El mercado de las vanidades

Ya estamos en campaña electoral. Los distintos líderes nacionales se pasan un rato por la capital de la Costa del Sol para apoyar a sus candidatos locales y, si el otro día vimos a Núñez Feijóo y a Juan Manuel Moreno arengando a las filas de Paco de la Torres, Pedro Sánchez hizo lo propio con el secretario provincial de los socialistas, Daniel Pérez; y lo mismo ocurrirá con Yolanda Díaz y así con todos los invitados a esta fiesta de las vanidades en la que las promesas marcarán indeleblemente el calendario con su manto efímero pero ruidoso. En la capital, los sondeos apuntan a una victoria del alcalde, que suma ochenta años, pero que parece siempre en forma. Frente a él, el PSOE, que ya hace cuatro años logró un resultado muy meritorio. Los populares esgrimen la llegada de empresas tecnológicas como símbolo de la pujanza de la ciudad y los socialistas han hecho suyas las reivindicaciones de los colectivos que se sienten amenazados por los excesos del turismo, un debate instalado ya en las grandes capitales europeas y que aquí habría que abordar. A la izquierda del PSOE, en esa confluencia nacida entre IU y Podemos, amén de otros partidos, Toni Morillas, toda una veterana, también tendrá algo que decir, sobre todo porque estas formaciones han abanderado el discurso de descontento, compartiendo con el PSOE la posición frente a la turistificación. La gran incógnita será ver si Vox entra en el plenario, algo que, en principio, parece complicado, pero no imposible. En las próximas semanas, los ciudadanos vamos a presenciar en primera fila esa carrera hacia el Salón de Plenos sazonada con infinidad de promesas y en la que parece haber dos o tres temas dominantes: el acceso a la vivienda, la calidad de vida en los barrios que no forman parte del Distrito Centro y, como ya hemos adelantado, las consecuencias que provocan los excesos de la actividad turística, irrenunciable por un lado, pero que necesita de una reflexión colectiva de hondura para que turistas y malagueños puedan convivir en armonía. Las encuestas, ya saben, dicen lo que dicen, pero los universos estadísticos tienen que verse refrendados luego con el voto en las urnas y aún queda mucho partido, demasiado. El Ayuntamiento que salga del 28M tendrá que hacer frente a retos y desafíos de una magnitud tal que parece difícil que la sola respuesta municipal los resuelva sin el concierto de administraciones superiores como la Junta o el Gobierno. Hagan sus apuestas.