en un escenario "por bendita casualidad" y sin desviar ni un momento la mirada del mástil de la guitarra que cogió por primera vez "con 11 añitos".

Tras una época de ansiedad vio que el camino era en efecto la música y en 2017, con dinero prestado y una campaña de "crowdfunding", logró editar su primer disco, "Hipocondría", un título entendido "en su sentido más bonito, pues el puro amor a la vida es lo que hace temer perderla", explica.

El gran salto en su estilo, no obstante, llegó en 2019 con "En casa de herrero" bajo el consejo de la también compositora Alba Reig (Sweet California). "Me dijo: 'Sé tú, pero con esta base'. Y me explotó la cabeza. Bendita sea la hora en que nos arriesgamos", celebra aún tres años después.

En ese tiempo han visto la luz "Te espero en jarra" con Sandra Carrasco, "La confesión" o "Y quién no", temas con los que Peláe ha ido acumulando público con un toque muy personal, con "mucha guasa".

"Sin sentido de humor me pegaría cabezazos contra las esquinas. Para mí es un arma que puede dar mucho de sí, una manera de decirte cuatro verdades sin fastidiar, pero que te vayas a casa dándole vueltas", dice sobre un uso del costumbrismo con el que expone problemáticas, "como en los carnavales de Cádiz, y que cuando va a llegar el final, aparece un giro que te hace pensar", explica.

En sus canciones, tan habitual como natural es la aparición de mujeres liberadas de clichés y la visibilidad LGTB. "Pienso que si eres bisexual, lesbiana o pansexual, no hace falta celebrar una reunión con la familia o montar una rueda de prensa para contarlo, aunque ha habido quien a raíz de 'La niña' ha salido del armario y me ha parecido maravilloso", celebra.

Tras "alguna reunión" que otra en los grandes despachos de las multinacionales, de momento prefiere seguir "despacito y con buena letra" como artista independiente, publicando sencillos cada poco tiempo como su último tema, "Mi tío Juan", y con una nueva gira que la llevará el 8 de mayo al Guitar BCN Festival de Barcelona y el 6 de agosto al Auditorio Municipal de Málaga.

Coautora de dos temas que aspiraron a representar a España en Eurovisión en los últimos años ("Arde" con Aitana y "Nadie se salva" con Natalia Lacunza y Miki Núñez), cada vez son más las voces que la reclaman para ser ella la representante oficial en el festival.

"Escuchar eso me hace a la vez mucha ilusión y me entra un miedo enorme. Le tengo muchísimo respeto y no sé si se entendería lo que yo hago", señala con una prudencia que enseguida se tiñe con el sentido del humor del que siempre hace gala. "Tendría que salir con bata de cola y un vino dulce delante de toda Europa", estalla en risas.

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