El fútbol español continúa de moda. La tendencia de seguir exportando talento al exterior sigue en alza. Los sonados éxitos deportivos y las penurias económicas que padecen la mayor parte de las entidades, juegan sus bazas para probar suerte en el extranjero. Encontrar a miles de kilómetros lo que no consigues aquí y el deseo de hallar fortuna, se convierte en una diáspora que parece no tener fin. La otra cara del balón.
La llegada a Inglaterra de Pedro Marenco no encontró los flashes mediáticos de los Navas, Negredo o Soldado. La Spanish League también tiene a su clase media. Un año después de su llegada hace las maletas de nuevo; no le importa, quiere jugar y ser feliz. Cambio de rumbo y nuevamente con la ilusión a cuesta. Dejará la ciudad dormitorio de Staines (a 30 kilómetros al sudeste de Londres) para ir a la exótica liga filipina. 10.981 kilómetros, o lo que es lo mismo, un día volando.
No estará solo, otro portuense le hará de cicerone: el exracinguista Carli. De su experiencia británica “en general, ha sido positiva. Muy enriquecedora, a pesar de haber pasado malos momentos”, apunta el portero.
Su marcha a intentarlo lejos “siempre lo he tenido en mi cabeza, la idea de intentarlo fuera. Decido ir a Inglaterra a jugar unos partidos gracias a Antonio Valero y Martín. Aclaré mis ideas al ver el interés de un agente deportivo inglés en mí y tras pasar un año complicado en el Puerto Real” (temas extradeportivos).
“¿Con qué me quedo? Me ha hecho madurar como persona y portero, conozco un nuevo idioma, he conocido nuevos lugares, nuevos amigos de muchos sitios del mundo. En lo deportivo cuando consigo mi primer contrato profesional, aunque era primer mes de prueba con el Barnet FC, mi sorpresa es ver que mi entrenador es Edgar Davids. Con el primer partido de prueba en Stoke contra el Stoke City, no salía de mi asombro al estar jugando contra Owen, Pennan y Cameron y conseguir hacer un buen partido, con el que conseguí el contrato de prueba con el Barnet FC”, rememora encantado.
La cara menos amable
No todo ha sido color de rosa. “Ha sido muy duro, cuando llegué no me enteraba de nada de inglés. Había meses que no me llegaba (el dinero) para nada porque esta ciudad es muy cara y una habitación pequeña cuesta £500 (al cambio unos 594 euros) y el transporte también es muy caro“.
Sin duda, una de las experiencias negativas es cuando “consigo ése contrato de prueba con opción para ampliar hasta final de temporada. Desgraciadamente, tuve una lesión en mi primera semana de entrenamiento. Una lesión que no me permitía volver antes de dos meses. Mi contrato se acababa antes y no pude hacer nada. Lo intenté, pero no pude entrenar, no me renovaron. De hecho, fue lo peor. Después de tanto luchar, pero así es el futbol“.
Tras el sabor amargo dejado por ese inoportuno percance, “este año conseguí equipo después de la lesión, pero no recibí buen trato por parte del cuerpo técnico y la directiva. Me surgió esta opción de ir a Asia y la acepté sin pensarlo”. Ahora sí sonríe y se alegra en pensar que cierra una etapa pero abre, igualmente, otra ilusionante y por descubrir.
Con este cambio “busco una nueva experiencia en mi vida, que me haga seguir creciendo como persona y portero. El seguir trabajando día a día con el objetivo de conseguir mejores metas y poder seguir jugando. Me rencuentro con un amigo del que tengo la suerte de conocer desde pequeño. Gran jugador, Carli”.
En la distancia, el fútbol portuense, nunca mejor dicho, lo ve desde lejos, con perspectiva, pero cercano a la vez. Gracias a Internet sigue el día a día de todo lo que se cuece en el fútbol de El Puerto. No es para menos, para él que se ha formado en las categorías inferiores de San Marcos -lo hizo en Infantil hasta Juvenil de primer año- ha dejado muchas amistades y mejores compañeros.
“Ahora lo veo bastante bien con el Recreativo Portuense y el nuevo equipo del Unión, pero con la pena de que haya desaparecido el Racing Portuense. No debería de haberse terminado de esta manera”, puntualiza dolorido por las circunstancias.
Las oportunidades conseguidas fuera, reconoce, no han sido las mismas que en casa, ”aunque Mere confío en mí para competir con Ismael, decidí probar suerte y se lo agradezco”, precisa sincero.
Hoy miércoles está previsto llegar a Filipinas para firmar el contrato que lo una al Stallion FC, el campeón de Liga y Copa. Un equipo ganador y del que arriba con buenas referencias. A partir de ahora “espero poder seguir creciendo para conseguir mis metas, tratar de jugar la mayor cantidad de partidos posible para poder seguir creciendo por este continente“, avanza esperanzado.
Marenco, antes de embargar en el avión, otro más, desea “agradecer a mi familia y amigos el apoyo y la ayuda mostrada, como también las de Jorge Muller y Ernest, por la confianza depositada en mí“.
