Andalucía es el lugar elegido por el Gobierno de Irán y socios españoles (aún desconocidos) para construir la que sería la primera refinería de petróleo que se levanta en Europa en las últimas tres décadas. En concreto, el Campo de Gibraltar, donde ya se ubica la mayor planta de procesado de petróleo de España, la de Cepsa de San Roque, con capacidad para doce millones de barriles de petróleo al año. Según aseguró ayer desde Bruselas el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, el proyecto iraní se ubicará en el entorno de Algeciras.
La nueva refinería, según desveló hace una semana el viceministro de Petróleo y director gerente de la Compañía Nacional Iraní de Refinado y Distribución (NIORDC en inglés), Abás Kazemi, tendrá una capacidad equivalente a 10 millones de toneladas anuales. Es decir, sólo algo menos a la que ya existe, y con idéntica capacidad que la que también explota Cepsa en Huelva.
García-Margallo señaló: “Se está contemplando la posibilidad de que Irán establezca una refinería en España, concretamente en Algeciras, lo cual contribuiría a crear puestos de trabajo en el Campo de Gibraltar, que era una de mis preocupaciones. Hemos estado a punto de conseguirlo en el pasado con Rosnef cuando las conversaciones con la compañía rusa se interrumpieron como consecuencia de las sanciones. Pero la inversión iraní puede ocupar el vacío dejando y crear puestos de trabajo”.
El ministro aludía al castigo de la comunidad internacional a Rusia tras la invasión de Ucrania. Y precisamente el proyecto iraní se concreta ahora que la ONU ha levantado las sanciones al país persa tras aceptar las limitaciones a su programa nuclear. Un levantamiento que se anunció el pasado fin de semana.
Limitaciones
Irán busca ahora dar salida a la que espera creciente producción y venta de petróleo en el mercado internacional, hasta ahora limitada por las sanciones. La refinería que se instalaría en España está destinada a procesar crudo iraní y venderlo en Europa.
España venía comprando a Irán, hasta hace cuatro años, el 15% del petróleo que consume. Pero actualmente no llega a nuestro país ni un sólo barril de crudo iraní, según la patronal AOP, ya que fue sustituido por el procedente de Arabia Saudí.
No obstante, según fuentes empresariales andaluzas, el Campo de Gibraltar adolece de algunas limitaciones urbanísticas y de terrenos para acoger un proyecto de este nivel. La refinería de Cepsa ocupa ya 150 hectáreas en San Roque y emplea a 1.500 personas de forma directa (incluyendo plantas de producción de subproductos como el PET, que fue vendida en 2015 con 240 empleados).
Las mismas fuentes señalan que las autoridades iraníes también conocen las posibilidades que tiene el polígono Nuevo Puerto, en Palos de la Frontera (Huelva), para acoger un megaproyecto de este tipo. Facilidades urbanísticas y políticas, ya que el ayuntamiento de Palos es muy favorable a la instalación de industrias pesadas.
La instalación de esta refinería sorprendería tras haber denegado el Gobierno español el visto bueno ambiental al proyecto del grupo extremeño Gallardo para crear una refinería en Badajoz en 2012.
Cepsa ampliará la suya por 1.000 millones
El Campo de Gibraltar podría convertirse, en el próximo lustro, en la zona de España que recibiría la mayor inversión industrial con diferencia. Y es que al posible proyecto del gobierno iraní para crear una nueva refinería por un importe de entre 1.200 y 1.300 millones de euros, se suman las previsiones de la propia Cepsa, tal y como avanzó en exclusiva Viva el pasado 30 de noviembre tras entrevistar al director de la planta gaditana, Miguel Pérez de la Blanca.
La petrolera pretende invertir hasta mil millones de euros en el denominado Proyecto Fondo de Barril, mediante el que la planta aumentará la fabricación de destilados medios (diésel) aprovechando mejor los restos del crudo a los que ahora mismo no se les saca partido. Con este proyecto -cuyo volumen de inversión es similar al que Cepsa ya ejecutó en Huelva en 2011-, San Roque repartirá su producción casi a partes iguales entre gasolinas y diésel.
Junto al componente económico, también está el religioso. Y es que Cepsa es propiedad al 100% del grupo Ipic de Abu Dhabi, país de confesión musulmana suní (la mayoritaria). Irán, sin embargo, es la gran potencia chií, la otra rama del islam. Un antagonismo que ojalá no afecte al futuro de ambos proyectos.