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El partido de Sarkozy intenta demostrar unidad tras la derrota del domingo

El incidente "está cerrado", dijo Fillon en alusión a las graves diferencias reveladas entre el jefe del Gobierno y el secretario general de la UMP.

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  • Nicolás Sarkozy (c). -
 El partido conservador que apoya al presidente Nicolas Sarkozy, la gobernante UMP, intentó hoy demostrar una unidad puesta muy en entredicho desde la derrota en los comicios cantonales del pasado domingo en Francia.

La reunión habitual del Gobierno celebrada hoy en París generó una atención inusitada, al suceder a las declaraciones opuestas de altos responsables del partido y del propio primer ministro francés, François Fillon, que circulan a raíz del retroceso de los conservadores en las elecciones de hace dos días.

Sin embargo, no hubo declaraciones o comentarios de la mayoría de los ministros a la salida de la reunión semanal, en la que varios medios de comunicación galos aseguraron, sin confirmación oficial, que Sarkozy apeló a mantener la "sangre fría".

"Se pasa la página", zanjó al término de la reunión el portavoz del Gobierno, François Baroin, el único que tomó la palabra para abordar una cuestión que ha puesto a la UMP "al borde de la crisis", como titularon los informativos audiovisuales galos.

El incidente "está cerrado", dijo Fillon en la reunión a puerta cerrada celebrada antes del Consejo de Ministros, en alusión a las graves diferencias reveladas entre el jefe del Gobierno y el secretario general de la UMP, Jean-Françóis Copé.

Ambos protagonizaron un discurso opuesto respecto a la idoneidad del lanzamiento de un debate público sobre el laicismo en Francia, previsto para el próximo 5 de abril y que el primer ministro ya declaró en febrero pasado que no lo consideraba una prioridad y que, además, podría "estigmatizar" a los musulmanes en Francia.

Copé acusó a Fillon el lunes por la noche en un canal de televisión de no "jugar en equipo" en esa cuestión, justo al día siguiente de que las urnas confirmaran el fracaso conservador en unos comicios en los que el ultraderechista Frente Nacional (FN) avanzó posiciones, aunque no protagonizó el gran salto adelante que pronosticaban algunos sondeos.

La apuesta de la UMP por los asuntos de la inmigración y su regulación y el papel de los musulmanes en la Francia republicana y laica no parece, a tenor de los resultados electorales, haber robado votos a la ultraderecha, la gran rival de Sarkozy -según las encuestas- para dentro de un año, cuando están previstos los comicios presidenciales.

De nuevo rumores de dimisión del primer ministro corrieron en las últimas 48 horas en París, aunque no es la primera vez que ello se propaga como síntoma de una rivalidad entre Fillon y Sarkozy o de Fillon con el partido, que los principales protagonistas han desmentido públicamente.

En cuestión está ahora el debate de estrategia dentro de la UMP entre quienes consideran que hablar sobre el laicismo en Francia es suscitar una discusión sobre el islam que puede beneficiar en realidad al FN, al aventar eventuales miedos del electorado más conservador que pudiera incitar al ascenso de la ultraderecha.

Otros integrantes de la UMP, entre ellos el propio presidente Sarkozy, defienden que debatir sobre el laicismo es hablar sobre uno de los elementos esenciales de la República y, por lo tanto, es un ingrediente de discusión que sobrevuela los intereses de partido y, como consecuencia, esencial y perfectamente presentable para todo buen republicano.

Y todo con la perspectiva de que, dentro de poco más de un año, los votantes franceses -que por otro lado evitaron mayoritariamente las urnas en los comicios cantonales, con un 55,1% de abstención en la segunda vuelta- estarán llamados a elegir nuevo presidente de la República.

El único miembro del Gobierno que se refirió a esas votaciones, en el habitual turno de preguntas al Ejecutivo en la Asamblea Nacional, fue el ministro francés del Interior, Claude Guéant, quien admitió el retroceso de la derecha en los comicios cantonales del domingo pasado.

Precisamente Guéant ha protagonizado en las últimas semanas declaraciones muy polémicas relacionadas con asuntos de inmigración, la regulación de sus flujos y con comentarios acerca de los musulmanes franceses, cuestiones que se supone podrían abordarse durante el anunciado debate del laicismo.

El ministro del Interior no se refirió a las polémicas internas de su partido, también porque los socialistas advirtieron de que no preguntarían sobre ellas en la Asamblea Nacional, y justificó los peores resultados electorales en la "poca visibilidad" que para los franceses, dijo, tienen los comicios cantonales.

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