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El jardín de Bomarzo

El Macondo de Gabo

A mediados del pasado siglo se puso de moda un movimiento con epicentro en latinoamérica denominado realismo mágico

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  • El Macondo de Gabo -

"Por fortuna, Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere...". García Márquez.

A mediados del pasado siglo se puso de moda un movimiento con epicentro en latinoamérica denominado realismo mágico cuyo objetivo literario era ofrecer, describir, lo irreal como algo común, una actitud frente a la realidad. Escritores como García Márquez y sus Cien años de soledad, Carlos Fuentes y Aurora, Juan Rulfo y su Pedro Páramo o Isabel Allende y La casa de los espíritus fueron, entre otros, grandes exponentes de esta corriente. García Márquez, por ejemplo, escribió Sus cien años... en apenas unos meses de cataclismo intelectual en 1965 y en él te agarra la historia, la magia que rodea a los personajes y la sensación de vivir en una franja donde lo real e irreal se mezclan, se funden, se disfrazan uno de lo otro para que el lector deje de saber qué es lo real y qué no, pero todo forma parte de un todo encadenado y a quien le atrapa el encaje de letras y párrafos e historia no le suelta hasta ese final apoteósico: "...porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra". Cuando uno termina un libro así nota el conocido vacío del lector, esa nada codiciosa y hambrienta que necesita llenarse urgente con otra historia similar. Como corriente en alza tuvo cientos, miles tal vez, de intentos fallidos por parte de escritores mediocres apuntados a la tendencia por aquello de hacer caja; la línea entre hilvanar una historia o cuento con aires mágicos y escribir una estupidez es tan frágil que ni las mejores plumas están exentas de caer en el lado erróneo. Hay otras formas de arrancar cursos, pero instalados en un realismo mágico social y político, despelucado por el levante, retorno a mi floreado espacio con sensación real y mágica de vivir atrapado en un sueño.

Tortura. Independientemente de otras muchas cuestiones que estos días se dicen y escriben, me gustaría conocer la alternativa que propone Pedro Sánchez: se puede entender su no a Rajoy por una, dos o mil razones, pero eso le lleva o a formar gobierno con una mezcla infumable y contraria a la soberanía nacional y, por tanto, a la base ideológica de su propio partido o, aún más lamentable, a unas terceras elecciones para sonoro hazmerreír internacional e indignación extrema nacional de tantos españoles que no van a perdonar semejante afrenta. Igual se salva él, que es lo que parece que busca en esa batalla soterrada que mantiene por el poder interno, pero a precio caro para el país y para la imagen general que está exportando. Ya me dirán qué inversor se fija en España. Si en plena Navidad hay elecciones veremos con qué cara algunos hacen campaña porque para todos, de aquí y de allá, sería una auténtica tortura. Creo, no obstante, que el entuerto se resolverá tras las gallegas y vascas y que Sánchez, que está pulsando además con su actitud a los barones socialistas, espera que PNV y alguno más hagan de desatascador final. Lo que no asume es que el futuro ya no pasa por él, que está amortizado se ponga como se ponga.


Investidura. Del debate y del pacto previo a él entre PP y Ciudadanos más Coalición Canaria extraigo el acuerdo alcanzado por la formación canaria, que con un solo escaño arranca catorce compromisos para con esa comunidad autónoma. Un pastizal. Es el mismo que alcanzara antes con el PSOE, de modo que gobierne quien gobierne Canarias, insisto que con un solo diputado, logra mejoras en su régimen económico y fiscal, sistema de financiación, convenios con el Estado, impulso energético, políticas sociales y de empleo, para el sector primario, mar y costas, sistema aeroportuario, con la UE o, no menos importante, tratamiento específico en la legislación estatal de sus cabildos... Un diputado que vale su peso en oro. Los 61 diputados andaluces de PP, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podrían estuvieron comentando entre pasillos el buen tiempo que nos ha hecho este verano por aquí y, lástima, el levante en Cádiz, por donde casi todos pasan, un imposible para el espeto. Eso sí, Mariano nombró Cádiz junto a Valencia cuando disertó sobre derechos y soberanía nacional. Qué bien, qué emocionante.

Sopla. Como el sol sale a diario, la temperatura es la habitual en estas fechas, no faltan bebidas frías en los lugares habituales de avituallamiento, parece que la vida prosigue inalterable. Pero, fíjense, poco o nada se mueve. Es como el levante en calma, sofocante, pero esa quietud es engañosa porque esconde tempestad. Saltará. Como el país está en estado de parálisis, la situación económica no es buena y el miedo institucional es enorme porque los innumerables casos de corrupción política han derivado en la judicialización de la administración pública, mover un papel de una mesa a otra es hoy un acto heroico. De ello, cuando un alcalde, como hizo estos días Landaluce en Algeciras, pinta pasos cebras se hace hasta fotos y lo difunde por redes sociales porque: es noticia. Pintar pasos cebras es noticia. El día que un plan de empleo sea efectivo porque personas consigan trabajo sin que el dinero se haya perdido por algún recoveco igual se hace de día en plena noche ante la traca de fuegos de artificio. Mientras, levante en calma, Rajoy pidiendo su investidura, Sánchez en el "no es no" y los pasos cebra sin pintar y, en medio de todo, un ejército carísimo de personas que hacen el sistema atrapados en el eterno día de la marmota Phil de Punxsutawney, estado de Pensilvania.

Por lo demás, el agosto gaditano y este inicio de curso deja cosas como la detención de once personas por Sabor Sanlúcar, que de interés va siendo conocer al individuo de la UDEF que bautiza sus operaciones..., por malversación de 2,5 millones de euros de fondos del plan de reindustrialización para la Bahía cuando estas cosas se hacían casi a diario sin que nadie fiscalizara y a nadie debe extrañar, por eso, que hoy Sanlúcar lidere el paro en España y Europa; las agresiones en Jerez contra miembros del gobierno local con pintadas en sus casas y ácido en sus vehículos por la confrontación con determinados sindicatos por exigir que la Policía Local cumpla la Ley trabajando 37,5 horas a la semana, los amagos en Rota entre partidos opuestos porque las heridas escuecen y allí todos parecen dormir con Cetme y los ojos abiertos, Kichi desaparecido o Ruiz Boix, alcalde de San Roque, haciéndose fotos con González, Felipe, su ídolo desde chico, y el Rey Juan Carlos, tocayo, al más puro estilo alfombra roja en Sotogrande, donde el pijerío extremo madrileño que baja a la playa con camisa de mangas remangadas clava sombrillas. Y, por supuesto, el levante, viento protector de las costas de Cádiz, indómito, salvaje, pendenciero, Dios de los aires difíciles que asola el estrecho y barre, sacude, azota para que todos entiendan que Cádiz es como su viento, real y confusa, cabal como una mañana clara y azul de poniente suave o loca como día de extrema levantera, mágica, tal así como el Macondo de Gabo.

Bomarzo

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