“Desde que murió Aristóteles, los griegos no han dado un palo al agua”. Eduardo Mendoza, escritor.
Opinar sobre la política internacional es de intrépido aventurero. Pero esta ha sido la semana de la crisis en Grecia, ese país de islas, yogures e historia hecha ruinas que ha pulsado a Europa y que, de pronto, se ha convertido en el centro del debate político de buena parte del planeta; el referéndum ganado por Tsipras ha resultado como una especie de brindis al sol porque, al final, todo indica que pactará el tercer rescate para evitar la bancarrota aceptando buena parte del plan europeo, como era de esperar. Pregunta al margen es hasta qué punto usted, ciudadano europeo, está dispuesto a seguir prestando dinero de su bolsillo a sus vecinos griegos, pongamos cincuenta euritos. O cien. ¿Lo está? Eso mismo piensan los alemanes, que no. Aunque tampoco nos lo quieren prestar a nosotros visto lo visto durante la última década.
Baile. Celebrados la mayor parte de los plenos de organización tras casi un mes después de la constitución de los mismos, quedan por dilucidar tanto el de Diputación, para repartir competencias, como los de ayuntamientos importantes como Cádiz o Jerez. A Kichi se lo tiraron en ocho minutos, que no son ni los que ha empleado en visitar todas las empresas municipales que quiere finiquitar, empezado por gerentes que a la espera están de recibir limpio corte. Lo mismo sucede en El Puerto, donde el tripartito ha comenzado por el consejo de Apemsa, la empresa del agua que aceptó capital privado el pasado año y a la que gustaría municipalizar sin que, ante la pretensión, medie un estudio económico de lo que costaría rescatar el servicio más el lucro cesante. Se antoja imposible de soportar para unas arcas municipales que hace bien poco vendieron el cincuenta por ciento de la sociedad ante la asfixia económica que padecía y, claro está, el dinero se gastó volando. En Impulsa habrá cambio de gerente y, de hecho, ya le ha sido notificada su no continuidad al actual, Cayetano Gómez, y este, presto, pretende retornar a su plaza en el ayuntamiento de Jerez, de donde salió hace unos años para sustituir a Pepe Gijón. Nada es para siempre.
Como no lo es en Jerez. Se espera que para mediados de semana se celebre el pleno de organización, todo si se produce, como es de esperar, el acuerdo con Ganemos, que pide se cumpla el compromiso que pactaron para la investidura de Mamen Sánchez. Que se ha bajado el sueldo a 60 mil, pero que igual no es suficiente. En Jerez el baile de dentro es monumental, los técnicos han reaparecido tras una legislatura apartados del escenario principal de gestión y ahora son claves, lo cual alegra a algunos, desconcierta a otros, disgusta a quienes se han visto apartados. Parecido a lo que pasó hace cuatro años, pero al revés. Nada es para siempre, corean todos. Por cierto, algún contrato de destacado gerente de empresa municipal está causando furor entre pasillos; no solo por esta razón podría ser destituido.
¿El PP? Tanto en Jerez como en otros sitios viene a ser como un ejército atrincherado, en silencio, con las carabinas cargadas, bayonetas afiladas, cabreado por haber sido desalojado, esperando que alguien de la orden de ataque, dudando también, según el caso, si mantener posiciones o desertar. Pero aún en la oposición son más numerosos, conocen bien la ladera porque vivieron en ella durante años y no tienen otra cosa que hacer que marcar la agenda informativa diaria, usar las redes sociales, difundir situaciones del adversario, hacer política de oposición para desestabilizar al gobierno. Lo suyo. Y cuatro años por delante esperando que la cosa reviente, que los pactos se debiliten, que la economía hunda la nave, que se produzcan huelgas en concesionarias por impagos y el clima se haga insoportable. Va a ser una legislatura larga y dura, como la vida misma. Sospechan que nada es para siempre.
Bag in box. Hago un aparte porque me enciende el asunto. Anda el consejo regulador del Jerez de bronca con algunos manzanilleros de Sanlúcar a cuentas del formato denominado bag in box, que es la bolsa opaca dentro de una caja de cartón con un grifo para vender vino y que tanto éxito está teniendo en Sanlúcar, en formatos de tres y cinco litros. Venden a raudales bodegas como Sánchez Ayala, su excelente Gabriela, o Argüeso, su exquisita Viruta. Al ser un formato no permitido, está prohibido usar en él la denominación de origen pese a que lo que lleva dentro es vino del marco, manzanilla en concreto, y de la buena. Dicen que este formato atenta el prestigio del vino, que solo debe comercializarse en cristal. Y lo dicen quienes llevan años gestionando la denominación con esperpénticos resultados en ventas. Los vinos del marco de Jerez son excelentes todos, la gestión de ventas que históricamente se ha hecho de la denominación es soberanamente lamentable, y negar un formato de éxito cuando lo que se trata es de vender es tan ridículo como el pretencioso elitismo que demuestran algunos. Lo que hay que hacer es regularlo y hacerlo bien, no ponerle trabas a todo solo para ejercer el mando. El bag in box causa furor en países nórdicos desarrollados como Dinamarca, Holanda o Suecia, donde es probable hallar con este formato un nicho de mercado que hoy no existe. ¿Nada es para siempre?
Mendoza. Casi a rastras llegamos a este mediado de julio tras uno de los semestres políticos más intensos de los últimos años y uno, humano que es al menos a tiempo parcial, sopesa la actualidad con la idea de perderse a los pies de su duna dorada, como cada año. Con todos los libros que no he podido leer y con algunos por releer, que es un placer que con los años aumenta. Por ejemplo a Eduardo Mendoza, mi escritor de cabecera de hoy; Sin noticias de Gurb, El misterio de la cripta embrujada, La aventura del tocador de señora, La verdad sobre el caso Savolta… Geniales. Hay algo que sí es para siempre y son los libros. Los de hoy y los de ayer. Por mucho que la tecnología y el mundo pantallas avance, el placer del silencio contenido cuando abres uno, hueles ese papel impreso con ligero tono marfil, y lees o relees algo bien escrito no se puede condensar en una aplicación para móviles. Lo esencialmente maravilloso sigue estando en cosas muy sencillas.
Bomarzo