La política es cuestión de números. Al margen de siglas e ideas, la primera conclusión tras días tensos e intensos de negociación es que, pese a lo infinitamente repetido por el gremio sobre haber “entendido” el mensaje de las urnas, todo sigue igual: lo que importa es la táctica partidista por encima de todo, sumar poder. Claro que tripartitos o cuatripartitos son democráticos, tanto como propiciar investiduras sin entrar en gobiernos o con acuerdos de gobernabilidad, pero resulta inquietante el poco valor a la palabra dada cuando lo que se impone es la aritmética y no la coincidencia de programas. Nada nuevo. Tal vez resulte que el orden llegue a partir del caos y, desde ahí, desde los escombros, nazca la necesaria reforma de la Ley electoral que reordene el territorio y evite situaciones imposibles. Por partes.
La Junta. El PSOE, tal y como desde siempre quiso, logró sumar mayoría gracias a un voto que proviene del PP como es el de Ciudadanos, con lo cual evita a radicales y alejarse de esa masa de voto que está en el centro y sin la cual es imposible ser un partido mayor. Rivera aceptó la palabra cuando antes solo era posible con el acta de Chaves y Griñán, además de un documento inconcreto que no establece plazos ni fechas, de esos que el PSOE firma diez al minuto cuando quiere algo, lo sabe bien IU. Un brindis al sol. Además, Díaz no ha necesitado al PP, de hecho la reunión del lunes con Moreno Bonilla fue un paripé, tenso, de apenas media hora, donde hablaron de cuatro puntos y llegados al quinto, el de la lista más votada, le frenó en seco y le mandó a casa porque ya lo tenía hecho. Este es un pacto cómodo para el PSOE, que sonríe ante quienes anuncian una legislatura corta, de no más de un año, mientras palmea la espalda a Juan Marín, le pellizca cariñoso el cachete y el sanluqueño, sobrepasado, agradece sonriente tanto afecto espontáneo. Porque el amor es bonito. Por 56 votos a favor y 51 en contra, el Parlamento, tras cuatro intentos, invistió presidenta a Susana Díaz, que brindó el abrazo más agradecido a su fiel y gran hacedor de acuerdos Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE-A. Ser investida presidenta era de justicia por cuanto ganó con margen y nadie más presentó candidatura; eso sí, Rivera debió ahorrarse la posterior lección de ética política.
La política de pactos ha derivado en la debacle absoluta del PP, desalojado de casi todos los territorios conquistados hace solo cuatro años y mostrando una absoluta ineficacia orgánica. Sevilla, Huelva, Córdoba, Marbella, Almería y puede que incluso Jaén y Granada. En Cádiz, tacita, el PSOE ha querido instalar a Kichi para disolver en desbandada al PP, primero, en la idea de más tarde acudir al rescate de un gobierno que se presume loco, susurran bajito. No habrá acuerdos de PSOE e IU en muchos sitios, como Chiclana (PSOE), Sanlúcar (PSOE) o, parece, Chipiona (PP), donde se formarán gobiernos en minoría, mientras que en Rota pactarán mayoría con IU. El Puerto tendrá tripartido entre PSOE, que ha cedido mucho en el reparto de áreas con tal de mantener la alcaldía e Impulsa, Levantemos e IU, mientras que en Puerto Real Sí se Puede arrebatará al PA alcaldía con el apoyo de Equo. En San Fernando, PSOE y PA cierran acuerdo sin mayoría, imposible de otro color ante la postura de Ciudadanos. Tarifa es para el PP con el respaldo sin gobierno de PA, que gobernará en Barbate y Los Barrios en minoría, además negocia su entrada en Diputación y en las mancomunidades del Campo de Gibraltar y La Janda. La Línea cerró pacto de los 100X100 con PP y desaloja al PSOE, mientras que en Arcos lo hará el PSOE en minoría. Además de poblaciones más pequeñas y mayorías absolutas con gobiernos, por tanto, resueltos, solo quedaría Jerez, el más complicado de todos: PSOE, IU y Ganemos se han pasado la semana negociando. Ganemos solo ha querido apoyar investidura, IU entraba si era en tripartito, mientras que el PSOE siempre quiso gobernar, con mayoría, con nueve o con siete. Al final se logró un acuerdo de investidura y de gobernabilidad pero para que Sánchez gobierne en minoría con siete concejales, que tendrán a nada menos que veinte en la oposición. Va a ser muy duro y advertida está.
Tiene premio. De todos es sabido que el AVE puede ser perjudicial si el viajero usa el móvil para conversaciones delicadas porque, por mucho que se tape la boca o suavice el tono y debido al silencio de la sala, cualquier antena humana cercana puede interceptar aunque, distraído, aparente ver la película, auriculares puestos, o dormir. En el de vuelta de Madrid del pasado miércoles diez a las seis de la tarde, llegada a Santa Justa a las ocho y treinta, regresaban juntos desde el Senado, en Preferente y se sabe por el cuero marrón de los sillones que aparecen en la foto, José Antonio Griñán y Juan Cornejo. Este último, devolviendo las mil llamadas que tendría acumuladas durante la mañana en medio de una semana decisiva para la conformación de Junta y Ayuntamientos: “Lo de Sevilla está hecho, pero en Granada hay dificultades porque Ciudadanos no entra y en Jerez estamos pendientes de Podemos…”, relataba el gaditano, nacido en Medina, a no se sabe quién. De pronto, cambia el tercio y comienza a apremiar al del otro lado del teléfono ante la necesidad de que las provincias se vuelquen para conseguir el cinco por ciento de los avales necesarios y, para ello, le indica que se pueden recoger por internet, avales on line, y que así es más fácil y más rápido –a través de www.mipsoe.es-. ¿Avales?
Hasta el 16 de junio tienen de fecha los candidatos a las primarias abiertas del PSOE para la presidencia del Gobierno, para lo cual han de presentar 9.700 avales –el cinco por ciento de la militancia-. Pedro Sánchez era, hasta hace poco, el único aspirante, pero de pronto apareció en Sevilla un joven abogado, con bufete propio, llamado Sergio Cebolla, tiene premio, nacido en 1978 en Cádiz y amigo, dicen, de Griñán, a hacerle la competencia -a última hora se ha sumado el canario Pedro Antonio Ibáñez-. Pero Cebolla, tiene premio, podría entenderse como el posible candidato que desde Andalucía distorsione el proceso y debilite a Sánchez, al menos para que este no sea designado por aclamación. Para lograr ese número de avales, pregunten a Planas, Cebolla, premio, necesitaría apoyos y más tratándose de un completo desconocido y lo sabe, tanto como quienes, quizás, le hayan animado en la arriesgada idea. Quizás, por contra, Cornejo solo pretenda que el proceso sea libre, sin presiones, como suele ser lo habitual…
Al final. Para muchos, fin. The end. Unos vienen, otros se van. Políticos, jefes de gabinete, periodistas, cargos de confianza, asesores… A muchos les cambiará la vida, incluso para bien. Ciclos de cuatro años. Pero al final, hay que tener en cuenta que las obras quedan y las gentes se van; otros que vienen las continuarán. La vida sigue igual.
Bomarzo