Robar, hurtar, quitar, rapiñar, despojar, todos estos vocablos son muy parecidos en su significado. Sin embargo, llevados a la política son una expresión representativa en la que incurren muchos individuos que, por razón del cargo que ostentan en la función pública, cometen conscientemente resoluciones injustas perjudicando más o menos gravemente a terceras personas.
Así que estos verbos tan iguales se resumen en uno solo: “prevaricar”. Me comentan que en épocas anteriores a la democracia, se había acuñado un dicho que corría de boca en boca: “En la España de Franco, el que no roba es manco”...
Y de la España actual, ¿qué se podría decir? Cualquiera de los lectores, estoy seguro, tiene el convencimiento del atraco continuo y permanente a la que están sometidas las arcas del Estado a todos los niveles, nacional, autonómico, provincial y municipal.
Cada día nos levantamos con un nuevo escándalo de corrupción, ya sean desfalcos, comisiones, despilfarros, facturas falsas, ERES, cursos de formación, etcétera. En definitiva, en todo aquello donde se encuentra el dinero.
Es una vergüenza nacional en la que se encuentran inmersos algunos políticos, funcionarios, sindicatos, banqueros y empresarios, que con los impuestos que pagamos todos los españoles, tratan de vivir holgadamente y acaparando caudales para que la Cueva de Alibabá esté repleta.
Y qué decir del nepotismo creciente en nuestro país, en el que te encuentras con familias enteras trabajando en ayuntamientos, diputaciones y empresas de los mismos, ya sean municipales, provinciales, regionales o estatales.
En cuanto a El Puerto de Santa María se refiere, rumores de la calle, incluso con testimonios de personas cercanas a los infractores, aseguran que se están cometiendo atropellos. Las próximas elecciones están cerca y veremos importantes bajas en las listas del partido. Basta de tanta prepotencia. No más abuso de poder.
