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Un jurado juzga desde este lunes al ganadero acusado de asesinar a un varón que entró en su finca

La víctima supuestamente entró para sustraer algún animal y el procesado, que relató lo sucedido a los agentes, le disparó dos veces

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La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba acoge desde este lunes el juicio con jurado al ganadero acusado de asesinar a un varón marroquí, que entró en su finca supuestamente para robar, hechos por los que la Fiscalía solicita una pena de un total de ocho años de prisión, con la atenuante de confesión y eximente incompleta de legítima defensa.

   Según recoge la calificación del Ministerio Público, a la que ha tenido acceso Europa Press, a principios de verano del año 2010, el procesado, conocido en la localidad de Rute (Córdoba), debido a problemas matrimoniales, se trasladó a vivir solo a su explotación ganadera en el paraje del Pinar del citado municipio.

   En concreto, sobre las 21,00 horas del 27 de noviembre de 2010, el acusado se encontraba en el interior de la finca, cuando oyó el ladrido de los perros y el alboroto de las cabras de su propiedad, momento en el que cogió su escopeta de caza, la cargó con dos cartuchos y se dirigió a la sala de ordeño.

   Una vez allí, se asomó a la ventana y vio en el corral descubierto que da a dicha sala a un ciudadano marroquí, de 36 años de edad, el cual había entrado en su propiedad, probablemente saltando la valla que circunda la finca y supuestamente para sustraer algún animal, no quedando acreditado que fuera acompañado de más personas.

   Ante ello, "con la intención de acabar con la vida" del hombre, "cuando éste se encontraba a menos de cuatro metros de distancia y desde el interior de la nave, hallándose el acusado en una posición más elevada, efectuó dos disparos sobre el cuerpo" del varón, "alcanzándole uno en el costado derecho y otro en la parte baja de la espalda, cayendo éste desplomado al suelo".

   Según el fiscal, el acusado, antes de dar aviso de lo ocurrido, se agarró al marco de la ventana desde la que había efectuado los disparos, llegando a romper el marco y el cristal de dicha ventana, que cayeron al suelo, para seguidamente colocar debajo de la citada ventana unos cascotes de hormigón rotos, todo ello para simular que había sido víctima de un ataque. Tras lo sucedido, ya sobre las 21,20 horas, el procesado llamó por teléfono para contar lo acaecido a la Policía Local, seguidamente llamó a su hermano y más tarde a la Guardia Civil.

   Cuando el procesado llamó a la Policía Local de Rute, cogió el teléfono un agente que conocía al acusado por ser del pueblo, a quien le dijo que "le había pegado a uno dos tiros y que no sabía si lo había matado y que él estaba encerrado en la nave cabreriza".

   Al llegar los agentes a la explotación comprobaron que la misma estaba cerrada con un candado, pero que se abría tirando del mismo, y accedieron a su interior, hasta que llegaron a la altura de las naves, instante en el que llamaron a gritos al acusado, quien abrió la puerta de la nave en la que estaba encerrado y salió portando en sus manos la escopeta con la que momentos antes había disparado al ciudadano marroquí.

LA VÍCTIMA TENÍA UNA PEQUEÑA NAVAJA EN LA MANO

   Posteriormente, los agentes haciendo uso de linternas y tras saltar una valla metálica de unos 80 centímetros de altura, accedieron al corral, en cuyo suelo se encontraba tirado el hombre, que "no les respondía ni se movía", por lo que un agente dio aviso a los servicios sanitarios y al médico forense, que confirmó el fallecimiento del hombre. Mientras, agentes de la Guardia Civil detuvieron al acusado, quien el 29 de noviembre de 2010, dos días después, quedó en libertad provisional.

   En el momento de los hechos, la víctima tenía en una mano una pequeña navaja abierta y llevaba oculta entre la manga del jersey un cartón de vino de un litro casi vacío, arrojando un resultado positivo de 2,46 gramos de alcohol por litro de sangre, y días antes de "su muerte violenta", agrega el fiscal, se trasladó con un conocido a Rute, donde pasó varias noches en una cochera y solía ser visto, "a veces bebido", en el parque de dicha localidad en la que suelen reunirse los ciudadanos marroquíes que buscan trabajo.

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