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Preparando una cita con la historia de la Fórmula Uno

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  • Historia de la Fórmula Uno -

El Festival de Históricos de automovilismo de los próximos días 12 y 13   comienza a calentar motores con la presencia confirmada de algunos monoplazas de Fórmula Uno y Sport-Prototipos que escribieron páginas gloriosas en la competición de décadas pasadas.
Uno de los monoplazas más interesantes que podremos ver en parrilla, será el McLaren MP4 del 81 -82 . Este coche en su primera versión no ganó carreras, pero marcó un punto de inflexión y creó tendencia a la hora de crear nuevos monoplazas de F1. Fue diseñado por John Barnard, uno de los grandes cerebros de la F1 y su principal característica es que fue el primer monoplaza cuyo bastidor estaba hecho enteramente en materiales composites. Para llevar a cabo la fabricación de este especial monocasco, se encargó el trabajo a Hércules, empresa norteamericana de gran prestigio en las décadas de los  70 y los  ´80 por su avanzada tecnología aeroespacial. Estos bastidores fabricados con composites no solo devolvieron el honor a McLaren (con la victoria en el Gran Premio de Inglaterra de 1981 en Silverstone) tras años de sequía, sino que además preservaron la integridad física al más que fogoso Andrea De Cesaris en los 24 accidentes que sufrió en el transcurso de aquella temporada.
De aquel mismo año de 1981 estará presente en Jerez el Brabham BT49 diseñado por Gordon Murray. Para enfrentarse a la normativa que exigía una altura mínima al suelo de 6 cm con el monoplaza parado, Murray creó una sofisticada suspensión hidráulica que permitió a Nelson Piquet alzarse con el título en 1981, tras lograr 3 victorias y un total de 7 podios.
Si escribimos de los legendarios Sport-Prototipos participantes en grandes duelos en aquellas 24 horas de Lemans, cabe destacar la presencia del Ford GT40. Sin lugar a dudas, el Ford GT40 fue un coche muy especial en la historia del fabricante americano. A inicios de los 60, los directivos de Ford, hartos de ver cómo Ferrari les ganaba carrera tras carrera, tomaron una drástica decisión: comprar la marca del cavallino rampante. Lo que no sabían es que se iban a dar de cara con un auténtico muro: Il commendatore, Enzo Ferrari. El italiano se negó a escuchar cualquier oferta, por lo que los responsables de la marca americana tuvieron que tomar otro camino. Tras varios “escarceos amorosos” con fabricantes especializados en competición, decidieron encargar el Ford antiferrari a Eric Broadley, diseñador y propietario de Lola. En 1963 vio la luz el Ford GT40, un ambicioso prototipo construido enteramente en fibra de carbono y equipado con un poderoso motor V8 de 4.737 cc. Los inicios no fueron todo lo buenos que se podía presumir y, tras dos años de constantes averías y abandonos, Ford decidió poner los GT40 en manos de Shelby. A partir de ese momento, la historia cambió y el GT 40 se anotó cuatro victorias consecutivas en las 24 Horas de Le Mans, del año 1966 al 1969.

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