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CinemaScope

‘Manchester frente al mar’: Retorno al pasado

El tratamiento que el realizador confiere a este material tan inflamable forma parte intrínseca de la grandeza de este filme..

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Producción norteamericana de 135 minutos de metraje. Escrita y dirigida por el dramaturgo, autor, director de teatro, actor y realizador Kenneth Lonergan, cosecha del 62 -‘Puedes contar conmigo’ y ‘Margaret’- del que esta que nos ocupa, es su tercera propuesta. Bellamente fotografiada, con excelente manejo de luces y sombras, por Jody Lee Lipes y con una hermosa partitura de la compositora canadiense Lesley Barber, en la que se incluyen preciosas piezas clásicas.

Llega precedida de críticas superlativas, aunque también haya expertos prestigiosos que la odian, de todo tipo de premios y reconocimientos y con seis nominaciones a los Oscar. A saber, Mejor Película, Director, Guión Original, Actor Protagonista y Actor y Actriz de Reparto. Es una de las elegidas para comentar en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine del miércoles, 1 de marzo.

Quien esto firma, va a intentar por todos los medios, como es habitual, no incurrir en spoilers. La historia sigue a un hombre solitario, que trabaja en el mantenimiento de unos bloques de pisos en Boston, quien recibe una llamada anunciándole la muerte de su hermano, cardiópata, en la localidad a la que alude el título, donde nació y creció. Esto le removerá trágicos acontecimientos del pasado y le obligará a tomar algunas decisiones con respecto a su sobrino.

El tratamiento que el realizador confiere a este material tan inflamable forma parte intrínseca de la grandeza de este filme. Un drama familiar sobre la muerte, la pérdida, la culpa y el duelo, tratado con tanta contención como intensidad. Tratado con toques de fino humor, incluso el negro, sin dejar por ello de ser lacerante. El retrato de los personajes, hasta el de l@s más secundari@s, es tan lúcido como penetrante. La mirada que les dirige, y que nos transmite muy bien, está llena de sensibilidad y compasión, pero también de ironía y mordacidad.

Su puesta en escena es elegante, sin subrayados, deteniéndose en episodios aparentemente triviales, pero cargados de contenido. Juega con los saltos temporales para componer un puzzle que nos lleve al meollo del tormento del protagonista -un inmenso Casey Affleck- pero también del de quienes le acompañan en esta su noche oscura del alma. Excelentes las composiciones de todo el reparto, destacando las de Michelle Williams y Lucas Hedges, así como las  de Kyle Chandler, Gretchen Mol y Matthew Broderick.

La soledad, la alienación, el castigo, la profunda herida de quien nunca va a perdonarse a sí mismo, la mansedumbre aliada a la agresividad, la condena a corto plazo, los inmensos daños colaterales de un hecho terrible y de un diagnóstico implacable, la generosidad de una mujer, la deriva de otra, el modo en que cada uno de ell@s gestiona sus dolores personales e intenta recomponer su vida son temas relevantes, bien contados, y que nos conciernen.

No se la pierdan.

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