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Irene, Marta, Desiré y María José: Cuatro mujeres que sobresalen en un "mundo de hombres"

Discriminación, machismo, brecha salarial y falta de conciliación son algunos de los aspectos que aún sufren muchas mujeres en su puesto de trabajo

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  • Mujeres que sobresalen en un "mundo de hombres". -

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, ponemos el foco en aquellas trabajadoras que siguen luchando por hacerse un hueco en profesiones en las que hasta hace no tan poco tiempo no tenía cabida la presencia laboral de la mujer. Profesiones masculinizadas en las que el número de mujeres sigue siendo bastante inferior al de hombres. Campos tradicionalmente masculinos como la ingenería o la construcción donde los estereotipos y prejuicios de género siguen estando muy presentes y en los que sigue existiendo discriminación, machismo, brecha salarial y falta de conciliación para las mujeres trabajadoras. Obstáculos que han enfrentado o enfrentan mujeres como Irene, Marta, Desiré y María José. Mujeres que a pesar de ser "brillantes" se sintieron "invisibles", en alguna ocasión, en un "mundo de hombres". Hoy, se abren camino y combaten la desigualdad en el trabajo y hablan sin pelos en la lengua de las desigualdades que viven en su entorno laboral simplemente por el hecho de ser mujer. En un día el que cabe destacar su gran profesionalidad. 

Irene Rodríguez Rivero, 30 años (Ingeniera naval)

No denunció la situación de abuso laboral que sufrió por miedo a que la despidieran : "Tuve problemas con un superior y me daba miedo ir a trabajar"


Irene Rodríguez.

Ya no tiene medio a hacer gala de la simpatía que le caracteriza en su trabajo. Simpatía que años atrás tuvo que dejar aparcada en casa, nos cuenta, por recomendación laboral: "Pueden pensar que quieres algo, se pueden confundir". Por suerte, ahora está feliz con su nuevo trabajo donde está "encantadísima con sus compañeros". En su departamento son cuatro, ella es la única mujer. Un puesto en el que no existe brecha salarial, aspecto que sí padeció anteriormente. El camino a esa estabilidad ha incluido superar varias situaciones: luchar contra el sentimiento recurrente de que por más que hiciera "nunca era suficiente", sufir discriminación por ser mujer y abuso laboral. Ésta última, aún le atormenta y persigue. Y es que, a día de hoy, se arrepiente de una única cosa: no haber denunciado "por miedo" a que la despidieran "de un trabajo en el que a día de hoy no estoy". En su momento, su padre le había puesto en preaviso, en el sector naval "había visto mucho machismo". Pero, la vocación es la vocación e Irene siempre tuvo claro qué era lo que quería estudiar. Una profesión en la que no tuviera que depender económicamente de una pareja, con la que fuera totalmente independiente. Ingenería naval. Una vocación que no le ha permitido tirar la toalla en ningún momento aún viviendo situaciones incómodas e incluso machistas, que a cualquiera en su sano juicio le haría llevarse las manos a la cabeza:  "Me han llegado a llamar niñata en una reunión por dar simplemente mi opinión, mientras mis compañeros no decían nada. Aprobaban en cierta forma lo que estaba pasando. La situación se tensó tanto que llegué a tener miedo de ir a trabajar. Debí denunciar la situación en su momento. Es algo que aún me persigue. No lo hice por miedo a perder un trabajo en el que al final no estoy. Debí hacerlo  por mí aunque mis superiores se disculparan por su actitud. Lo cierto es que optaron por una actitud cobarde. Me relegaron a la oficina, me quedé sin ir a más reuniones.Para evitar problemas, dijeron. Él estaba por encima de ellos".

"En muchísimos momentos te planteas dejar el trabajo. De lo que te pesa la situación. No te voy a mentir. He pensado en hacer un máster más de una vez para ejercer como docente, para no estar tan expuesta en una obra. Allí el día a día es muy duro. Pero, luego se me pasa", insiste.  

Y es que, según Irene, ser mujer y trabajar en obra con un puesto de mando no es de color de rosa aunque ame su trabajo. "Por norma general, te hacen caso cuando les das una orden. Pero, en un 30% de los casos dudan y preguntan a compañeros varones. No se fían de tu criterio. Dudan, únicamente por ser mujer. Lo que más me molesta son los que te tratan incluso como si fueras tontita". En esas ocasiones, confiesa, se siente "invisible" entre tanto hombre. "Siento que a gente con menos experiencia o nueva sin ser mujer se le escucha más. Pasamos desapercibidas. En muchas ocasiones nos sentimos muy solas.Tenemos que demostrar algo más por ser únicamente mujeres. Es un sentimiento que produce agotamiento mental".

"Hay hombres que no llevan bien que les digas que se han equivocado, que tienen que volver a repetirlo. Cuando tú solo estás cumpliendo con tu trabajo. Me han llegado a decir "estás amargada, eres una mal follada".

Según Irene, en su sector, hay tres clases de hombres: "los que te respetan y valoran, los que te tratan con indiferencia, pasotismo o como el que escucha llover y los que te tratan con inferioridad, como si no supieses de lo que estás hablando".

Para Irene, el problema radica en la educación, donde no hay una edad establecida.  "He tenido compañeros muy machistas de 60, 40 y 20 años. Afortunadamente también he tenido compañeros que me han visto como una igual; he de decir que han sido más hombres mayores que de mi misma edad. Sobre todo hombres con  hijas o mujeres en puestos de poder. Ese perfil respeta más a la mujer laboralmente. Puede que porque les toca de cerca. Por otro lado, la gente con estudios, tiene más interiorizado el tema de la igualdad.", expresa.  Y es que, añade, "se ha avanzado mucho burocráticamente pero no se ha avanzado nada en el trabajo de a pie, en el día a día. Creo que la gente, mentalmente, está a años luz. Probablemente por desconocimiento. Pero, tengo fé en las generaciones futuras. Algún día se acabarán los comentarios, miradas y bromas simplemente por el hecho de ser mujer". 

Irene Rodríguez.

Desde que empezó a ejercer en 2015, ha vivido todo tipo de experiencias: "Me han dicho de todo. Ya estoy escarmentada. Pero, algún comentario me ha llamado más la atención que otro. Por ejemplo cuando me dijeron "a parte de escuchar a mi mujer en casa, ahora te tengo que aguantar en el trabajo". No te voy a decir que es fácil, me ha costado lidiar con todo ello, pero estoy ahora mismo en un sitio donde hay cierta igualdad. Algo que me da esperanza.  Aunque sigue habiendo pocas mujeres. Y las pocas que hay solo hemos conseguido llegar a puestos intermedios, no altos. Queda mucho por avanzar. Y es que mujeres de jefa de obra hay pero de jefa de buque no he conocido a ninguna", dice.  "Cuando he expresado libremente que quería promocionarme para ascender me han llegado a decir que se me iba a pasar el arroz en cuanto al tema de ser madre. Igualmente, en alguna entrevista que otra, me han avisado: "es difícil de compaginar si tienes familia". 

Pese a todo ello, y reflexionar en más de una ocasión "¿Qué pasaría si desapareciéramos las mujeres de esta sala?" No habrían cambios. ¿Y si desparecieran los hombres? Se vería la sala prácticamente vacía", Irene volvería una y otra vez a escoger su profesión, una profesión que ya no es solo para hombres y en la que priman las capacidades. 

Marta Jiménez, 29 años (bombera) 

Los prejuicios hacia las mujeres en una profesión como la de bombera a los que hace oídos sordos

Mejor suerte ha tenido Marta, gaditana residente en El Puerto, que decidió cambiar su trabajo de ingeniera por el de bombera. Un cambio de rumbo hacia otra profesión con más hombres que mujeres, en la que dice sentirse "súper cómoda" siendo una de las cuatro mujeres que conforman el equipo de Jerez -en el consorcio provincial hay unas trece compañeras más-. "Cuando era más joven no me había planteado nunca el trabajo de bombero, de hecho no sabía muy bien como iba. Ni siquiera sabía que había que realizar una oposición. Me gustaba la ingeniería así que decidí estudiar esa carrera. Al cabo de los años y gracias al mundo del deporte también empecé a conocer a muchos compañeros y muy buenos amigos bomberos, veía su trabajo y lo que hacían y me empecé a interesar en el tema. Es cierto que había muy pocas mujeres en ese momento, pero si ya había alguna, ¿por qué no intentarlo? Así fue como decidí dejar mi trabajo de ingeniera y ponerme a opositar. Tuve la gran suerte de poder empezar a trabajar a los dos años. Una vez dentro vi que me gustaba y era lo que quería".

Las mujeres continúan siendo minoría en esta profesión. "Quizás a muchas chicas les echa para atrás el tema de las pruebas físicas o que no ven a muchas mujeres en el cuerpo. A mí realmente las físicas no me preocupaban mucho, siempre he hecho deporte y competía en triatlón, así que el tener unas oposiciones en las que tenía que entrenar... Para mí era el mejor momento del día, un momento de desconexión. Creo que entrenando y llevando una buena planificación se pueden superar bien. Animo a todas aquellas chicas que se lo estén pensando, el trabajo merece la pena". 

Marta Jiménez.

Aunque lo cierto, es que le hubiera gustado tener algún que otro referente: "Siempre es bueno tener a alguien a quien preguntarle,  que te pueda guiar un poco en este mundo. Hoy en día ya vas a una oposición de bomberos y ves a más chicas presentándose y luchando por una plaza. Muchas chicas me han preguntando dudas por las RRSS, sobre la oposición, las físicas, temario, etc. La verdad es que toda ayuda se agradece". 

Jiménez nunca ha sufrido ninguna situación discriminatoria aunque confiesa sí algún comentario que otro: "Pero no de mis compañeros, a veces escuchas comentarios que creo que son innecesarios, y que seguramente si hubiera sido un hombre ni siquiera se le habría pasado por la cabeza comentarlo. Pero…. Sinceramente, hago un poco oídos sordos, los he escuchado 3 veces contadas". 

"Yo me siento cómoda trabajando con mis compañeros del parque de Jerez, estoy en la segunda brigada y el trato con ellos siempre ha sido excepcional, desde que llegué en la primera guardia y hasta el día de hoy. Cuando he tenido que cubrir una guardia extra con otras brigadas me he sentido igual de bien, siempre me han tratado con respeto y eres una compañera más trabajando mano a mano con ellos",  insiste tras contarnos que, como funcionaria que es, tiene la misma cuantía salarial y los mismos derechos que un hombre en su mismo lugar. 

En su caso, cree haber tenido las mismas dificultades que todos:"Una oposición es un camino de fondo y en el que debes tener mucha paciencia, las cosas llegan trabajando y tomándotelo enserio. Hay que entrenar duro y echar muchas horas de estudio, más de las que uno se puede imaginar". De hecho, su posición es clara: "No creo que por ser mujer deban facilitarte las plazas o que deba haber reserva de plazas como han hecho en algún sitio, creo que todos debemos tener las mismas oportunidades de acceso y el mismo proceso selectivo, y unas físicas adaptadas más a lo que es el trabajo de bomberos", recalca. 

"No creo que tenga que demostrar que puedo trabajar igual que ellos, si he aprobado la oposición y estoy trabajando es porque he pasado todos y cada uno de los requisitos del proceso selectivo. De hecho, de mis compañeros nunca he recibido ningún trato malo ni ninguna palabra fuera de lugar"

Para Marta, no hay diferencias entre hombres y mujeres en su profesión: "Creo que en esta profesión todos debemos aprender e intentar saber de todo en los referente al trabajo, pero obviamente a unos se les da mejor unas cosas y a otros otras.  El trabajo de bombero no es solo apagar fuegos, tienen muchas más maniobras, y por eso creo que debes ser una persona un poco versátil y saber adaptarte a cada situación, y siempre aprender todo lo que puedas de tus compañeros más veteranos". 

"Tanto mi año de trabajo en Soria, como del tiempo que llevo trabajando en el CBPC no tengo queja ninguna, me llevo muchos compañeros y amigos ya para siempre. Del tiempo que estuve en Soria (siendo yo de Cádiz), si no fuera por los compañeros y compañera que tenía, se me habría hecho más duro estar tan lejos de casa", concluye. 

Desiré Ferrer, 27 años (maquinista de trenes) 

Dejar a un lado los estereotipos para ir a toda máquina rompiendo moldes

Desiré también trabaja en una profesión eminentemente masculina, en la que no abundas las mujeres precisamente. Tanto es así que  "la gente se sorprende al ver una chica manejando una máquina locomotora, un tren. La gente dice "¡mira, una chica!" Y señalan, sonríen... Les llama la atención. Dicen "¡Guau! ¿Eres maquinista de tren? Nunca he conocido a una chica maquinista..." Se sienten muy sorprendidos, incluso orgullosos". Comentarios que a esta portuense, lejos de sentirse señalada, le llena de orgullo. "Llevo unos años en la profesión y hasta ahora nunca me he sentido incómoda con ningún comentario", explica. La portuense, maquinista de trenes, ha ejercido tanto en el ámbito de mercancías como en el de viajeros, donde actualmente se dedica. Una profesión en la que no existe brecha salarial ni, según dice, desigualdad estructural. "Todos cobramos lo mismo". 

Desiré Ferrer.

"Nunca me han puesto barreras ni dificultad alguna para ejercer de maquinista, ni siquiera para ser contratada. Siempre nos han tratado tanto a hombres como a mujeres de la misma manera. Aquí se entra por estudios, cuyas pruebas son iguales para todos. Aunque siempre ha habido más chicos que chicas porque las mujeres no se animan a estudiar la profesión. Nunca se me han cuestionado mis aptitudes como maquinista", aclara.  "Hay menos mujeres que hombres porque en los orígenes de la profesión la principal manera de acceder era mediante el servicio militar, destinado a los hombres. Por tanto, se catalogó como "trabajo de hombres" como otros tantos oficios. Hoy en día todos podemos acceder libremente a estudiar la profesión con igualdad de condiciones. Pero los límites los marcamos nosotras mismas, porque las chicas no se animan, no se presentan y siguen primando más los hombres que las mujeres".

La joven es consciente de que todavía hay muchos estereotipos que romper en ateria de igualdad. De hecho, ella también tuvo prejuicios y dudas a la hora de decantarse por esta profesión: "Al principio no me atrevía a ejercer de esto porque tenía el estereotipo de que era un "trabajo de hombres" y luego vi ejemplos de chicas que trabajaban en el sector. Ellas me animaron, me apoyaron y siguiendo su ejemplo me animé a estudiar para maquinista". "Cada vez que veo a una chica conduciendo un tren yo me siento orgullosa, sobre todo de romper estereotipos. De la misma manera cuando veo a mujeres maquinistas jubiladas, estoy segura de que ellas sí que tuvieron que enfrentarse a una situación dura y difícil para aquellos tiempos de más desigualdad. Son todo un ejemplo de referencia a seguir, así que si, me hubiese gustado tener más referencias femeninas en la profesión".

"Trabajar en esta profesión siendo mujer es algo muy satisfactorio. Al ser una profesión que desde orígenes se ha visto destinada a los hombres (cuyo principal acceso era a través del servicio militar o siendo hijo de ferroviario), ocupar una plaza aquí resulta un orgullo para mí. Espero que más chicas se animen a formar parte de esto"

Desiré Ferrer.

 

Y es que para la portuense,  "conducir un coche, una moto, un avión, cualquier vehículo... puede de la misma manera tanto un hombre como una mujer. Todos tenemos las mismas capacidades, nos enseñan de la misma manera".

María José Menacho (Conductora de autobuses)

Abriendo camino: La primera conductora de autobuses en Jerez rechaza tanto los halagos como las críticas que recibe solo por ser mujer 

Su padre le transmitió el amor por esta profesión, donde a pesar de no haber apenas mujeres que le sirviesen de referente, María José consiguió abrirse paso, convirtiéndose en la primera conductora de autobuses de Jerez tal y como soñaba su padre: "Mi rubia va a ser la primera conductora de Jerez". Una profesión que siempre vio accesible pese a ser "de hombres" y en la que se ha sentido desde que empezase, en 2015, arropada por sus compañeros. "Entre compañeros, siempre me han ayudado, tratado como una más. Siempre me han facilitado su ayuda. Nunca he tenido problemas con eso". Aunque no puede decir lo mismo del usuario, del que ha recibido comentarios machistas "tanto de hombres como de mujeres" del tipo "mujer tenías que ser" o halagos por ser únicamente mujer como "me quedo más tranquila sabiendo que conduces tú". Sobre todo cuando hacía servicios discrecionales y llevaba a colegios. Algo que tampoco ve normal Menacho: "El que es profesional es profesional, ya sea hombre o mujer. Lo mismo comete una imprudencia una mujer como un hombre. En ambos casos, estoy en desacuerdo, no quiero que me halaguen ni que me critiquen por mi género. Somos iguales. Hacemos el mismo trabajo". 

Y es que, aunque parezca mentira, todavía suele llamar la atención ver a una conductora de autobuses. De hecho, cuenta, "muchas veces se acercan únicamente a curiosear, al ver que se trata de una mujer. Aunque lo cierto es que la sociedad cada vez está más concienciada. Las futuras generaciones lo estarán aún más". 

"Por lo general, tengo buena experiencia.  Nunca he sentido ninguna situación ade acoso aunque sí comentarios que me han molestado. Aún así, me quedo con lo bueno. Somos totalmente capaces de hacer el mismo trabajo. No hace falta una fuerza física especial, sólo habilidad y experiencia. Cobramos lo mismo por él. No hay brecha salarial alguna ni barreras ni discriminación por lo menos entre compañeros. Aunque sí es cierto que con servicios de  líneas a las afueras es difícil conciliar la vida familiar con el trabajo". 

 

María José  indica que durante muchos años fue la única mujer. "No contataban a más por miedo a que nos quedásemos embarazadas"; lamenta. 

 

 


 

 

 

 


 


 


 


 


 


 

 

 

 

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