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El ADN en la cremallera de su última víctima lleva hasta el asesino múltiple de Málaga

Vestigios biológicos en la escena del crimen, cometido en 2022, fueron claves para identificar a José Jurado Montilla, condenado por 4 homicidios en los 80.

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  • Realizaron un análisis con las “más avanzadas” técnicas bioquímicas y “que no es habitual” de los restos biológicos encontrados en la cremallera.
  • Los investigadores diseñaron un “árbol genealógico” y bucearon en archivos como el Registro Civil hasta dar con el homicida.
  • El presunto homicida fue arrestado este pasado domingo en un bar de Valdebótoa (Badajoz).

David dio la pista para llevar a los agentes hasta su asesino. Vestigios biológicos hallados en la cremallera de su mochila fueron claves para identificar a José Jurado Montilla, alias ‘El Titi’ o ‘Dinamita Montilla’, y resolver este crimen cometido el 29 de agosto de 2022 en Los Montes de Málaga. La víctima recibió dos disparos: un primer impacto de cartuchería de postas y un segundo “a bocajarro” en la cabeza con munición de perdigones.

No importa el tiempo que pase ni la complejidad del crimen, porque la Policía Nacional acabará resolviendo el caso y llevando a los culpables ante la justicia.

Durante “mucho meses” fue una labor de “pico y pala”, porque el caso “siempre estaba en la mesa”, hasta que el ADN encontrado en la escena del crimen les llevó al camino correcto. Un análisis más sofisticado condujo a los agentes hasta un pariente vía paterna del presunto asesino. Un hombre de 62 años condenado a 123 años por cuatro homicidios entre 1985 y 1987, de los que solo cumplió 28 años. José. J. M. fue arrestado este pasado domingo en un bar de Valdebótoa (Badajoz), municipio en el que lo localizaron gracias al rastro que iba dejando en sus redes sociales, donde era muy activo. El detenido ya ha pasado a disposición del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, habiéndose decretado su ingreso en prisión provisional.

Un asesinato fortuito investigación compleja

La investigación se inició el 29 de agosto de 2022, tras la llamada de unos padres que denunciaban la desaparición de su hijo de 21 años, ha explicado la inspectora jefa del grupo de Homicidios, Rafaela Polo. “Lo único que nos dicen es que ha ido a una casa de aperos propiedad de la familia” en el paraje Los Ciegos en Los Montes de Málaga, donde iba a recoger unas algarrobas. La búsqueda se inició ese mismo día, pero “era noche cerrada” y no lo encontraron. Al día siguiente, entra en acción el Grupo de Homicidios y Desaparecidos. Sobre las 8.40 horas de la mañana aparece su cuerpo. Es entonces cuando se despliega un operativo, donde los agentes de la Científica realizan las “primeras inspecciones oculares” y se recaba el mayor número de pruebas.

Es “complejo”, porque “estamos en medio de Los Montes de Málaga, no hay testigos ni vecinos y no es una zona de fácil acceso”, recuerda la jefa del grupo de Homicidios, y “lo más importante, no hay motivo”. David era un joven “ejemplar”, estudiante y “sin ningún tipo de problemas”.

Durante los casi dos años de investigación, los agentes han tomado declaraciones a cazadores y vecinos de la zona y han rastreado varios vehículos, buscando un hombre de avanzada edad. Antes de morir, David mandó varios mensajes de Whatsapp a su padre y a unos amigos, en los que le decía que se había encontrado con “un señor mayor con mala pinta, además de otras características”. “Íbamos a ciegas, se nos cerraba una vía, íbamos a otra”, pero todas daban a un callejón sin salida. En septiembre de 2023  ya solo cabía el tema científico.

El comisario jefe de Policía Científica, Salvador Romero, ha detallo que realizaron un análisis con las “más avanzadas” técnicas bioquímicas y “que no es habitual” de los restos biológicos encontrados en la cremallera de la mochila de David. Se trata de un estudio de amplificación del cromosoma Y, apoyado en las bases de datos existentes de toma de muestra de ADN a personas detenidas. Esta novedosa técnica “no llega a poner nombres y apellidos”, pero sí conduce hasta un pariente del presunto asesino. De esta forma los investigadores diseñaron un “árbol genealógico” y bucearon en archivos como el Registro Civil hasta los años 40 y en partidas de bautismo hasta dar con el homicida.

“Así” se ha cerrado una investigación “ardua y compleja”, ha celebrado el subdelegado del Gobierno, Javier Salas, que permite lanzar un mensaje “muy claro”: “No importa el tiempo que pase ni la complejidad del crimen, porque contamos con unos servidores públicos con una alta profesionalidad que acabarán resolviendo el caso y llevando a los culpables ante la justicia”. El comisario principal, Enrique Barón, ha insistido en que se ha llevado a cabo una investigación “muy perseverante, constante y con muchísima dedicación”.

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