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Jerez

El ocaso del Carnaval local

No se ha buscado el hecho diferencial con otros carnavales y ahí ha podido estar el error de una fiesta que ha ido decayendo

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Poco o nada se ha escrito sobre las fiestas del Carnaval jerezano, probablemente porque los historiadores locales de antaño no fueran partidarios de estas fiestas, consideradas por los más puristas como satíricas. Así que hasta ahora desconocemos la fecha en la que se empezó a celebrar estas simpáticas fiestas en nuestra localidad. Este comentario está extraído del libro Curiosidades Xerezanas, escrito por Manuel Ramírez López y José Antonio Cirera González, a la sazón pregoneros este año de 2014 de un carnaval que no va a existir. He ahí la paradoja. Se va a pregonar algo que no va a tener lugar, ya que la organización del mismo, la coordinadora del Carnaval, se ha plantado por el escaso apoyo que, entiende, se le ofrece desde el Ayuntamiento. Este que suscribe -permítanme que, por una vez y sin que sirva de precedente, escriba en primera persona- se subió en el año 1986 al escenario del Teatro Villamarta, con mono de motorista por aquello del comienzo del Circuito de Jerez, para pregonar, de una manera muy distinta a la habitual, el Carnaval de Jerez. Hablé del pasado más reciente de esas fiestas, que había que encontrarlo en los años anteriores al 36, y fundamentalmente puse el acento en que Jerez si quería tener carnaval  tenía que ser un carnaval a la manera de Jerez, sin mirar hacia la Bahía, sin mirar a ningún otro carnaval. Un carnaval diferente, no copiado. Un carnaval, como me contaban eran aquellos anteriores al estallido de la nefasta guerra civil, de paseos de máscaras por calle Larga, de grandes fiestas privadas de disfraces. Algo propio. Que evidentemente el Carnaval estaba llamado a ser una fiesta menor dentro del amplio calendario de actividades de la ciudad, pero que podía encontrar su espacio dándole un carácter diferencial a otros, mirando al Villamarta y no al Falla, mirando a la forma de ser y expresarse del jerezano, muy diferente a la forma de ser y expresarse del ciudadano de Cádiz, por poner un ejemplo claro. Estimo que no se ha buscado ese hecho diferencial y ahí ha podido estar el error de una fiesta que, se quiera o no, ha ido decayendo aunque en la mañana de la cabalgata animaba las terrazas.

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