La muralla de Segovia, originaria del siglo XII y uno de los tres recintos fortificados completos de España junto a los de Ávila y Lugo, es uno de los monumentos menos investigados de la ciudad, aunque forma parte del Patrimonio de la Humanidad, por lo que el Ayuntamiento aborda un estudio en la zona sur, donde se han registrado desprendimientos de roca.
La información más relevante que se tiene de esta fortificación de 3,4 kilómetros de longitud, que marca el límite del recinto histórico reconocido por la Unesco, junto al Acueducto, ha surgido a raíz de las obras de restauración realizadas.
Frente al citado monumento romano, la seo segoviana, considerada como "Dama de las catedrales" o el Alcázar, esta muralla es quizá el pariente pobre en cuanto a mimo de los protectores del patrimonio, aunque en los últimos años se han invertido 2,8 millones en 1.146 metros, según explica a Efe la concejala de Patrimonio, Claudia de Santos.
En una de las recientes intervenciones se ha recuperado un camino que ya era visible en el plano del paisajista flamenco Anton Van den Wyngaerde, del siglo XVI, que dibujó una colección de 62 vistas de pueblos y ciudades, por encargo de Felipe II.
Y una excavación arqueológica asociada a la restauración de la muralla, el año pasado, sacó a la luz una secuencia estratigráfica que abarca más de dos milenios, desde la Segunda Edad de Hierro, en el siglo II antes de Cristo hasta la Edad Moderna y Contemporánea, a partir del siglo XV.
Ahora, la preocupación del consistorio se centra en los paños de la zona sureste de la ciudad, por lo que ha comenzado un estudio, para conocer el estado de la fortificación en una parte de difícil acceso al existir edificaciones adosadas a ella, lo que impide ver con facilidad su estado de conservación.
Desde autoescalas, en colaboración con los bomberos y agentes de la Policía Local, los técnicos municipales han iniciado hoy la inspección, en el entorno de la calle Cervantes, donde se sabe que la roca que sustenta la fortificación padece problemas de meteorización y desprendimientos.
La urgencia viene dada por garantizar la seguridad de la zona donde se asienta la histórica construcción, pero también la de los inmuebles cercanos y la de los miles de peatones que pasean por la principal calle de Segovia, entre el Acueducto y la Plaza Mayor.
De Santos mantiene que, pese a que "existe mucho desconocimiento de su estado real", se sabe "a ciencia cierta que hay problemas de meteorización en la roca que sujeta la muralla porque, aunque en esa zona no está visible, recibimos información de los vecinos próximos, en cuyas casas hay pequeños patios al pie de la roca".
En cuanto al estado general de la muralla, la concejala mantiene que es irregular ya que la zona sur se encuentra saneada, aunque con problemas en algunos torreones hacia el este, teniendo en cuenta que algunos se cayeron y se reconstruyeron en ladrillo.
Alrededor del 80 % de los trabajos de rehabilitación desarrollados en los últimos años se han centrado en la zona norte, financiados por el ayuntamiento, la Unión Europea y los Ministerios de Cultura y Fomento.
Ahora, el consistorio quiere trabajar también en una zona oculta por la vegetación, en el lado norte, entre los arcos de San Cebrián y de Santiago, con un proyecto en torno a un millón de euros, para el que se ha solicitado financiación estatal.
Construida sobre la base rocosa como una prolongación de la defensa natural creada por los valles de los ríos Eresma y Clamores, la muralla de Segovia cuenta con 86 torres, de las que 80 se conservan en pie.
En la construcción medieval, entre finales del siglo XI y principios del XII, por iniciativa de Raimundo de Borgoña, en la repoblación, se reutilizan materiales de épocas anteriores, aunque la primera vez que aparece mencionada es en 1122, cuando el concejo dona al cabildo los terrenos en donde se ubicará el barrio de las Canonjías.