El alcalde de La Línea, Juan Franco, cumple dos años al frente del equipo de Gobierno. Asegura haber reducido la deuda y estar en el camino de mejorar unos maltrechos servicios públicos, y opina que su relación con el PP, socio de gobierno, es sólida de cara al resto del mandato.
“El que delinque es para comer, y después de comer es para comprar un Mercedes”
Usted llegó a la Alcaldía con un bagaje político cero. Ahora que lleva dos años en el cargo, ¿es esto lo que se imaginaba?
—Mi primera impresión era que ser alcalde conllevaba una serie de responsabilidades, de toma de decisiones, y al final te encuentras con que las cosas eran un poco más complicadas de lo que uno pensaba. Valoro un poco más el trabajo de los que han estado aquí antes que yo de lo que un principio pensaba (risas). Sobre todo la dedicación. Hay momentos en que te faltan horas en el día para atender todos los frentes abiertos. Pero bueno, de momento creo que bien, con nuestras luces y sombras e intentando hacerlo lo mejor posible todos los días.
¿Su mejor y su peor momento?.
—Mejores momentos ha habido varios. Cuando en algún acto público ves las calles llenas, cuando vas a la Coronación de la feria y ves en la plaza a 3.000 o 4.000 personas y la gente está contenta y tú representas a tu ciudad. También, por ejemplo, ahora que hemos conseguido refinanciar todo el tema de la deuda. Y llevo dos peores momentos; el 4 de diciembre, cuando falleció un operario de la red eléctrica reparando un centro de transformación del Zabal, y el miércoles pasado. El policía local yo tenía amistad personal con él, conoces a la familia... Son momentos muy malos porque son problemas que no puedes arreglar.
¿Cuál es su objetivo más ambicioso hasta el final de mandato?
—Aunque no dependa totalmente del Ayuntamiento, la apertura del hospital. Luego hay cosas como, por ejemplo, sustituir toda la red de alcantarillado, pero va para un periodo mínimo de cinco a diez años. Y dentro de nuestra competencia, la Relación de Puestos de Trabajo (RPT).
¿Para cuándo la tenemos?
—La RPT se terminó. Ahora solo espero los informes de Secretaría e Intervención, que se abra el periodo alegaciones y proceder a a la aprobación definitiva del documento. Espero que pase el trámite, porque cuestiones de legalidad no hay, justificadas objetivamente están, y negociadas, pese a lo que sindicatos dicen.
Si hay algo en común entre los últimos alcaldes de La Línea es que todos han sufrido una alta conflictividad laboral...
—Nosotros nos hemos encontrado con dos alternativas, o cumplíamos la ley para ejecutar una sentencia con las consecuencias que tiene o nos colocamos al margen de la legalidad. El margen de maniobra es muy corto. Pero yo siempre voy cumpliendo la norma. Si eso al final conlleva conflictividad laboral, no me voy a subyugar a nadie.
El 10 de abril, Antonio Sanz hablaba de un descenso histórico de la criminalidad en La Línea y hoy vemos una ciudad tomada por las fuerzas y cuerpos de seguridad. ¿Qué ha pasado?
—En esta ciudad distinguiría en seguridad dos vertientes: la delincuencia ordinaria y la derivada del narcotráfico/contrabando de tabaco. Respecto a la primera, a mi entender apenas hay y las estadísticas están ahí. Tú vas por la calle no te van a atracar, ni a pegar un tirón. No digo que no exista, si bien el nivel es muy bajo. Pero es evidente que tenemos un problema con el narcotráfico y el contrabando. No voy a entrar en aquello de que estamos en la frontera con Gibraltar, que Marruecos está a 20 kilómetros, etc. La diferencia principal es que en los últimos dos meses, tres a lo sumo, el grado de agresividad de narcos y contrabandistas se ha disparado, porque hay mucho dinero en juego y no ha habido, quizás, una respuesta contundente de la judicatura y la Fiscalía. Además, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no han podido contar con los medios adecuados. Son una serie de condicionantes que han provocado una sensación de impunidad. Pero parece que, a raíz de últimos acontecimientos, y sobre todo el fallecimiento de Víctor, ha habido un punto de inflexión. El delegado estuvo aquí el lunes pasado y se comprometió a una serie de cuestiones que agradezco. Espero que ese estado excepcional por la presencia de unidades especiales se mantenga un tiempo, se encauce la situación y luego haya una adecuada dotación estructural permanente de medios policiales en nuestra ciudad. No obstante, el problema va más allá. Una sola respuesta represiva no acaba de atajar la raíz del problema. Hay una serie de desigualdades sociales, exclusión social, pobreza, marginalidad... Se requiere un plan integral de todas las administraciones para atajar esa lacra que tenemos actualmente en la ciudad.
Lo que sobre todo preocupa es la violencia con la que están actuando los delincuentes...
—Un tío con un coche cargado de tabaco no te va a embestir un coche policial. El valor de ese tabaco puede ser x, y te ponen una multa y te impiden entrar en Gibraltar un tiempo. Luego está el que va cargado de hachís. Estamos hablando de muchos miles de euros y van a recurrir a lo que vayan a recurrir. Por eso estoy agradecido al Gobierno Central por estos grupos especializados que dan la respuesta adecuada a este problema, y a la aplicación desde el ámbito judicial de prisiones sin fianza. Eso va demostrando la fortaleza del aparato represor, que durante un tiempo ha estado un tanto diluida.
¿Y que hay de ciertos ciudadanos que apoyan a los narcos y tiran piedras a policías?
—Este tipo de mafias están entrelazadas como clanes familiares. Hemos pasado del que era autóctono, que quiere sacar mínimos recursos para sacarse cuatro duros o llenar una compra, a unas mafias dispuestas a todo. Se está generando una red clientelar y estructurada y se crea una sociedad aparte. Por eso me refería a la necesidad de hacer un plan integral. Hace falta formación, empleo e inversiones.
Gibraltar: ¿Hablamos de un problema o de una oportunidad?
De las dos cosas, pero matizo. Es una oportunidad porque está claro que nuestra ciudad depende económicamente del Peñón. Tenemos 10.000 residentes que trabajan en Gibraltar que tienen sueldos relativamente dignos; hay también mucho consumo en nuestros comercios por parte de gibraltareños, y nuestra relación es y debe ser excelente a nivel humano. Con Picardo he hablado de obra pública, porque gran parte de los trabajadores en estos puestos, peones, albañiles, fontaneros, electricistas, son linenses, y me consta que están contentos con ellos. Luego hay ciertos problemas que no son culpa del gibraltareño. Por ejemplo, el alquiler, con un espacio escaso en Gibraltar. Buscan alquiler en La Línea y el precio se dispara. Es una situación complicada. Pero la relación se intenta siempre que sea la mejor posible.
¿Le desespera lo parada que va la negociación del ‘brexit’?
—Estoy tranquilo porque todo estaba parado a la espera de las elecciones británicas. Tenemos que ponernos a trabajar nuevamente en eso. El lunes estuve reunido con Defensor del Pueblo, he mantenido contactos con empresarios de Gibraltar y hoy -por el jueves- recibo a Apymell y es uno de los temas quiero tratar. No dejo de estar en contacto con todos los actores del tema brexit. Espero, en breve, contar con alguna respuesta de la Administración Central y Autonómico. El Gobierno de España debe ir marcando el paso. Entiendo que tienen una política relativa al brexit y espero y cuento con que exista la mayor de las sensibilidades hacia la población de La Línea, en concreto centrándose en las personas que trabajan en Gibraltar. Y hay que dar pasos para ese plan integral, cada uno en sus competencias, y dar solución a distintos problemas asociados o acrecentados por el brexit, como la formación, el desempleo estructural, el problema sanitario...
¿Hay que eliminar la dependencia de Gibraltar?
—El objetivo debe ser acabar con la dependencia de Gibraltar, pero no quiero cortar los vínculos con Gibraltar. Quiero tener una economía complementaria, ofrecer algo que no tengan los demás y poder crecer todos conjuntamente.
En esa simbiosis se está incluyendo al resto de municipios de la comarca y la provincia...
—Vamos a esperar acontecimientos y a ver qué pasos se dan de forma conjunta, porque depende del Gobierno. En cuanto a la fiscalidad especial, espero que el diseño sea el adecuado, porque si se aplica el mismo diseño a todos los municipios del Campo de Gibraltar, los grandes perdedores seremos nosotros, otra vez más.
¿Ha limado el caso de la cesión del Palacio de Congresos la relación con su socio de gobierno del PP, Nacho Macías?
—No. No se si por suerte o por desgracia, pero todos estamos en el mismo barco. Defiendo mi actuación por completo, pero también la de Nacho. Pongo la mano en el fuego por él y creo que la gestión ha sido correcta y adecuada, y estoy seguro que el señor Macías piensa lo mismo de mi. Esto es un matrimonio; los matrimonios de vez en cuando discuten, pero de momento nos queremos (risas).
¿Qué hay del proyecto político comarcal 100x100 que tiene?
—Hay un proyecto, no lo tengo yo. Es cierto que estamos en conversaciones con otras personas. Me halaga que se haya contado con nuestra marca, pero estamos centrados en nuestra consolidación interna. Hay un partido en Los Barrios, otro en San Roque y otro en La Línea. Llegado el momento, ya veremos.
Usted ha recibido ofertas de otros partidos...
—Eran conversaciones informales. Estoy muy contento donde estoy y quiero continuar con la idea que teníamos de regeneración de la ciudad.
¿Le parece bien que ahora digan que se va a abrir el nuevo hospital por partes?
—Es lo que a nosotros se nos comentó en una de las primeras reuniones. Pusieron el ejemplo de Ronda, en el que el traslado fueron doce semanas, y aquí sería similar. Hablamos de una instalación enorme.
Pero eso no justifica el abandono del actual...
—Tengo una reunión en breve con los sindicatos y espero tener más información de primera mano.
¿Veremos pronto a la gente realizando sus estudios universitarios allí?
—Espero. Tenemos varios frentes abiertos con este asunto. El primero era terminar las obras del Ayuntamiento y solventar el tema de licencias, y después que se produzca el traslado y la inauguración, los problemas de titularidad. Las conversaciones están abiertas.
¿Qué tal con la Balona?
—Bien. Alfredo Gallardo es una persona a la que quiero muchísimo y tiene todo mi apoyo en estos momentos. Está luchando contra su enfermedad y trabajando mucho. Intentamos solventar los problemas que hay, intentar buscar un patrocinador, colaborar con el mantenimiento del estadio…
¿Se presentará en 2019?
—En 2019 creo que el proyecto todavía tiene recorrido. Hay muchísimas cosas que hacer, tenemos un equipo fuerte y unido y queremos contar con la confianza de los ciudadanos. Para ser candidato me tienen que elegir los míos y a toda la lista, puesto por puesto. Hoy es mi intención. Estamos fuertes.