El regidor popular, Francisco de la Torre, no pierde la esperanza de que Málaga aún pueda optar a ser sede de la Agencia Europea del Medicamento, tras su salida de Reino Unido por el ‘brexit’. Todo, pese a que el Congreso ha mostrado su respaldo a que lo sea Barcelona. El primer edil ha remitido una carta al presidente Mariano Rajoy para que considere que, “a lo mejor, es bueno tener el recambio de una candidatura del sur, por si no prospera la de Cataluña”.
“Lo importante para mí es que venga a España, y si no viene con Barcelona, yo digo Málaga”, apostó De la Torre, que recriminó al Gobierno andaluz su falta de apoyo, aunque aseguró que “la Junta está a tiempo de apoyar Málaga”. “Cataluña lo hizo, la Generalitat no dijo Cataluña, dijo Barcelona y es lo que aquí se debería haber hecho”, recriminó, asegurando que “la Barcelona del sur es Málaga y nuestra Junta se ha olvidado ese tema”. “Que me explique por qué Málaga no fue la candidata en 1986, por qué no fue la candidata en 1992 y por qué no fue Málaga la ciudad elegida cuando Andalucía captó el Instituto Europeo de Prospecciones Tecnológicas”, recriminó el primer edil.
El eje sigue en pie
Una batalla que “no la considera perdida definitivamente” y donde, en su opinión, ha faltado “sentido pragmático” para decidir “qué ciudad puede ganar la sede europea para Andalucía”, tras la presentación de candidaturas de las ciudades de Córdoba y Granada. Una confrontación que no ha hecho mella, quiso despejar, a la unión de éstas ciudades en el eje andaluz para fomentar el turismo.
“No tengo datos de lo que el Gobierno de España tiene; a lo mejor tiene datos que le dicen que con ésta, Barcelona, ganamos, por razones que a mí no me alcanzan, pero si no fuera así y tuviera que sacar a pasear el concepto y la idea del desarrollo regional, Málaga es la única ciudad de España y de Europa que puede desempeñar ese papel”, defendió.
La Proposición No de Ley presentada en el Congreso por el Partido Demócrata Catalán fue respaldada con 25 votos a favor de PP, PSOE y Ciudadanos y supuso un jarro de agua fría a las aspiraciones de Málaga para ser sede europea. La capital vende sus bondades de buen clima, calidad de vida, precios asequibles y gran oferta cultural para hacerse con la deseada agencia y aún queda polémica para rato.