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“No me arrepiento de nada, pero si me he equivocado pido disculpas”

Entrevista en VIVA JAÉN al líder del SAT y exconcejal de JeC, Andrés Bódalo tras obtener el tercer grado penitenciario

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  • Andrés Bódalo, en la sede del SAT de Jaén -

Después de 538 días en la prisión, Andrés Bódalo ha obtenido el tercer grado penitenciario y ya no tendrá  que acudir a la cárcel al autorizarle el juez llevar una pulsera de control telemático.  Bódalo, que fue condenado a tres años y medio por la agresión a un concejal socialista de Jódar durante una protesta sindical en 2012,  no quiere mirar al pasado con rencor, aunque sostiene que con su encarcelamiento se ha querido criminalizar a la lucha jornalera. No muestra arrepentimiento, aunque pide disculpas por su acción.

Andrés Bódalo ha recuperado su genuina boina negra con la estrellita roja. En la cárcel no le dejaron llevarla, aunque sí le permitieron ponerse otra réplica que le dibujaron los reclusos de su módulo penitenciario, los mismos que el otro día lo despidieron como si fuera un héroe. En la cárcel, Bódalo ha estudiado para sacarse el título de la ESO, se ha tirado muchas horas en la biblioteca leyendo a Miguel Hernández o Lorca, se ha mantenido en forma haciendo spinning y, cómo no podía ser de otra manera, se ha erigido en un auténtico líder en las asambleas abiertas celebradas entre los internos para reclamar mejoras en la prisión.  En su primera entrevista concedida tras obtener el tercer grado, el exdirigente del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y exconcejal de Jaén en Común (JeC) dice que la prisión le ha reafirmado en sus convicciones, pero desde la lucha pacífica. Tampoco cierra la puerta a la vuelta a la política.

¿Cómo ha recibido la concesión del tercer grado?
–La imagen que tengo grabada en mi retina y que jamás se me va a olvidar es la del jueves día 15, a las 12 de la mañana, cuando un funcionario me comunicó que me habían concedido el tercer grado después de 538 días en prisión. Pensaba en mi, pero también en toda mi familia y en toda la gente que me ha apoyado. Ahora tengo esperanza de que todo vuelva a la normalidad, y ejercer lo que he hecho toda la vida, es decir, la lucha social en la calle.


¿Qué le ha enseñado la cárcel?
–He aprendido a sufrir y a comprender lo que significa el concepto de la libertad. Cuando uno entra en la cárcel es cuando uno aprecia mejor lo que es ser libre. Allí no  eres nada, eres  un simple número.

¿Cuántas veces  pensó que no se merecía estar allí?
–Todos los días. No me creía que podía estar allí metido. Pero poco después soñaba con todo lo que he hecho en la vida. Me gustaba soñar despierto  y pensar en lo positivo, me ha ayudado mucho esa reflexión interna.  Sin duda, mi familia, mis hijos, nietos y hermanos me han ayudado mucho en todo ello, en tener esperanza, ser fuerte y en no derrumbarme nunca.

Después de todo lo que le ha sucedido, ¿cuál es su opinión sobre la Justicia?
–La Justicia debe analizar todos los casos con lupa, y en mi caso creo que deberían haber estudiado muy bien el fondo de la cuestión y a la persona, y haber tenido mayor flexibilidad con la condena. De todos modos, no quiero entrar en valoraciones. Allá cada uno con su responsabilidad, en la provincia de Jaén nos conocemos todos y que cada uno haga su propia reflexión. Yo estoy convencido de que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.

Pero llegado a este punto, ¿se siente arrepentido de su acción?
–Yo no me arrepiento de nada. En mi actividad sindical y social ha habido momentos de tensión, donde es preciso tener la cabeza un poquito más fría. Ahora bien, si en algún momento me he equivocado y he causado algún problema a una persona en mi actividad sindical o política, yo pido disculpas, no tengo ningún problema en hacerlo. Yo tengo clarísimo de que lo que ocurrió el 27 de septiembre de 2012 en Jódar hay que analizarlo en todo su contexto y ver la tensión que se vivía. Lo que pasa es que se ha querido criminalizar una lucha ejemplar. Yo  estoy convencido de que la lucha y las conquistas deben hacerse por la vía del diálogo, pero nunca con violencia, la violencia no resuelve nunca nada, y yo eso nunca lo he practicado. Nunca ha sido mi propósito hacerle daño a nadie. Yo con 9 años ya participé en mi primera huelga en el cortijo Pichón de Linares-Baeza, donde trabajaba como aguadero. Fue una huelga para que todos los trabajadores cobrasen el salario íntegro, y aquello fue mi primer contacto con la lucha social.

¿Parece que se ha afianzado aún más en sus creencias?
–Sí, tengo el convencimiento de que la lucha social y pacífica es la que da resultado, la violencia perjudica a todo el mundo. Y claro que quiero seguir luchando como lo hacía antes, al lado de los jornaleros, denunciando las carencias en la campaña de la aceituna o en el campo, o luchando para evitar la emigración en esta tierra. Hay que buscar soluciones para Jaén porque si no esta provincia se nos muere. Pero estoy convencido de que lo único que da resultado es la calle, que la gente se movilice pacíficamente y que los que tienen el poder pongan los medios para cambiar la situación.

Su encarcelamiento y todo el debate que se ha originado alrededor lo han convertido a usted en una especie de símbolo de la lucha sindical. ¿Se considera un héroe?
–No, no soy ningún  héroe. Es cierto que se me ha visualizado mucho en todo el mundo, he recibido cartas de apoyo de todas las partes, desde Kosovo, Vietnan, Francia, Suiza, Argentina, etc.. Pero no quiero ser un héroe, quiero ser uno más de los tantos hombres y mujeres que luchamos todos los días contra las desigualdades y para conseguir lo que nos merecemos.

¿Quiere volver a la política cuando expire su condena?
–La política no me ha ayudado mucho, pues al poco de entrar en ella fue cuando entré en prisión. Entré con mucha ilusión como concejal de Jaén en Común, y también pertenezco a Podemos.  Pero cuando llegue el momento ya lo veremos. No obstante, creo que no hace falta tener un cargo público para estar en la calle y para estar luchando. No tengo ningún tipo de ambición personal en ese aspecto, pero simplemente el tiempo irá poniendo a cada uno donde le corresponde. De momento, voy a seguir trabajando con mi sindicato y en los movimientos sociales en toda Andalucía.

Se quedó a muy pocos votos de haber sido diputado en el Congreso, ¿le queda esa espina clavada?
–Sí, es cierto, yo podía estar ahora de diputado en vez de estar en la cárcel. Pero también me alegré mucho de la elección posterior de Diego Cañamero porque sabía que Jaén iba a estar con fuerza en el Congreso de los Diputados.  Jaén tiene que sonar en el Congreso, y es preciso  alzar la voz, dar un puñetazo en el escaño y denunciar la precariedad de infraestructuras que tenemos en la provincia, o que no tengamos otra alternativa económica más allá del olivar. Jaén  necesita inversiones para acabar con la tasa de paro más alta del país. Esa era mi ilusión, llegar al Congreso en Madrid para decirles a los políticos que Jaén existe, y claro que sigo aspirando a ello y lo sigo teniendo en mi mente, ojalá.

Usted tiene mucha familia en Cataluña. ¿Apoya el referéndum del 1-O?
–En este tema el diálogo debe ser algo fundamental. Ojo con estas cosas. Hay una realidad en Cataluña, la gente ha salido a la calle y quieren votar, algo que es legal. Cataluña y el Gobierno español tienen que negociar, y luego que la gente decida democráticamente y en libertad. Claro que veo con mucha preocupación lo que todo esto puede conllevar, y que las consecuencias las paguemos los que no tenemos culpa de nada. El Gobierno central debe abandonar la represión.

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