También destacan la conveniencia de “exigir a los poderes públicos que suscriban, cumplan y hagan cumplir los acuerdos y convenciones internacionales que garantizan la libertad de expresión, el diálogo intercultural, los derechos humanos y favorezcan la cultura de paz”.
De otro lado, se destaca “la necesidad de potenciar el compromiso de las redes civiles solidarias en el desarrollo de acciones y programas que favorezcan el espíritu de la alianza de civilizaciones”, así como “la importancia de promover, difundir e incentivar la utilización de las bibliotecas convencionales y digitales, así como otros soportes tecnológicos, como instrumentos eficaces al servicio de la comprensión internacional, en la línea del ejemplo de la antigua y contemporánea Biblioteca de Alejandría, y en coincidencia con la promoción de los derechos humanos, de la paz, del respeto a la dignidad de las diferentes culturas y, en especial, al reconocimiento del lugar de la mujeres y de la perspectiva de género”.
Diálogo interreligioso
Por otra parte, destacan “la necesidad de profundizar la investigación y fomentar el diálogo interreligioso e intercultural por medio de actividades que impliquen a expertos, representantes y líderes de diferentes religiones y tradiciones espirituales, tendentes al acercamiento entre todas las culturas, eludiendo cualquier forma de fanatismo e intransigencia”.
De igual manera, creen necesario “fomentar un diálogo con todas las formas de pensar, no sólo las religiosas, de la humanidad, para construir un mundo más justo y en paz”, junto a “la urgencia de fomentar, dentro de cada religión y cultura, el despliegue de aquellos elementos, valores y tradiciones que son generadores de paz, enterrando aquellos generadores de violencia”.