Un hombre de 57 años ha sido identificado gracias a una nueva técnica de la Guardia Civil como presunto autor de abusos sexuales continuados a una niña de 11 años, hija de su expareja, a la que administraba un fármaco con efecto sedante y somnífero.
La investigación se inició tras la denuncia de la madre de una menor en la que informaba de que, tras una limpieza general de su vivienda, había encontrado unas fotografías en las que su hija aparecía desnuda y dormida, y, además, se observaba el dorso de los dedos de la mano de una persona adulta, ha informado hoy la Guardia Civil en un comunicado.
Tras el reconocimiento forense de la menor, los agentes apreciaron que, pese a la gravedad de los hechos, la menor recordaba los hechos muy vagamente, lo que llevó al convencimiento de los investigadores de que el agresor drogaba a la niña con un medicamento con un poderoso efecto sedante y somnífero.
Este hecho fue confirmado tras la investigación, y se supo también que dicho fármaco fue suministrado de manera oculta y mezclado en las comidas de la menor.
La menor jamás le contó nada a su madre porque apenas recordaba lo sucedido, y el agresor podía actuar con total impunidad debido a que la progenitora no se encontraba presente en la vivienda en los momentos en los que suministraba el fármaco y cometía los abusos sexuales.
Los esfuerzos de los investigadores se centraron en las fotografías halladas y, concretamente, en el dorso de los dedos del adulto que aparecían en las mismas.
Los agentes se trasladaron a la prisión provincial de Jaén para entrevistarse con la pareja sentimental de la madre de la menor en el momento que ocurrieron los hechos, que se encontraba cumpliendo condena por otro delito distinto.
Tras la entrevista, los investigadores decidieron tomarle muestras de las manos de esta persona para cotejarlas con las halladas en las imágenes intervenidas, pese al grado de dificultad que entrañaba dicha operación debido a que nunca antes se habían cotejado muestras de los dorsos de los dedos de una mano.
Las citadas muestras obtenidas fueron remitidas al Departamento de Identificación del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid.
Sus especialistas certificaron de manera fehaciente que las articulaciones interfalángicas proximales de los dedos del sospechoso eran efectivamente las que aparecían en las fotografías, con lo que se cerró la acusación contra este individuo con la identificación positiva de la autoría del delito.
Debido a que el sospechoso se encuentra en prisión y ya tiene privada su libertad, los investigadores le han acusado en calidad de investigado y no se ha procedido a su detención por estos hechos.
Esta identificación supone un hito, ya que es la primera vez que ha sido posible la identificación fehaciente del autor de un delito contando para ello con muestras del dorso de la mano, y abre nuevas posibilidades en la investigación científica de delitos.