De fontanero a futbolista, de futbolista a presidente de una Escuela de fútbol desde donde recuperó a un emblema como el Xerez Club Balompié o abanderó momentos solidarios y de reconocimientos como cuando se le hizo el homenaje a Diego Saborido, en un momento complicado, o se le puso el nombre de Antonio Vega al polideportivo de La Juventud o el de Acuña al del Polígono San Benito y muchas otras acciones solidarias que han quedado entre él y algunos pocos, entre los que he tenido el honor de estar como también el de haber sido su amigo desde que debutó ante el Portuense, jugando de lateral y antes de reconvertirse en un central que jugó con los mejores y marcó a futbolistas de talla mundial, como Santillana, lo que le valió que su partido fuese resaltado en la prensa nacional y que hasta el Madrid y el Español, que así se llamaba entonces, estuviesen pendientes de él para enrolarlos en sus filas aunque una lesión de rodilla le impidió subir más en esa carrera deportiva que comenzó en el albero de La Juventud y de Santa Fe, dando el salto desde el CD Plata de Manolo Sosa y Antonio Izquierdo a las filas de su Xerez recién descendido de Segunda.
Piñero llegó para quedarse. Empezó en Tercera, en la de entonces que era la tercera categoría nacional solo superada por Segunda y Primera, y en la campaña 1976/77 ascendió a esa Segunda División B recién nacida. Siguió hasta la 78/79 en la que le hizo un nuevo servicio a su equipo ya que se fue al Almería, entonces en Segunda, dejando 2 millones de las pesetas de aquellos años en las arcas.
Cuatro años en tierras almerienses, donde los aficionados de siempre lloran su adiós definitivo, con ascenso y consolidación en Primera y hasta con problemas económicos que hicieron que el nacido en Torresoto fuese uno de los impulsores de AFE con aquella acampada en Madrid donde se exigía el pago de los honorarios no cobrados. Luego, ya en su fase final en activo, en el Portuense y en el Orihuela donde la rodilla dijo hasta aquí hemos llegado.
Y de tierras alicantinas a su casa, a Jerez, " de Jerez al cielo" decía siempre, un breve tiempo vendiendo aceites de automóviles y al fútbol, la creación de la Escuela Jerez Alternativa que ha mantenido hasta que la enfermedad le apartó. Y soñaba con él. Recuerdo de una de nuestras últimas conversaciones donde se refería a su intención de refundarla. Y es que el fútbol lo ha sido todo para él. Con más corazón que cabeza mantuvo la escuela a flote desde el destierro de Chapín, manteniéndola en Estella, en el Club Nazaret, en Picadueñas y finalmente en La Canaleja. Creó el Xerez Balompié, el Ciudad de Jerez y sacó secciones de fútbol femenino. Incansable, el fútbol cantera de Jerez de las últimas décadas va indefectiblemente unido a su nombre aunque, en vida, no ha recibido ese reconocimiento que confío que desde las alturas consiga ya el próximo año porque su vida ha sido una autentica leyenda del deporte local.
Piñero ha sido mucho más que un futbolista. Ha tenido corazón, solidaridad, amistad, amor al balón que le ha dado toda su vida de comer y lealtad a sus gentes y a sus ideas, lo que en momentos determinados le llevaron a complicadas situaciones que supo solventar con habilidad para sobrevevir cerca del fútbol y de su equipo, ya que se involucró de manera importante en esos años donde la supervivencia del Xerez CD parecía imposible. En esos años en Regional estuvo el ex capitán poniendo su hombro a favor de la causa.
Descansa en paz amigo, confindente, ay si las paredes del antiguo Bar Córdoba o del Portobello de Diego Narváez o de la vieja Cruz Blanca, en el rincón de Carlos el marisquero hablaran, gran futbolista, mejor persona. Jerez te debe una.