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La integridad del paisaje vuelve a colisionar con un proyecto de energía renovable

Capital Energy impulsa el desarrollo de una planta de energía solar junto a la zona de viñedos que parece encajar con el PGOU pero que ya genera rechazo

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  • Según el PGOU, la parcela elegida carece de protección. -

La intención de Capital Energy de levantar una planta fotovoltaica en un paraje próximo a los pagos de Macharnudo Alto y Macharnudo Bajo ha vuelto a generar controversia por parte de los defensores de un paisaje tradicionalmente dominado por las viñas.

El propio presidente del Consejo Regulador y de la Ruta del Vino y el Brandy de Jerez, César Saldaña, ha sido en esta ocasión la persona encargada de abanderar la causa, animando incluso a la firma de un manifiesto para garantizar la protección del paisaje.

Capital Energy es la compañía que ha desarrollado el controvertido parque eólico del Barroso en un enclave próximo al elegido para la construcción de esta nueva planta solar.

Este nuevo proyecto se encuentra todavía en una fase “muy incipiente”, según han reconocido fuentes de la propia compañía.

En concreto, está en información pública para conseguir la Autorización Administrativa Previa (AAP). A partir de ahí, los plazos van a depender de la agilidad de la propia administración pública.

Los promotores de esta instalación generadora de energía renovable cuentan ya con un Informe de Compatibilidad Urbanística (ICU), un documento que detalla que el suelo afectado por esta “pequeña planta” de 15,7 megavatios (MW) de potencia está calificado como No Urbanizable (SNU) de Carácter Rural-Secano.

Ese uso permitiría en principio el desarrollo de una planta fotovoltaica. Capital Energy ha aportado igualmente una imagen del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Jerez con la ubicación real de esta futura instalación de energía solar en la que se aprecia “claramente” que se encuentra “fuera de la zona de viñedos” y que por tanto cumple con la normativa vigente.

La planta supondrá una inversión cercana a los 7 millones de euros y ocupará una superficie de 45 hectáreas, “situadas a más de dos kilómetros del pago de Macharnudo Bajo y a unos tres kilómetros de Macharnudo Alto”, aseguran desde la compañía.

Entre la legalidad y la oportunidad

Claro que una cosa es que el proyecto cumpla con la normativa urbanística vigente y otra distinta que sea bien recibido por los defensores de la integridad del paisaje.

En este sentido -y como ya se ha avanzado- la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez ha elaborado un Manifiesto de protección del paisaje para que sirva de “instrumento voluntario de concertación entre los agentes del territorio orientado a promover la conservación y mejora del paisaje y de la calidad de vida de la población local mediante el establecimiento de objetivos, acuerdos y estrategias de gestión”.

La organización recuerda que, a pesar de su gran valor, el paisaje del Marco está sufriendo la “amenaza” de numerosos elementos como la instalación de parques eólicos y fotovoltaicos, entre ellos el ya levantado en El Barroso, y a pesar de que hablamos de un paisaje vitivinícola que debe ser considerado un “bien patrimonial con valor agrario, cultural y natural”.

César Saldaña ha alertado de las consecuencias de plegarse a las “agresiones” que viene sufriendo el paisaje del Marco. “Estamos viendo en los últimos años agresiones de todo tipo sobre nuestros viñedos: escombreras, construcciones ilegales deplorables, y sobre todo parques eólicos y fotovoltaicos que rompen con esa imagen armónica que ha sido la seña de identidad de nuestro paisaje durante siglos y que hacen imposible cualquier otra actividad económica respetuosa con el paisaje como sería el enoturismo”, advierte el presidente del Consejo Regulador y la Ruta del Vino y el Brandy de Jerez.  

Saldaña subraya al respecto que los viñedos del Marco de Jerez “constituyen uno de los paisajes culturales más singulares y antiguos del mundo”. “Las lomas de tierra albariza que rodean nuestra ciudad han sido cultivadas por agricultores desde hace más de dos mil años. Es un legado que no tiene precio, porque es la base para producir nuestros maravillosos vinos, pero también porque genera riqueza, convirtiéndose en un atractivo extraordinario enoturístico o simplemente como escenario para nuestro esparcimiento. Pero debe tratarse con respeto, apostilla, al tiempo que solicita el apoyo al manifiesto bajo la premisa de que “cada firma cuenta".

El citado manifiesto incluye los acuerdos y compromisos en favor de la protección, ordenación, gestión, mejora y valorización del paisaje vitivinícola del Marco de Jerez que adoptan los principales agentes del territorio (entidades públicas, asociaciones, colectivos, empresas y particulares) como consecuencia del proceso de concertación impulsado en la Carta de Protección del Paisaje del Marco de Jerez.

A través del mismo, los agentes firmantes asumen voluntariamente el compromiso de implementar los objetivos de calidad paisajística, las medidas, estrategias y los acuerdos generales establecidos en la Carta de Protección del Paisaje.

Entre dichos compromisos figuran los esfuerzos necesarios para ordenar y proteger el paisaje del Marco de Jerez, así como reconocer sus valores y singularidades: valor histórico y cultural, valor vitivinícola (terrenos y tipos de suelo, singularidades de los pagos, climatología, métodos específicos de trabajo en la viña y en la bodega, sistemas de crianza y elaboración de los distintos tipos de vinos, etc.) y valor paisajístico y natural (atractivo para el turismo y el ocio).

Asimismo, se aboga por impulsar las figuras de protección del paisaje que sean aplicables a nivel local, provincial, autonómico, nacional e internacional para mantener su uso agrario y turístico.

El problema puede estribar en que este tipo de acciones se están desarrollando con posterioridad a la aprobación del PGOU (2009), un planeamiento que quizá ya debería haber sido revisado y que como defiende Capital Energy permite el desarrollo de una planta fotovoltaica en la parcela objeto de controversia. 

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