El novillero onubense David de Miranda se sobrepuso a la adversidad de un encierro manso sin paliativos de Cayetano Muñoz para salir a hombros en la última de las Colombinas de Huelva, en la que tanto Lama de Góngora como el peruano Andrés Roca Rey dieron también la talla con una oreja cada uno.
FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Cayetano Muñoz, excelentemente presentados, mansos y descastados. El séptimo fue un sobrero de regalo que le ofreció la empresa a David de Miranda ante la imposibilidad de lidiar el quinto, en la línea de los titulares.
Lama de Góngora, ovación y oreja.
David de Miranda, oreja, ovación y oreja en el sobrero de regalo.
Andrés Roca Rey, vuelta al ruedo y oreja.
La plaza tuvo tres cuartos e entrada en tarde agradable.
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ACTITUD Y ENTREGA, REMEDIOS CONTRA LA MANSEDUMBRE
Lama de Góngora llevó a cabo una faena de mucho esfuerzo ante su primero, un animal que apenas se prestó y con el que el sevillano, que anduvo por encima de su oponente, acabó fallando con el descabello.
El cuarto fue un manso encastado con el que Lama volvió a mostrarse enfibrado para lograr sacarle buenas series sobre ambas manos, finalizando su labor con adornos muy a modo. Esta vez si funcionó la espada y cortó una oreja.
David de Miranda sorprendió a los aficionados de La Merced por el valor innato que posee. Con su primero se jugó el tipo sin trapas ni cartón tanto con el capote como con la muleta, destacando una muy buena serie al natural y las bernadinas de escalofrío con las que puso broche a la faena. Cortó una oreja.
El quinto fue un manso imposible de lidiar, muy protestado por el público, por lo que la empresa ofreció a David de Miranda lidiar al final del festejo el sobrero que había en corrales. De esta forma, el espada de Trigueros (Huelva) se quitó de encima a aquel buey, siendo ovacionado, a la espera de su última oportunidad.
El sobrero que salió el séptimo lugar no tuvo mejor condición que sus hermanos, pero De Miranda, consciente de la oportunidad que tenía, salió a por todas en una faena en la que él puso todo de su parte para acabar cortando una oreja que le permitió salir por la Puerta Grande.
El peruano Roca Rey evidenció variedad y recursos en sus formas, y empezó su primera faena con pases cambiados que empezaron a poner ambiente a una labor continuada con pases de redondo. Pero el animal se fue "rajando" y aquello fue perdiendo relieve, hasta acabar atascándose con los aceros. Dio una vuelta al ruedo.
El sexto fue un animal muy parado, y Roca Rey puso muchas ganas para alcanzar el triunfo, toreando de rodillas y realizando después un largo trasteo que le valió una oreja.