Sencillamente indescriptible. La derrota cosechada del Betis ante Osasuna en El Sadar tras ir ganando por 0-2 al descanso, supone un duro mazazo para un equipo que transformó una primera parte para enmarcar en una segunda terrorífica.
Enchufado y eléctrico; al contrario que en la mayoría de los partidos esta temporada, el Betis, desde el primer minuto del choque, enseñó su mejor carta de presentación, la de Rubén Castro. Así, cuando casi se cumplía el minuto 13, un centro desde la izquierda de Álex Martínez, era rematado por el canario con la cabeza entre dos defensores en área pequeña dejando sin reacción posible al meta Santamaría.
Dueño y señor del partido el Betis; tanto fue el cántaro a la fuente que en el 33’, una preciosa jugada trenzada entre Javi Matilla, Rubén Castro y Renella; era culminada por el franco-italiano con un sutil toque de tacón, alojando el balón en las mallas locales tras el pase de la muerte del canario.
Pero si la primera mitad resultó ser un camino de rosas para el Betis, la segunda parte no pudo comenzar de peor manera. Y es que el empuje de la escuadra rojilla propició que un saque de esquina botado por Miguel de las Cuevas, fuese peinado por Nino en el primer palo, y provocase un error defensivo en cadena de la zaga bética, que permitió a Nekounam, sólo en el segundo poste, remachar para acortar distancias.
Desaparecido en combate el Betis, ahora Osasuna, que ganó en movilidad con la entrada de Sisi; otra vez a balón parado, empataba la contienda después de una falta sacada por De las Cuevas y cabeceada por Miguel Flaño sin oposición en el 60'.
Para más inri, las sustituciones elaboradas por Velázquez (Chuli entre ellas), no mejoraron las prestaciones del equipo de las trece barras y cuando todo parecía encaminado a las tablas, un fallo garrafal de Adán en el despeje tras otro córner, era aprovechado por el recién entrado Onwu en el minuto 86 para marcar a bocajarro el tercer tanto para Osasuna y consumar la remontada ante la resignación de los futbolistas y del técnico verdiblanco.