A pesar de la situación clasificatoria de los madrileños, en zona de descenso, al Barcelona, como destacó ayer su entrenador, Josep Guardiola, no le hace nada de gracia medirse contra uno de los grandes de la Liga, que en tan sólo dos jornadas ya se está relamiendo las heridas. Y, por ello, lanzó un aviso a sus jugadores para que no contemplen un rival menor frente a ellos.
El conjunto catalán ha logrado en dos jornadas alcanzar el liderato, con lo que ya ha mejorado el arranque del año pasado, lo que representa para Guardiola el único punto de mejora que les quedaba respecto a la obra de arte ejecutada el campeonato anterior, repleto de títulos y en el que sólo existía un lunar negro: el inicio accidentado del año pasado, con una derrota y un empate.
Superado ya el primer reto, al equipo azulgrana se le presenta la oportunidad de despejar dudas acerca de su puntería después de un partido inaugural de la Liga de Campeones contra el Inter (0-0) en el que el Barcelona estuvo fallón ante la meta interista, cuando no espeso. El sello del fútbol azulgrana continúa en su máximo esplendor, si cabe aún, mejor que el año pasado al haberse ahorrado el período de conjunción, pero genera dudas, especialmente en el ariete, donde Zlatan Ibrahimovic, defendido con uñas por Guardiola, sigue sin firmar un partido que rompa definitivamente con las comparaciones con su predecesor (Samuel Eto’o).
El Barça necesita que llegue ese partido y la afición entiende que el Atlético de Madrid podría ser la víctima propiciatoria para el caso, sensaciones que a Guardiola le hacen hervir la sangre, porque entiende que se está menospreciando “a un grande de la Liga”.
Para el choque de hoy, Víctor Valdés, que podría romper con su récord personal con la portería imbatida, será el guardameta, mientras que en defensa se espera la primera de las rotaciones importantes, ya que al ucraniano Chygrynskiy se le adivina un sólido recorrido en la titularidad debido a que no puede jugar en la Liga de Campeones.