Son días en los que la vida transcurre como prisionera dentro de un gran atasco. El malhumor se respira porque hay prisas y nadie avanza, tal vez cada circulante esté pensando más en sí mismo que en la fluidez general del tráfico y, por ello, el ambiente por momentos se caldea al ritmo que marca el sonido estridente del claxon airado de ese vecino que, molesto y sin razón, exige paso, o del bebé que llora en el asiento de atrás del familiar en paralelo; una motocicleta zigzaguea e indigna a muchos porque los oportunistas siempre son molestos, todo mientras que el sol aprieta y la mosca insiste en vuelo raso con retorno, se espanta y repite, vuela de nuevo para posarse sobre el sendero de una gota de sudor que señala rostro en tensión y el mundo, entonces, se antoja a un tic de saltar en pedazos porque este embrollo, este enredo, esta tempestad en calma solo puede anunciar tormenta.
Congreso. De pronto, radicales. Mientras Cataluña se escora aún más en eso, Madrid se resume entre la aparente soledad del PP y su única apuesta para que el PSOE, con la intermediación de Ciudadanos, le permita investirse en el Gobierno en una legislatura posiblemente corta, de no más de dos años por cuanto Rajoy, lento pero cauto, aprobó los presupuesto del presente y aún en minoría los podría prorrogar un año más, y Podemos, ese partido que parece siempre tan enfadado y en show permanente como el dado por Bescansa con su bebé, tan innecesario como grosero, en la sesión constitutiva del Congreso; al partido de Iglesias no le pasa factura electoral la defensa del referéndum independentista obligada que hace por los socios que tiene en Galicia, Cataluña y Valencia y su objetivo no parece que sea ser el socio débil del PSOE en un acuerdo de Gobierno, más bien pretende conducir la izquierda, comerse al PSOE, dinamitarlo todo en sonoro estruendo para goce colectivo en Venezuela e Irán.
Por lo tanto, o se produce un acuerdo de investidura al estilo del alcanzado para la constitución de la mesa del Congreso, con legislatura corta en horizonte cercano, o todo apunta a unas nuevas elecciones en marzo que, en principio, benefician a PP y Podemos y eso, por lógica, lo evitarán quienes más tienen que perder. O la aritmética sale por otro sitio y todos al suelo.
Susana Díaz. Tenía la hoja de ruta, esa expresión que tanto gusta de utilizar, tan escrita con antelación que no midió el paso llegada la hora y, por segunda vez, erró en el intento, lo cual deja muy en evidencia tanto su impulso desmedido en ambición orgánica como el asesoramiento de un equipo externo que no está sabiendo manejar con la habilidad que requiere esta cirugía fina y, claro, redunda en la mala imagen que proyecta cada vez en mayor grado –sobre un ring, el que amaga mucho y no da termina en la lona noqueado-. Díaz quería congreso en marzo, dimisión de Sánchez, hacerse con la secretaria general y mantenerse en la presidencia de la Junta para ser candidata en las próximas elecciones, posiblemente a celebrar dentro de no más de dos años y hacerlo con contrincantes como Iglesias, Rivera y, preferiblemente, Rajoy, aunque lo razonable es que para entonces el relevo ya se hubiera producido hacia Soraya Sánchez de Santa María. Pero Díaz ha medido mal porque el resultado de Sánchez, aún siendo malo, tampoco ha sido para irse al día siguiente y porque este no se irá sin dar la batalla e intentará quemar todos los cartuchos para ser presidente, pese a que los números le dicen lo contrario. Sabe que o lo es o difícil lo tiene para aguantar de en pie en el próximo congreso y eso también lo palpa Díaz, que replegada de nuevo espera mejor oportunidad para volver al ataque; hasta entonces, pone líneas rojas, otra frase muy de su gusto, esas que sabe que ni el PSOE debe traspasar ni Podemos está por cruzar.
Otro asunto será cómo Sánchez le devuelve a Susana Díaz la afrenta y si hasta la fecha ha evitado hacerse con poderes de Despeñaperros para abajo, o al menos a alimentarlos, ahora opina lo contrario y llegan ecos para reunir fuerzas en Andalucía que se enfrenten al poder del susanismo. Lo que viene siendo activar el ejército de los cabreados, de los alejados de los círculos de poder, que en el PSOE siempre han sumado un porcentaje nutrido y que en Andalucía se despereza tras demasiado tiempo en letargo.
Gürtel. Empieza a ser sospechoso, indignante y muy inquietante la instrucción que el señor juez De la Mata realiza con la pieza separada del caso Gürtel referente a la celebración de Fitur en 2004 de Jerez ante las numerosas contradicciones y las sospechosas vinculaciones personales y políticas, dicho con el mayor respeto e idéntica imparcialidad que usa su señoría para estropearle la vida a personas que nada tienen que ver con este asunto. Con errores no corregidos como que Pelayo, que tiene decidido abandonar su acta de concejal y dedicarse al Congreso si este se constituye y reza para que no haya nuevas elecciones porque igual se le complicaría repetir en las listas, firmó los contratos cuando la defensa acredita que fueron firmados por el Teniente de Alcalde, Bernardo Villar, a quien ni tan siquiera cita a declarar, la nula referencia al que fuera director del área de Turismo, Antonio Gómez, fallecido hace años, o la insistencia en vincular a una empresa como Teleanuncio SL con la trama cuando los responsables de la misma nada tienen que ver con las empresas de Correa y no están imputados en ningún proceso; pero raya el absurdo cuando además solicita siete años de prisión y una fianza que alcanza hasta los 96.000 euros para técnicos que formularon en su día informes determinantes para la investigación de los hechos y que a fecha de hoy ni tan siquiera han visto atendido el recurso que para su defensa presentaron en fecha. Si a pesar de informar correctamente puedes ser condenado por supuestos indicios, es para echarse a temblar, pero lo grave es que independientemente de que sean al final absueltos, como por lógica no puede ser de otro modo, pagan al ser sospechosos, suman el temor diario de ser condenados, la pena del banquillo y las noches de insomnio.
Al margen, la parálisis institucional que todo esto provoca porque si un informe escrupuloso y correcto no detiene a un juez y, por indicios, capricho o como método de presión para cazar una pieza mayor, amenaza con cárcel a quien no lo merece, ¿quién se atreverá a partir de ahora a usar un bolígrafo para firmar un expediente? La sospecha de la politización de la vida judicial siempre ha existido y aunque nadie duda de que su denuncia puede ser interesada porque la usan todos, veladamente, según les convenga, tal vez sea algo más que un mito; hay instrucciones como esta que ponen a todos de acuerdo en eso porque es errónea, injusta y parcial.
Andalucía por Sí. El 28-F saldrá a la luz el manifiesto firmado por diversas personalidades, intelectuales y sociales de la vida andaluza en defensa de una plataforma política bajo, en principio, este nombre, de carácter nacionalista, republicana y de izquierdas. “Andalucía por sí, para España y la Humanidad” es la inscripción que aparece bajo la figura del joven Hércules y los dos leones en el escudo de la comunidad. Tras el manifiesto, se esperan adhesiones de grupos, formaciones políticas y colectivos de cara a una posible asamblea constituyente prevista para primavera, tras lo cual pasará a formalizarse como partido político de cara a afrontar próximos comicios electorales y ocupar ese espacio nacionalista hueco desde la disolución del PA.
En resumen, atasco monumental en la nacional en este inicio de año. Será que es tiempo de detenerse para, tal vez, avanzar más deprisa después, ante lo cual habrá que confiar en la capacidad de adaptación del ser humano a la hora de aprender que de los atolladeros se sale mejor en fila india que todos empujando a la vez, poniéndole sensatez, cediendo el paso con paciencia cuando corresponda, no insultando al vecino y respetando el espacio de todos porque la libertad de cada uno acaba donde empieza la del vecino, señalando al que se cuela y cortándole el paso, no deseando la muerte del de enfrente para ganar metros…; teniendo calma y respeto porque, en definitiva, todo el mundo quiere lo mismo y es avanzar para llegar a destino.