La operación dio comienzo a finales de enero de 2011, cuando la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) del Seprona de la Guardia Civil tuvo conocimiento de la posible existencia de la práctica de actividades expoliadoras en algunos nidos de la provincia de Ciudad Real, con posibles conexiones ajenas a esa provincia.
El dispositivo desplegado constató la existencia de una red de personas aficionadas a la práctica de la cetrería o, simplemente, a coleccionar rapaces en sus domicilios que podían estar llevando a cabo este tipo de actividades.
Miembros de la red, asentados en Ciudad Real, Sevilla, Málaga, Córdoba, Jaén, Murcia, Vizcaya, Pontevedra y Oviedo tenían diferentes grados de implicación. Algunos de ellos se dedicaban al expolio directo en los nidos de las diferentes especies objeto de su interés. Otros elaboraban documentos para "amparar", según las mismas fuentes, a los ejemplares con documentos de especimenes fallecidos y con anillas identificadoras alteradas o cambiadas y otros encargados de las falsificaciones de esos documentos y anillas.
Para conseguir las pruebas físicas de las irregularidades de esta actividad, se ha procedido al registro de diversos domicilios así como de distintos locales.
ÁGUILAS IMPERIALES
En el transcurso de la investigación se pudo comprobar la relación de algunas de estas personas con el 'Proyecto de Recuperación del Águila Imperial' y que igualmente podrían haber expoliado nidos de águilas imperiales para presentar los polluelos como obtenidos en el centro gestionado por los detenidos, logrando mantener así el aporte de subvenciones.
Algunas organizaciones proteccionistas denuncian también que se producían irregularidades técnicas que podrían haber ocasionado la muerte de las águilas al tratar de reintroducirlas en el medio natural, según ha indicado la Guardia Civil.
En este sentido, en la investigación se ha podido constatar que, incluso, se produjo "un error de bulto" al sustraer de un nido un ejemplar de águila real en lugar de imperial.
Entre el material intervenido se incluye un revólver; 14.050 euros en efectivo; más de 1.500 anillas de diversos tamaños, numeradas y sin numerar; 11 juegos de troqueles para imprimación de anillas; cuatro botes con letras para troquelado; y 500 documentos Cites.
También han sido intervenidas cuentas bancarias; un elevado número de documentos de cesión de aves rapaces; cuadernos de seguimientos de campo con localización de nidos de rapaces; una bolsa de deporte con material de escalada; 12 trampas para aves; 10 huevos sin fertilizar; una caja con material para inseminación: una incubadora en funcionamiento con dos huevos; ocho ordenadores; un teléfono móvil; y diverso material quirúrgico.