En las últimas horas fueron hallados varios cadáveres cubiertos de ceniza, y otras víctimas perecieron en el hospital por quemaduras y enfermedades respiratorias, informó el Centro Nacional de Gestión de Desastres.
Fuentes oficiales también señalaron que en estos momentos, la actividad del Merapi se ha reducido a un nivel que ya no representa una amenaza para la seguridad para las personas que antes vivían alrededor del cráter.
Cerca de la mitad de los 400.000 desplazados por la erupción ya han podido regresar a sus casas, aunque las viviendas más cercanas al volcán están totalmente calcinadas y esos damnificados tendrán que esperar a reconstruir sus hogares.
La vuelta a la calma del Merapi, cuyo nombre significa "montaña de fuego" en idioma javanés, permitió que ayer se reanudaran los vuelos desde el aeropuerto de Yogyakarta, a unos 50 kilómetros de distancia.
Dos semanas de clausura afectaron a decenas de vuelos nacionales e internacionales en la isla de Java, y obligaron a acortar la reciente visita a Indonesia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Las autoridades también redujeron el viernes el perímetro de seguridad alrededor del cráter por el descenso en la actividad del volcán y autorizan el regreso a varias aldeas afectadas.
El Merapi, de 2.194 metros de altura, ha calcinado miles de hectáreas de campo y cubierto con una gruesa capa de ceniza numerosos poblados en las diversas erupciones ocurridas desde el pasado 26 de octubre.
Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego", un área de intensa actividad sísmica y volcánica, y tiene unos 400 volcanes, de los que 129 están activos.