Antonio Ruiz y Tina Guerra, como tantos y tantos padres, avalaron la casa que su hija María Teresa se compró en Logroño en 2006. Lo hicieron, como tantos y tantos padres, con la ilusión de ayudar para la concesión de una hipoteca, ilusión que se ha vuelto una pesadilla a partir de que su hija y su yerno se quedaron sin trabajo.
Ahora, estos padres onubenses corren el serio peligro de quedarse sin su vivienda situada en el Polígono San Sebastián, en la que viven desde hace 16 años. Su lucha con el BBVA comenzó hace dos años. Este martes dieron un paso más e iniciaron una sonora movilización en la puerta que la entidad vasca tiene en la calle Vázquez López de la capital onubense. Arropados por una treintena de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Huelva, Antonio y Tina tienen la esperanza de lograr que el banco acepte la dación en pago y poder cerrar la angustiosa página de la incertidumbre.
Embargo y “amenazas”
La vida de María Teresa Ruiz y su pareja y, por añadidura, la de Antonio y Tina, comenzó a complicarse a finales de 2008. Como explicaron a Viva Huelva los padres avalistas, en esa fecha su hija y su yerno, que trabajaban en la misma empresa en Logroño, se quedaron sin trabajo. A partir de ahí, pudieron tirar un tiempo de ahorros y paro, pero eso, como tristemente tanto se sabe en este país, se acaba y comenzaron los problemas para cumplir con la hipoteca.
En mayo de 2009, se llevó a cabo una carencia con reestructuración de la deuda con un préstamo personal para pagar los intereses de demora. Con ese movimiento, empiezan a salpicar directamente a Tina y Antonio. Según explican, en ese préstamo personal fueron incluidos, sin su consentimiento, como avalistas solidarios, lo que permite poder ejecutar el desahucio de los avalistas antes incluso que el de los deudores. A consecuencia de esa oscura inclusión como avalistas solidarios, el BBVA les embargó el verano pasado todo el dinero que tenían en una cuenta, un total de 4.762 euros, dinero que no han recuperado y que difícilmente recuperarán.
Sobre esta operación de reestructuración de la deuda, Antonio y Tina tienen claro que, si no logran un trato con el banco, demandarán por lo Mercantil al BBVA, ya que, según aseguran, la entidad hizo un “mal uso del poder notarial de la hipoteca inicial”. Además, denuncian que en los últimos dos años han sufrido varias “amenazas” por parte de representantes del BBVA.
Negociaciones
Su hija no pude pagar la hipoteca desde 2012. Desamparada en Logroño, los padres han logrado que las negociaciones se trasladaran a la sucursal de Vázquez López en Huelva. En 2013, María Teresa y su pareja tenían ya la amenaza real de una ejecución hipotecaria. Entonces, el banco no se bajaba del burro y, además de quedarse con la casa, dejaban a los afectados una deuda de 70.000 euros, “y si no vamos a por tus padres”, aseguran Tina y Antonio que le dijeron a su hija.
Tal era la presión que estuvieron a punto de aceptar las condiciones, hasta tal extremo que dejaron su casa y se fueron durante un año a vivir de alquiler, convencidos de que el desahucio era inminente.
A día de hoy, no hay fecha fijada para el lanzamiento, pero Antonio y Tina siguen temiendo perder su vivienda. “Si la desahucian a ella, la vivienda saldría en una primera subasta por el 70 % del total y en una segunda, por el 60%, y el resto de la deuda la tendríamos que asumir nosotros, algo casi imposible y por eso vendrían a por nuestra casa”, explica Tina Guerra.
La última oferta del banco es la dación más una deuda de 35.000 euros, deuda que obligaría a los padres a rehipotecar su vivienda. Ellos van a seguir luchando, haciendo ruido y tratando que el banco se humanice y reconsidere su postura, que se queden, como mal menor, con la casa de su hija con extinción total de la deuda y, como dice el escrito de la PAH Huelva, “las familias puedan respirar tranquilas”.