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Una historia de 50 familias desalojadas en El Perchel que acaba con final feliz

De la lucha de la plataforma ‘El Perchel no se vende’ a la consecución de viviendas dignas para 50 familias con el acuerdo como elemento clave

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  • Las dos manzanas de calles Malpica y Montalbán pasarán a ser historia cuando se dé solución a tres inquilinos ‘ocupas’ que no ha aceptado el acuerdo
  • Todo apunta a que en la parcela resultante se pueden llegar a construir hasta 200 nuevas viviendas lejos de aquellas de renta antigua que había

Vivimos tiempos en los que con demasiada frecuencia se dice que luchar por lo que consideras justo no sirve para nada. Y tiempos en los que también se minusvalora la capacidad de llegar a acuerdos con grandes empresas a las que se les presupone poco corazón. Dos tópicos que han saltado por los aires a la hora de desalojar de sus viviendas actuales en El Perchel a la cincuentena de familias que se organizaron en la plataforma ‘El Perchel no se vende’ con el objetivo de que se les proporcionara una alternativa habitacional digna por parte de la empresa Dazia Capital, que adquirió los inmuebles de las calles Malpica y Montalbán.

Como explicó en el más puro lenguaje de la calle Carmen Fernández Rey, vecina con renta antigua y casi 50 años en el barrio (“mi marido lleva aquí toda la vida, mi madre me trajo con dos años y mis hijas y mi nieta son percheleras”), que con el dinero de la indemnización se ha podido comprar una casa frente al Parque Norte, “en Carlos Haya”, “hemos luchado mucho y pasado mucho, mucho sufrimiento y muchas irritaciones pero se ha conseguido”. Vaya, que la lucha “ha merecido la pena pese a lo que se ha pasado porque nos creíamos que nos quedábamos en la calle después de tantos años”.  Carmen se lleva sus recuerdos, y como cuenta, ahora, cuando viene por aquí para algo, mira para los Callejones del Perchel, donde vivió primero, y luego a calle Montalbán, de donde ha sido desalojada, y dice “hay madre mía mi Perchel que esto no es Perchel ni nada, quedan pocos antiguos percheleros”.

Con optimismo ve también ahora el presente y el futuro Enrique Gutiérrez, ‘Guti Perchelero’, el último inquilino por realojar, a la espera de que le den las llaves de su vivienda, en este caso, de alquiler social. Dice que “es el último en irse del bloque” y además lo hace “como los capitanes de barco”,  porque “quería ser el último en hundirse con el buque y al final va a ser el último”.


Pese a que ahora todo son sonrisas, confiesa, (no sabemos de por si aquello de que el capitalismo pocas veces tiene una cara amable para los perdedores), que “no esperaba este final, sinceramente, porque la cosa pintaba muy mal”; aún así, recalca que “hay que ser justos, todos los de renta moderna éramos de terminación de contrato, aquí no había y teníamos que pelear para no vernos en la calle sin nada y hemos conseguido que la empresa AVRA (la empresa de vivienda pública de la Junta de Andalucía), nos sacara del atolladero aportando vivienda con alquiler social”.

En este caso además, no se pierde, como en el de Carmen, el contacto con el barrio, porque la zona de viviendas de alquiler “están en el 80% en el Perchel Norte, dentro del barrio, en vez de aquí un poco más lejos, por lo que se mantiene la comunidad y estamos en contacto permanente, porque habíamos perdió el contacto y ahora nos reencontramos y con calidad de vida”.  Recuerda, que en su caso, la vivienda “la tenía bien cuidada, pero las zonas comunes, estaban ya mírame y no me toque con los patios muy deteriorados, como un zoológico”.

Otro caso, sin embargo, donde ahora se lamenta el desarraigo que ahora se produce, es el de Miguel Fernández Rey, que aunque dice encontrarse contento con su nueva residencia en la zona del Tiro de Pichón, sobre todo, porque con 72 años, cuida de su madre, en silla de ruedas, a la que ha tenido que estar subiendo hasta un tercero en a cuestas, y su niña “nació aquí, todos” y se echa de menos el barrio, “pero había que irse”. Por eso, pese a que tras nacer y vivir 50 años en El Perchel, asegura que “no está arrepentido de irse”, porque “el Perchel se está muriendo y los pisos que están haciendo ahora son para los turistas que vienen”.

El proyecto futuro

Mientras tanto, Leticia Pérez, directora general de Dazia, la empresa que adquirió los inmuebles para demolerlos y edificar nuevas viviendas inasequibles para los vecinos y vecinas, destaca que “las declaraciones que se hicieron desde la empresa en su momento han llegado a buen puerto que era lo que siempre quisimos, poder llegar a un acuerdo con los vecinos”. Una tarea en la que destacó la intermediación del abogado de los inquilinos, “ahí el papel de Paco Gutiérrez ha sido fundamental, ha sido un hombre de consenso, racional y ha ayudado”, y también el Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía.

Una intermediación, la del consistorio capitalino, de la que el portavoz del grupo municipal socialista, Daniel Pérez, destacó que ha costado porque se ha tenido que acudir a muchas mociones aprobadas en pleno donde se llevó la voz de los vecinos en conflicto y “doblegar” la postura inicial del Partido Popular.

Ahora, la representante empresarial asegura que “aunque todavía nos quedan tres inquilino de renta antigua que no han aceptada la oferta, todos pueden continuar con su vida y tener una vida mejor, porque al final estamos hablando de familias”.

El siguiente paso que desbloqueará el resto el proyecto es la aprobación definitiva del estudio de detalle de las dos manzanas, y durante estos meses “desarrollaremos el proyecto básico y ahí es donde definiremos el producto” final, indicó Pérez, recordando que la empresa es promotora, especializada en el sector residencial” con una actividad principal que es la acción en venta aunque también con proyectos en alquiler, por lo que “no lo tenemos todavía definido y estamos a expensas de que el estudio de detalle esté más avanzando para poder empezar a trabajar”. Así, lo que se construya “dependerá de la tipología, en su día hablamos de 200 viviendas pero pueden ser menos, dependen también de los tamaños”, lo que puede empezar a ser realidad para el mes de junio”.

La aprobación inicial ya está, tras la aportación del expediente, con lo que se han dado avances y están en disposición de presentar la licencia de obra. Otra cosa, es el proceso de demolición de los edificios actuales al haber “un problema de ocupación”, también depende  del estado de los edificios. Por eso, se hará “por fases y casi quirúrgicamente”. Y empezarán de inmediato están ya “trabajando para presentar las licencias de demolición”.

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